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Sobre red criminal de periodistas hondureños

Tegucigalpa, Honduras. Entre policías se considera que los pioneros de la extorsión en Honduras fueron  periodistas y no los pandilleros; pero es casi un secreto de Estado. Esa información,  sólo se transmite oralmente entre policías, nadie se atreve a plantearlo.

Muchos de los pioneros del chantaje en Honduras, mandaban a traer “maletas llenas de dinero” en décadas pasadas, según el testimonio de los periodistas que iban por las maletas. Esos mismos periodistas chantajistas ahora “navegan con bandera” de honorables, ahora llaman a la cordura, a la paz, profesionalismo, objetividad e imparcialidad y etiquetan como «vandalismo» las manifestaciones de la clase popular y de personas defensoras de derechos humanos.

Pero ocurre que su imparcialidad casi siempre es a favor del poder porque en Honduras, hay periodistas que se han enriquecido por sus compromisos con el poder y con la política partidista.

En general, su modus operandi es divulgar información, denuncias de irregularidades, aumentar la intensidad al mismo tiempo que piden dinero y callan cuando lo logran; otros obtienen información y mandan avisos a los implicados a cambio de guardar silencio, los menos duchos simplemente tramitan cheques en instituciones del Estado a cambio de publicidad que nunca es transmitida.

Muchos de los periodistas hondureños –de acuerdo con investigaciones policiales- fueron ejecutados por querer extorsionar a narcotraficantes. Esto también permanece oculto.

Un periodista hondureño fue condenado en Honduras por lavado de activos, proveniente del escándalo de corrupción del Instituto Hondureño de Seguridad Social que salpicó al gobierno que está en el poder.

Otro modo de operar, es que hay un periodista que se convierte en el filtro para definir cuánto dinero pagar y construye una red criminal de periodistas que reciben fondos sin control por parte del Estado.

Después del Golpe de Estado de 2009, las operaciones periodísticas se han consolidado en función de enriquecer y proteger a periodistas que se parcializaron con el golpe de Estado bajo el manto de la imparcialidad y el equilibrio y hoy, defienden la dictadura que está por instalarse.

Por otra parte, están los periodistas que aunque tienen criterios de honestidad, ética y técnica periodística, son obligados a subsistir de la publicidad oficial como premio y castigo ante la inseguridad social en Honduras;  están los que siguen la línea de pensamiento de los dueños de los medios de comunicación que negocian directamente con el poder, recientemente las corporaciones mediáticas de Honduras negociaron la exoneración de impuestos a cambio de publicidad para el Estado y, del otro lado, están los periodistas que tienen a su familia empleada en el Estado o que ellos mismos son periodistas y funcionarios, pero que también se hacen pasar como activistas de sociedad civil.

En los últimos días, entre periodistas se comenta que “está buena la cosa”, “que les ha ido bien” porque las “coimas”, “mordidas”, “machacas” (Sobornos) por parte de partidos políticos de maletín y del Tribunal Suprema Electoral (TSE) aumentaron sin que haya rendición de cuentas.

Conocer la realidad del periodismo hondureño es necesario para explicarse sus discursos, narrativas, construcciones lingüísticas y semánticas durante la cobertura del presente proceso electoral.

En Honduras, hay periodistas que forjan sus fortunas basadas en la impunidad.

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