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¿Colonialismo a lo hondureño?

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Carlos Méndez   

La mayoría del pueblo hondureño, es mejor decir, la población analfabeta en todos los niveles del conocimiento,  ignora   el poder hegemónico y humillante que Estados Unidos tiene sobre el Estado hondureño y que le  permite su  control y manipulación  en  lo económico, ideológico, socio político y culturalmente.

Esta suerte de dominación se inició con su Doctrina Monroe, en  1823, en donde al mejor estilo de bandoleros con garrote y sin él, se auto definieron por “designios de Dios”, pero más por el Diablo y más tarde que temprano, por  las mega compañías transnacionales capitalistas, en los dueños de la vida y obra de los países del tercer mundo como el nuestro, con la cooperación lacayuna de los grupos de poder económico fáctico a nivel nacional, los tres poderes del Estado y el sistema de partidos políticos tradicionales creados por ellos.

En el caso de la Hibueras de hoy, paraíso incólume de la impunidad y la corrupción,  el amo del norte, para imponerse como dueño del mundo, ha recurrido a  todo, para apropiarse de estos países. Eso incluye las  invasiones armadas, con sus famosos marines, cuando percibían o perciben  que sus intereses económicos están en juego.  Y por eso, ponían, quitaban y quitan presidentes como cambiarse un calcetín; por las buenas o por las malas. Con ese fin, tan solo en el primer lustro de los años 20 del siglo pasado,  observe Ud., Honduras fue invadida militarmente durante siete veces, por tropas estadounidenses.   Más tarde,  nos  recetaron los expedientes de los golpes de Estado preparados desde el Pentágono y la Escuela de Las Américas en Panamá, ejecutados con el pulso de un carnicero por gorilas militares represivos y corruptos. Para ponerle un toque de elegancia  a su  prepotencia al estilo de la  Roma imperial, a manera de ensayo, articulan en pleno siglo XXI, el golpe de Estado  en contra del liberal  Manuel Zelaya Rosales, cocinado por el Departamento de Estado, CIA,  la ultraderecha local y latinoamericana y más reciente, los fraudes electrónicos electorales legitimados por la OEA .

Los ensayos intervencionistas de los últimos veinte años en Honduras, debe exigirnos una reflexión  profunda acerca del rostro neoliberal en una “hipotética” fase colonialista, de “servidumbre” o la era superior en sentido cualitativo del capitalismo global  como lo llama el colombiano Francisco Puello Socarrás en sus “8 tesis acerca delneoliberalismo”.

La larga historia de concesiones bananeras en Honduras y  las  concesiones mineras y recursos hídricos,  puestos como baratijas ahora,  en manos de compañías transnacionales, obliga a repensar no solo en el modelo neo liberal, como su modalidad extractivo intervencionista cuasi colonial, sino,  cómo, una clase  poderosa con sus políticos apátridas y sin escrúpulos, entrega los  bienes públicos y el territorio a pedazos.

Y por si tenemos  alguna  preocupación sobre supuestos colonialismos a lo  hondureño, hay que mencionar que, entre 2012 y 2013, el Congreso Nacional teniendo como presidente de dicho poder del Estado al señor Juan Orlando Hernández, reformaron la Constitución impunemente, para dar lugar a la ley de creación de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (Zedes), luego que en 2011, la Corte Suprema de Justicia declarara inconstitucional la iniciativa de marras impuesta a como diese lugar, por el partido Nacional.  Para las Zedes  o ciudades modelos  ya  están predefinidas por el presente gobierno ilegal y fraudulento, 16 regiones, iniciando por Amapala hasta abarcar territorios garífunas en la costa Atlántica que serán entregados a las transnacionales a cambio de baratijas y que nos recuerda a los conquistadores españoles genocidas cuando invadieron este hemisferio, solo que ahora con una  técnica aparentemente “suavetona” para que no duela mucho, según sus eximios parteros.

Tanto expertos nacionales como internacionales insisten que las ciudades modelos, así como está escrito en las reformas constitucionales, serán zonas autónomas e   independientes con su propio gobierno, y que serán un Estado dentro de otro Estado,  lo que asusta, porque estamos viendo “un país que renuncia voluntariamente a su soberanía” según lo expresa  Pablo Cumes, experto internacional. Fernando García, hondureño, otro estudioso del tema afirma que el empleo para más de 600 mil personas, es la farsa del siglo porque estas ciudades requerirán mano de obra cualificada que no existe en Honduras conformando eso sí,  una  población laboral criolla pero para trabajos  secundarios de remiendo y  por hora, en el mejor estilo cachureco.

Maribel Espinoza, experta en temas de la Constitución de Honduras nos explica también, que “si no se hace la estructura legal correcta, Honduras hasta podría perder su salida al mar, como Bolivia porque  la autonomía  de esta ciudades permitiría que algunos invaliden la autoridad de cualquier gobierno que pudiésemos tener en la Honduras de “aquí y de allá”. En conclusión, este proyecto ensayo en Honduras es de largo aliento y alcance por lo que, no cabe la menor duda que Juan Orlando H, impuesto con descaro  por Estados Unidos, es un proyecto que podría mantener al “Presidente” impostor por largo tiempo. El que necesiten, de lo que se infiere,  que todos “ustedes-nosotros”, estamos  re jodidos macabramente por gracia del Diablo y los Estados Unidos, a menos que una revolución universal, nos redima.   A ver: ¿Y Ud. qué piensa?

 

 

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