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Soberanía económica del Triángulo Norte de CA y dependencia de EEUU

Por Luis Hércules

Las proyecciones de Oppenheimer

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Para el 2020, los países que proyectaban mayor crecimiento económico en Latinoamérica eran los que sostenían relaciones comerciales y económicas con la República Popular de China (RPC), en especial, países que se revelaron económica y soberanamente a los Estados Unidos y la intención de que sus colonias mantuvieran relaciones con Taiwán.

Entre esos países se encuentra Panamá que encabeza la lista y sorpresivamente la República Dominicana que inició relaciones comerciales con China en 2018.

Andres Oppenheimer, reconocido economista y columnista, desarrolló a inicios de 2020 –antes de pensar que el Covid19 podía llegar a todo el mundo-, un análisis de cómo impactaría el Coronavirus a algunos países Latinoamericanos, especialmente a esos que iban en crecimiento precisamente por sus relaciones comerciales con la China Continental. 

En sus observaciones destacaba que Si la economía de China se desacelera porque decenas de millones de chinos han sido puestos en cuarentena y el consumo de China sigue desacelerándose, las exportaciones de los países latinoamericanos a China caerán. China es el principal socio comercial de Brasil, Chile, Perú y Uruguay, y el segundo entre los socios comerciales más grandes de varios otros países de la región. En Chile, el gobierno ha dicho que las exportaciones de salmón y frutas a China ya se han visto sustancialmente afectadas, entre otras cosas porque no hay trabajadores en varios puertos chinos para descargar los contenedores de productos chilenos.”

Según estudios internos del Fondo Monetario Internacional, los países más afectados serían los exportadores de productos básicos de América del Sur. Chile depende de las exportaciones a China para el 34% de sus exportaciones mundiales, Perú para el 28% y Brasil para el 26%. Si el crecimiento económico de China cayera en un punto porcentual -del 6 al 5% anual-, este año por el coronavirus, el producto bruto de Chile y de Perú caería entre 0,3 y 0,5% cada uno, según el FMI.

Relaciones diplomáticas 

Pero no todos los países tienen lazos de amistad con la RPC. Viniendo de Suramérica, hacía el centro, los primeros dos países con relaciones diplomáticas son Panamá y Costa Rica. 

El primero en mención, nacionalizó el Canal y posteriormente, la RPC se convirtió en el segundo mayor usuario lo que inclinó la balanza para que el 12 de junio de 2017, estrecharan lazos diplomáticos.

En Costa Rica, el país con el Estado más “funcional” de la región, con su presidente Óscar Arias en 2007, supo leer mejor el contexto global que se desataría a partir de la crisis económica de 2008. Arias decidió mover su Embajada de Taipéi a Pekín. Y los chinos, en agradecimiento, construyeron el nuevo Estadio Nacional de Costa Rica en calidad de donación. 

Pero significa tanto para Estados Unidos, que los países no reconozcan a la RPC, que ni siquiera Nicaragua ha estrechado lazos, aun compartiendo una línea ideológica.

China fue un país que se quedó en el hermetismo y el aislamiento de su propio proceso de construcción de una república ‘comunista’.

Desde los 70’s, reformó su economía y fue creciendo hasta convertirse en uno de los países con mayores exportaciones del planeta.

En 2001, con resultados exitosos, ingresa en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Según un gráfico del Censo de EEUU y BBC, desde entonces el país Norteamericano ha perdido aproximadamente unos 375millones de dólares, ya que importa más de lo que exporta.

Entre 2001 y 2010, algunos países de Latinoamérica, encabezados por Venezuela con Hugo Chávez, dieron un giro económico y le coquetearon a China y a la idea de un mundo económicamente Multipolar. Entre esos países estaban los que punteaba Andrés Oppenheimer al inicio de este artículo.

Posterior a la crisis de 2008, se vino un aparente cambio de política para América Latina de parte de Estados Unidos. Lo cual significaba para este último, una ofensa comercial en un momento crítico.

En 2009, se daba el Golpe de Estado en Honduras y en los siguientes años, la mayoría de los gobernantes de los países que lideraba Chávez fueron denunciados por corrupción en el famoso “Caso Oderbrecht”. Con el tiempo todos esos países fueron a elecciones y sus nuevos gobernantes se volcaron nuevamente a tendencias conservadoras y en muchos casos, aliados fieles de Estados Unidos.

A inicios de la década del 2010, las condiciones de vida de los habitantes de Honduras, El Salvador y Guatemala, conocidos como el “Triángulo Norte de Centro América” fueron empeorando. Tal región obtuvo en 2011 la mención de “la más mortífera del mundo”, de parte de las Naciones Unidas. Para 2014, después de la elección del presidente Juan Orlando Hernández, empezaron a salir migrantes en oleadas mayores a las que salían previamente. Éste año escandalizó a Estados Unidos, la primera caravana de niñez migrante.

Los planes Biden-Harris

De acuerdo a un artículo del historiador hondureño, Darío Euraque, publicado por la Fundación Friedrich Ebert, sobre el impacto de los primeros “100 días de Biden”, se señala una publicación a finales de 2015 en el New York Times donde el entonces, vicepresidente de los Estados Unidos, anunciaba el “Plan para Construir Seguridad y Prosperidad para América Central”. El mismo remarcaba que “las economías de El Salvador, Guatemala y Honduras, siguen atascadas, mientras que las del resto de América avanzan. Una educación deficiente, la corrupción institucional, la delincuencia descontrolada y la falta de inversión hacen que estos países estén estancados”, y continua citando: “la seguridad hace que todo lo demás sea posible. Podemos ayudar a estabilizar los vecindarios por medio de la policía comunitaria y erradicar las redes de delincuencia transnacionales que han hecho que Centroamérica se convierta en un semillero para el tráfico de drogas, la trata de personas y los delitos financieros.”

El gobierno del ex presidente Donald Trump, abandonó el enfoque iniciado por Biden y se radicalizó la política migratoria. Se ofreció  asistencia económica a los gobiernos del Triángulo Norte, pero en 2018 el fenómeno se salió de control con la primera caravana de migrantes a finales de marzo, con alrededor de unas mil personas, la mayoría hondureñas. En octubre del mismo año, salió una más de la Terminal de Transporte de San Pedro Sula, pero en esta ocasión el número de personas llegó cerca de las 10 mil.

Ese mismo año, bajo el contexto de la Guerra Comercial, el presidente de El Salvador, el farabundista, Salvador Sánchez Cerén, decidió romper relaciones diplomáticas con Taiwán y dio un rumbo doloroso para Estados Unidos. El Salvador y la República Popular China establecieron lazos de amistad en agosto de 2018.

Meses después, el nuevo presidente de El Salvador, Nayib Bukele aprovechó los lazos e hizo una visita a Pekín en 2019. Posteriormente, las relaciones entre ambos países se fueron volviendo más amistosas.

Durante este 2021, el presidente salvadoreño ha mostrado actitudes que Estados Unidos ha aprovechado para señalarlo como “preocupante para la democracia”. China ha favorecido a El Salvador con donaciones de la vacuna SINOVAC y la venta de un millón de las mismas. El país centroamericano se volvió la envidia de los hondureños ya que el gobierno local no logró la compra ni donaciones de vacunas.

En mayo, un grupo de alcaldes hondureños solicitaron al presidente salvadoreño, que les donara vacunas o que les ayudara a gestionar con la Embajada China en su país. Bukele aprovechó la petición para lavar su imagen por la destitución de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia de su país. Funcionó a tal grado que más alcaldes le envían a diario solicitudes de donación. Tales peticiones han alarmado a Estados Unidos, pues implica la evidente necesidad de los países del Triángulo Norte de acercarse a la República Popular China, ya que las políticas migratorias y las ayudas económicas a los gobiernos de la región se han quedado cortas con las necesidades de inversión extranjera.

Joe Biden, en sus compromisos de campaña a finales de 2020, aseguraba que en su administración se abordarían las “causas fundamentales de la migración al fomentar una mayor seguridad, desarrollo económico y respeto por el Estado de Derecho en América Central”. De acuerdo siempre con el artículo de Darío Euraque; Biden también proyectó “un paquete de asistencia de cuatro años y $4 mil millones para la región, con ayuda vinculada a los gobiernos de la región que ofrezca reducciones cuantificables de la violencia de pandillas y de género, mejoras en los sistemas legales y educativos, y la implementación de medidas anticorrupción, entre otras cosas. Este apoyo también se complementará con donantes internacionales y socios regionales.”

Para abordar el fenómeno migratorio, ahora el plan tiene como referencia “Plan Biden-Harris”. En el que el presidente estadounidense ha designado a su vicepresidenta como principal figura responsable de abordar el tema migratorio. A ella se le une un equipo de asesores que conocen la región como el diplomático Ricardo Zuñiga, nacido en Honduras en la década de 1970. Zuñiga ha sido nombrado “designado especial” para el Triángulo Norte.

Caravana de migrantes de Honduras.

“No vengan a Estados Unidos”

A finales de mayo de éste año, la vicepresidenta Kamala Harris anunció que alrededor de 10 empresas están interesadas en invertir en Guatemala, El Salvador y Honduras. Tal aviso fue una carta de presentación para su visita a Guatemala, donde se reunió con el presidente Alejandro Giammattei a conversar y llegar a acuerdos sobre la situación migratoria, la corrupción y el desarrollo económico de la región.

En su discurso, Harris pronunció: “quiero hacer énfasis en que el objetivo de nuestro trabajo es ayudar a los guatemaltecos a encontrar la esperanza en su hogar. Del mismo modo me gustaría ser clara con quienes piensan hacer ese peligroso viaje hacía la frontera de Estados Unidos con México”. Y mientras movía su cabeza en señal de advertencia, agregó “No vengan.” El salón de conferencias se quedó en silencio y Harris desde el podio, observaba la cámara con una mirada firme, y repitió “no vengan”, “Estados Unidos seguirá reforzando las leyes y la seguridad en la frontera”.

Las cifras han confirmado que en Honduras, los años post electorales aumenta la expulsión de sus habitantes. Mientras en la República Popular de China (RPC), se rumora en los diarios que el siguiente país en romper relaciones con Taiwán es Guatemala. El Salvador anuncia que la RPC tiene intenciones de invertir en el puerto de La Unión para facilitar el tránsito y el control de las rutas comerciales de la potencia asiática. Y el territorio para los Norcentroamericanos se vuelve cada vez más pequeño.

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