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Mamá, venga a partir su pastelito

Por Allan Mc Donald

Tegucigalpa, Honduras (Reporteros de Investigación). Este domingo he despertado a media madrugada pensando en un pájaro de feria que picotea para sacar papelitos de la suerte y descubrí que esa es la vida.

Entonces fui a tu cuarto y supe que no estás. Salí a la calle a buscar el aire, la brisa infeliz de tus pasos cansados y no te encontré. Crucé todo el jardín, miré por encima del tapial, busqué en el césped alguna huella gastada… algo…

En donde estará mi mamá.

Será cierto aquel 10 de junio en que caminaste de espaldas para otro lugar, será verdad la eternidad, será verdad el azul cielo, será verdad el adiós, donde estarás ya a estas horas de la mañana en que escribo, estarás como siempre, detrás de mí, mirando mis manos que dibujan y mis dedos que teclean. O estarás ocupada recogiendo mi ropa sucia, mis camisas desplegadas y vos con tus manos doblándolas en el silencio de sentirte útil, porque ya a tus años te decía yo que te sentaras a descansar, que leyeras un libro, que acá están tus lentes para tus ojos que no reposaban viéndome crecer cuando yo era niño.
Donde estarás a esta hora.

Cosiéndome un botón de la camisa que más uso, buscando los pares de calcetines perdidos bajo la cama, remendando una sabana con tiritas de colores, o de rodillas orando por mi piel curtida del sol que desde niño vos me protegías con lo que fuera para que no se cayera a pedazos. Dónde estarás mamá, será cierto como dicen que estás acá, presente en algún lugar, o estarás en el cuarto, tratando de descifrar mis angustias para echártelas en el hueco de tu alma, para que te duelan a vos y no a mí, estarás buscando entre los pantalones abandonados un par de pesos para comprarme avena, o con tus manos tristes sin color estarás raspando el polvo de mis libros que tanto cuidabas, estarás acá, en alguna parte recogiendo los dibujos en miles de papeles volando sobre el piso, o me estarás vigilando por la ventana mientras camino y tus ojos me siguen para estar atenta si tropiezo y vos salir corriendo a levantarme…

Estarás mamá, buscando en el almanaque de Bristol la receta mágica que me quite el asma, o buscando en las repisas de los platos alguna latita de mentolina para ponérmela en el pecho, o tu fabuloso té de eucalipto para servirla en mi mesa, y vos sin irte hasta que de un solo trago me lo tome, yo sé que no te vas hasta que me lo tome… Pero no te veo.

Dónde está tu voz, esa suave voz que me decía mi sobrenombre y jamás en mi vida escuché que pronunciaras mi melancólico nombre de cinco letras. Vaya mamá, no te escondás, Salí de allí, vení que ya tenemos que partir el pastel, mirá que es de café, tiene tu nombre y una flor dibujada con ese merengue encolochado, venite, mira que por tener tu nombre se paga más, no lo desperdiciés, vení, vamos a comprar jugo de naranja, y flores allá en el mercado San Miguel, pero salí de allí, voy a contar hasta cien, no, mejor hasta veinte…

Mamá… mamá acordate de cuando me perdí en la playa de Puerto Cortés, yo tenía 5 añitos y mirá lo que son las cosas, yo estaba en lo alto de una escalera de salvavidas viéndote a vos como loca en medio de aquel gentillal buscándome desesperadamente, arrancabas las casas de campañas y la arena, y te vi rendida tirada en medio de una rueda de muchedumbre volcada y vos destrozada, abatida te abandonaste al destino de haberme perdido para siempre y mirá como fui yo, que con mi calzonetía azulita me fui despacito y te abracé y vos gritaste de alegría el saber que no me había tragado un tiburón… ya vez, ahora te toca a vos, aparecé, vení, salí del escondite, acá estoy mamá, sali de allí… o es que andás afuera buscando hojitas de ruda para que en un descuido mio, metérmelas en el maletín de mis lápices para tener la suerte de estar siempre vivo, estarás buscando la oración de la magnifica con sus tres clavitos y dármela cada mañana, que no la olvide nunca, o de repente estás en la cocina haciendo un puré de papas solo para complacer mi eterno afán de creer que solo eso es comida, o andarás en algunas tienda de ropita usada, comprándome alguna camisetía, algún trapo, algo que sea anaranjado que sabes que ese es mi color elegido, algo que me guste, no se mamá, no se donde estarás, a lo mejor puede ser que estás detrás de la puerta, imaginate y yo no buscarte allí, a lo mejor allí estás anotando mi número de teléfono para llamarme cada hora en que yo no esté…

Estarás allí, o decime la verdad si no es estás, hablame, decime, cantame aquella canción infantil… duerme negrito… y tu cambiabas la letra y decías:

duerme chelito…
que tu mama está
en el campo trabajando….
chelito… duerme

Donde estarás mamá, vení, vamos al patio esta noche y mostrame de nuevo, las estrellas, los 7 cabritos que decías, vení mamá, decime donde estás, no te apurés, solo decime, como cuando venía de la escuela y jugábamos a las escondidas, a la gallinita ciega y simulabas estar con los ojos cerrados detrás del palo de higos y contabas hasta cien y yo asustado me inventaba los más oscuros escondites.

Encontrame mamá, hallame, buscame y abrazame, mirá que estoy perdido.

Vení.

—— Allan McDonald —-

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