Por: Rossel Montes
La ética es un disciplina filosófica muy antigua que estudia los valores (Ética axiológica), las reglas de comportamiento y que contribuye al bien de todos. Evidentemente al hablar de ética y corrupción va implícita la defensa de los derechos humanos en un Estado de derecho, ya que un Estado de dicho tiene como cometido hacer que las leyes de todos y todas se defiendan y se cumplan. Ética y corrupción son dos polos opuestos, se excluyen, la ética desde Sócrates apela a lo bueno, a las virtudes, la corrupción a los anti valores, a lo malo.
En el siglo XX desde la resolución filosófica de Kant pasando por Husserl, Heidegger que casi nada o nada dijeron sobre ética y política, demostrando el poco interés que estos filósofos tenía por las cosas de la vida cotidiana o por la vida fáctica radical. Con Emmanuel Levinas hay u retorno, luego con Enrique Dussel hay un intento más por hacer de le ética una disciplina de primer orden, ya no supeditada a las ontológicas ni epistemologías sino que Levinas intento crear una filosofía primera, la ética como filosofía primera. Esto es porque la ética y la ontología siempre hablan de un deber ser, de un ser que conoce, el ser del debe ser. En ese sentido la preocupaciones filosofos ético en el siglo XX como Levinas, Dussel, Martin Buber, Paul Ricoeur, José Luis Aranguren y más recientemente Adela Cortina, Victoria Camps, influidas por la Ética del discurro de Jurgen Habermas y Karl Otto Apel han surgido como todas la preocupaciones éticas de todos los tiempos, a saber para dar respuesta a los anhelos de realización humana la búsqueda de una convivencia más adecuada en la comunidad.
Cada época tiene sus propios problema, hoy somos consciente de que tenemos grandes problemas, que muchas veces parecen eternos, por su alcance mundial, la globalización no solo mundializó la economía y pretende evaporar los Estado-nación sino que también mundializó los problemas que esto contrae como subdesarrollo, pobreza, ecología, violencia, racismo, falta de democracia, una inequitativa distribución de las riquezas, derechos humanos, problemas de bioética.
Enrique Dussel y la ética de la liberación tienen como presupuesto ontológico de su armazón teórico la vida como criterio de verdad, la vida es el fundamento de toda ética, ya que un sistema que oprime y hace del pobre y excluido un objeto y sujeto para explotar es un sistema que fomenta los antivalores mas pérfidos y malévolos, y destruye la vida, en ese sentido es la discusión de Dussel con Max Weber sobre el poder político como coerción, el poder político y la política debe de servir para perpetuar la vida humana que es lo verdaderamente importante a nivel histórico y biológico y hasta cósmico, por ser la vida en el planeta una rareza entre miles y millones de galaxias.
La corrupción no solo es la negación de la ética, sino de la vida misma, ya que esta misma asesina y mata, matas al ser humano, mata las instituciones, mata a la democracia al Estado de derecho. La palabra corrupción viene de Co y romper, es decir lo que fragmenta y lacera, lo que destruye, la corrupción rompe la vida pública, la asesina, en ese sentido depravan la sociedad entera envileciendo las relaciones humanas. Ahí donde debe perdurar la vida como criterio de verdad, en la corrupción perdura la muerte.
“Podríamos decir que es necesario partir de la justicia, como derecho y como virtud, para estructurar una ética pública de la cultura de la legalidad y la integridad como una respuesta eficaz de la sociedad y el Estado al fenómeno de la corrupción. No está de más citar a Sócrates, el primer adalid en la historia de la filosofía occidental en la lucha contra la corrupción: la justicia es lo más valioso, lo que perfecciona el alma y le da salud, no el poder, no la riqueza, no la fama ni el placer”
Mas que una patología inevitable como argumenta los que normalizan con sus argumentos las prácticas corruptas, la corrupción se debe al desmoronamiento de los individuos, en su interior, a la fragmentación y socavamiento y destrucción de las instituciones públicas que al verse debilitadas los corruptos tienen todo el camino abierto para destruir la vida pública.
Actualmente la corrupción tiene de rodillas a nuestra sociedad, yo lo llamo el eterno retorno de la corrupción, en otros artículos la he llamado la corrupción institucionalizada, ahora se ha agregado un condimento mas al combo, el narcotráfico. Es cierto como argumentan los marxistas, muchos dogmaticos que las causas del atraso es el capitalismo subdesarrollado y el capitalismo global, el world-system como argumentaba el sociólogo recién fallecido Emmanuel Wallerstein el cual incluyo a Dussel para la arquitectónica de su política de la liberación. La derecha y las izquierda no toleran a los que toman como adalid de combate a la corrupción, en nuestro país no es la izquierda la que enfatiza contra ella, sino es un político de centro derecha el que enfatiza el dicho problema, por cierto es el legítimo presidente electo de Honduras.
Los corruptos en Honduras jamás dejan de sorprendernos, el latrocinio cometido en esta coyuntura de la pandemia y emergencia sanitaria es increíble y no tiene precedentes en la historia; hace que cualquier gobierno corrupto del pasado haya sido un juego de niños; como el gobierno ultraneoliberal de Callejas, que es hasta estudiado en univerdades y facultades de ciencia política como ejemplo de lo que no debe ser un gobierno en un país muy pobre.
En Honduras solo un movimiento social, una vigorosa reacción de la sociedad civil y del pueblo podría detener el latrocinio cometido actualmente por los corruptos, léperos, malévolos, ladrones. Solamente el pablo sufrido puedo crear un mecanismo que contrarreste el poder de los corruptos, las familias, las comunidades, las iglesias consientes, pueden combatir el mal radical con u comportamiento ético.
Recordando estas palabras de Hannah Arendt “El mal no es nunca «radical», sólo es extremo, y carece de toda profundidad y de cualquier dimensión demoníaca. Puede crecer desmesuradamente y reducir todo el mundo a escombros precisamente porque se extiende como un hongo por la superficie”.
En nuestro país el mal es extremo, es sistemático, se dice llamar Nacional, es demoniaco, malévolo, inhumano, y fomenta antivalores como deshonestidad, injusticia, irrespeto a la dignidad humana, hipocresía, cobardía moral, egoísmo. Son como un hongo, como una plaga que carcómela vida de el país, y por ende van en contra de la vida misma, que es el criterio de verdad.