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Estados Unidos y el asesinato de Guadalupe Carney

23 de diciembre, 2017

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Tegucigalpa, Honduras. El informe en Búsqueda de la verdad que se nos oculta” del excomisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras, Leo Valladares, revela documentos que evidencian el  apoyo militar de Estados Unidos a fuerzas militares hondureñas en la década de los 80 y el calvario para conocer la verdad sobre desapariciones como la del sacerdote Guadalupe Carney.

El Caso Carney :

El sacerdote estadounidense, James Francis Carney; sobre el cual el Gobierno de los Estados Unidos, ha desclasificado más información que sobre cualquier otro…Amado por muchos campesinos y trabajadores, y odiado por algunos de los más poderosos hombres de Honduras, el Padre Carney fue una figura pública, de valor en el país por casi dos décadas.

En julio de 1983, al pasar la frontera de Nicaragua a Honduras, el Padre Carney renunció a la Compañía de Jesús y decidió acompañar como capellán a un pequeño grupo de guerrilleros del Partido Revolucionario de Trabajadores Centroamericanos (PRTC), dirigido por el doctor, José María Reyes Mata.

El Padre Carney desapareció a mediados del mes de septiembre de 1983.  El Padre Carney sirvió como capellán a un grupo de aproximadamente cien personas, entre hombres y mujeres, pertenecientes al Partido de Trabajadores Revolucionarios de Centro América (PTRC), quienes atravesaron a pie la frontera de Nicaragua hacia Honduras, aproximadamente el 19 de julio 1983.

La presencia de Carney en este grupo fue confirmada en las notas del diario del líder del grupo, Dr. José María Reyes Mata, quien narra el viaje de los guerrilleros a una región montañosa de Honduras. Cuando Reyes Mata fue ejecutado por los soldados hondureños, su diario fue recuperado, aunque algunas páginas faltaban.

Pasajes de documentos estadounidenses, anteriormente secretos, proporcionan una respuesta parcial a las interrogantes claves referentes al destino de las guerrillas del PRTC entre ellas:

El 1 de agosto de 1983, dos guerrilleros del PRTC desertaron cerca del pueblo de Catacamas, y se entregaron al ejército hondureño. De acuerdo a un telegrama desclasificado del Departamento de Estado:

«Cuando el GOH (Gobierno de Honduras) por primera vez se dio cuenta de la presencia de este grupo guerrillero en el país fue por la llegada de algunos desertores a Catacamas el 1 de agosto. Ellos compartieron información con la oficina del Agregado de Defensa de los Estados Unidos. La oficina del Agregado de Defensa de los Estados Unidos no tenía información sobre la presencia de este grupo en Honduras, con anterioridad a esta fecha.»6

Inmediatamente después de la aparición de los desertores, los militares hondureños montaron la «Operación Patuca» en Olancho, con el objeto de localizar, capturar y eliminar a los guerrilleros del PRTC.

Las fuerzas especiales del ejército hondureño de la «Operación Patuca» llegaron a Nueva Palestina, Olancho, y establecieron su cuartel e iniciaron su misión de contrainsurgencia el 4 de agosto de 1983. Al día siguiente, un grupo de Rangers del Fort Lewis, Estado de Washington (unidad militar especializada del Ejército de los Estados Unidos), descendieron en paracaídas en Olancho. Ellos permanecieron ahí hasta el 16 de agosto, participando en lo que el Pentágono denominó una «operación simulada de contra insurgencia» con las fuerzas hondureñas. Todo esto fue parte de los ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Honduras, los que fueron descritos como sigue en un informe desclasificado de las investigaciones del Sub Comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos:

«Big Pine II» (Ahuas Tara II), operación que duró desde agosto de 1983 a febrero de 1984. Este ejercicio, en el cual participaron cerca de 6 mil soldados estadounidenses, del Ejército, Fuerza Naval, la Marina y el personal de la Fuerza Aérea , en una maniobra por tierra y mar. Incluyó un aterrizaje anfibio a través de una unidad marina anfibia en la costa norte, un ejercicio de entrenamiento combinado de fuerzas de unidades hondureñas y fuerzas especiales del Ejército de los Estados Unidos en un ejercicio de contrainsurgencia en una remota área de Honduras, y un ejercicio combinado de la división de artillería de la 101 División aéreo transportado y el Ejército de Honduras.»

Mientras duró la «Operación Patuca», un importante número de miembros de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos estuvo presente en Honduras.

Informes estadounidenses de la «Operación Patuca»

Documentos desclasificados de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) indican que el monitoreo de la «Operación Patuca» fue observado de cerca. La DIA en un detallado informe de inteligencia, recogió información sobre el grupo del PRTC y sobre su modus operandi.

Documentos desclasificados indican que es probable que interrogadores del Batallón de Inteligencia Militar 3-16 (MIB), conocido más comúnmente como Batallón 3-16, participaron en la «Operación Patuca». Un documento desclasificado del Pentágono describió la organización y las funciones de este Batallón de Inteligencia Militar 3-16 y señaló: «Que el Batallón de Inteligencia Militar tiene acceso a una gran cantidad de información y tienen la responsabilidad adicional de apoyar al batallón de las Fuerzas Especiales y a Los Cobras. El escuadrón de operaciones especiales actúa como coordinador en todo lo que se requiera apoyo, tal como comunicaciones, inteligencia, planificación, programación y puede proveer personal si fuere necesario. Además el MIB Batallón de Inteligencia Militar ahora parece ser la primera agencia para interrogar a los subversivos capturados o detenidos.»

Otros documentos indican una participación estadounidense mucho más directa en la operación. En una carta a la familia Carney del 7 de diciembre de 1983, el Departamento de Estado declaró que:

«Durante la operación de militares hondureños contra los guerrilleros, el Agregado de Defensa estadounidense asistió a la interrogación de los guerrilleros. Este es un aspecto normal de una relación de compartir inteligencia militar tal como actualmente existe entre Estados Unidos y Honduras. El Agregado de Defensa estadounidense no recuerda haber oído que un ciudadano estadounidense fuera parte del grupo guerrillero.»

Parece que personal estadounidense asistió también con operaciones sicológicas destinadas a la población civil en la región donde el grupo PRTC estaba operando. Un informe de inteligencia indica que dos desertores guerrilleros fueron filmados declarando que:

«El 25 de agosto, Sánchez y Colindres hicieron una grabación en el estudio de Relaciones Públicas de las Fuerzas Armadas, llamando a sus compañeros a rendirse. El mensaje fue copiado y enviado a Olancho donde fue puesto al aire desde vehículos y una CESSNA 85 de la FAH (Fuerza Aérea Hodureña), equipado con un amplificador y altoparlantes.»

«El 16 de agosto los diarios locales comenzaron a informar sobre la «Operación Olancho». El 19 de agosto, algunos de los detenidos informaron que … había otro sacerdote católico conocido como «Mario» en el grupo.. . el diario informó que los servicios de inteligencia habían identificado a este otro sacerdote como «Padre Guadalupe» (SIC) (El Heraldo)… la siguiente referencia al sacerdote(s) en el grupo salió el 10 de septiembre (La Prensa, El Heraldo) repitiendo algo de lo ya mencionado, agregando que el «Padre Guadalupe» era canadiense de acuerdo con los guerrilleros. El 15 de septiembre La Tribuna informaba en un artículo página 12 sobre la aparente captura de Rey es Mata y del escape del USC ( ciudadano estadounidense Carney) como había sido mencionado en el informe a la familia. …aún en la conferencia de prensa del 19 de septiembre al «Padre Guadalupe» no se le mencionó como USC…. el equipo de la embajada no hizo vinculación entre sacerdote cita «Padre Guadalupe» termina cita, y USC, hasta que los artículos de septiembre fueron publicados. Nosotros no notamos referencia en el artículo del 15 de septiembre de La Tribuna, sino después de algún tiempo de la publicación. El artículo que mencionó a Carney se encuentra en la página 12 y la referencia a Carney estaba escondida en el último párrafo. Miembros de la embajada, recordaron su expulsión de Honduras en 1979, y se dieron cuenta inmediatamente de la posibilidad de la ciudadanía estadounidense al publicarse en el periódico, el 20 de septiembre, y desde este momento la embajada em pezó a monitorear la situación desde la perspectiva de un posible involucramiento de un USC. El Agregado de Defensa, no recuerda haber oído del involucramiento de un USC en la interrogación de los guerrilleros detenidos anteriormente a esa fecha. Por esto debería estar claro que la embajada no inició acción alguna antes del 20 de septiembre”.

Lea también: La CIA en Honduras y el testimonio de Florencio Caballero

 

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