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Los dos se llamaban Erick: sus dos homicidios estatales en retenes de fuerzas armadas siguen impunes

Los ataques se cometen con la idea que han educado a policías y militares de una «guerra contra la delincuencia» que ellos interpretan como una guerra contra la juventud hondureña, pero sin ninguna observación del Derecho Internacional Humanitario.

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de investigación. El crimen contra Erick Vallecillo cumple un mes en impunidad. El crimen contra Erick Barrientos está por cumplir siete meses. Las dos muertes se suman a los recurrentes crímenes de las fuerzas armadas estatales contra población civil desarmada.

Los crímenes impunes contra los dos Erick, en distintas partes del país, reviven otros asesinatos y homicidios estatales cometidos en Honduras como si las fuerzas militares y policiales estuvieran en guerra contra la ciudadanía, pero con la diferencia que no hay una declaratoria oficial de conflicto armado.

Son las mismas Fuerzas Armadas de Honduras y la Policía Nacional de Honduras cuya institucionalidad y arsenal ha servido para el tráfico de drogas, de acuerdo con la condena de Juan Antonio Hernández, a cargo del juez del Distrito Sur de Nueva York, Kevin Castell.

El cruento hecho de violación del derecho a la vida más reciente, es el impune crimen contra Erick Vallecillo.

Ebed, Keyla, Erick y otra vez Erick

¿Qué tienen en común los cuatro nombres? Los cuatro eran jóvenes, los cuatro murieron a manos de las fuerzas armadas por el estado de Honduras. Los casos más recientes son los de los dos Erick. El 16 de febrero, Erick Davidson Barrientos de veintiún años, perdió la vida en condiciones similares a las de Erick Barrientos, cuando elementos de la Fuerza Nacional de Seguridad de Transporte Urbano (FNSTU) disparó al joven, en un retén ubicado en el sector de El Carrizal, en la capital hondureña.

El supuesto criminal que mató a Barrientos, un agente de la Policía Militar del Orden Público, Levis Russi Rivera Benítez quedó en libertad.

Comunicado: pic.twitter.com/W525KJhUcN

— Fuerza Nacional de Seguridad del Transporte (@FNSTUHonduras) February 16, 2021

Por otro lado, Erick Vallecillo era hijo de reconocidos docentes de la zona. Disney Vallecillo; padre del joven, calificó lo sucedido como un acto delincuencial por parte de órganos del Estado.

«Es un acto que se ejecutó con alevosía y ventaja, mataron a un joven que lo único que hacía era estudiar y trabajar». 

Para él, la policía realizaba el retén en un lugar oscuro.

Durante los retenes nocturnos, es muy común en las carreteras de Honduras, ver conos policiales y las patrullas se ocultan con sigilo detrás de una curva o en medio de las montañas.

Está en secreto

El subinspector de la Dirección de Investigación Policial, Pedro Suarez, informo que el caso fue trasladado a la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) en donde se encuentra en estado de secretividad.

El defensor de Derechos Humanos de la organización para una ciudadanía participativa (Ací Participa), Adalid Vega, señaló que lo sucedido con Erick Vallecillo se ha vuelto cada vez más frecuente.

«Todo apunta a una conducta institucionalizada y es doloroso vivirlo, sobre todo cuando se trata de un joven promesa que estaba a punto de culminar su educación superior». Vega, califico de homicida, tanto al que disparo como el que ordenó el ataque y quienes eran parte de ese retén.

Para el defensor, estas tragedias seguirán ocurriendo mientras no se castigue a la cadena de mando hasta llegar al titular de la secretaria de seguridad e incluso quien lo nombró en el puesto.

Mientras la defensora de Derechos Humanos del Comité de Familiares de Desaparecidos (COFADEH) relaciona el hecho con la suspensión de garantías constitucionales durante la pandemia.

Ever Acevedo quien es periodista local y se ha dedicado a dar seguimiento al caso, manifestó que la consternación en la población se hace sentir cada día que pasa, las exigencias de justicia no se detienen.

«Casos como este no pueden llegar a naturalizarse y que se marquen precedentes es una necesidad».

Dolor y miedo

El caso de este joven, que fue asesinado por las fuerzas militares o policiales, por fuerzas uniformadas del orden público, la familia, igual que todes en principio, tiene dos cosas: el dolor y el miedo, cuestiona la directora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras (Cofadeh), Berta Oliva

La defensora de derechos humanos dio declaraciones en medio de una protesta realizada el 30 de agosto para recordar a las víctimas de la desaparición forzada, cometida por militares en los ochenta y para protestar contra las «Zedes y la dictadura».

«La gente no sabe donde ir y cómo hacerlo porque está afectada psicológicamente, debemos entender que el pueblo hondureño está afectado psicológica y emocionalmente , por eso algunos actuamos con mayor prestancia y otros queremos no actuar, olvidarnos. Cuando entren en un proceso de control de sí mismos van acudir. Ellos están retomando el control de sí mismo».

«Solo los que hemos vivido algo sólo los que sabemos los efectos que da un golpe de esa naturaleza en la familia es que podemos entender”.

Un ataque de uniformados paraliza

Berta recordó que ella cuando las Fuerzas Armadas de Honduras desaparecieron a Tomás Nativi se tiró a la calle sin importar las consecuencias, pero en realidad un ataque de los uniformados, paraliza a la gente y entonces hay que seguir un proceso. En un país de impunidad, porque la familia busque ayuda y venga antes o después, la impunidad siempre estará ahí en mayor o menor medidas, la única diferencia es que sentirán acompañados.

Mientras tanto a 400 kilómetros, al oriente de la capital hondureña, en una ciudad epicentro de la ruta del tráfico de drogas, la indignación crece cada día entre la población de Tocoa, Colon, sin respuesta  por la  muerte  del joven  universitario Erick Vallecillo de veintiún  años  de edad.

Erick perdió la vida al recibir  un disparo por parte de agentes estatales armados. Eran las 11 de la noche del 1 de agosto pasado, había un retén en  la carretera CA-13 frente  al Mall Palmeras,  las fuerzas armadas le hicieron una señal de parada. El joven habría evadido el retén y lo asesinaron.

No es la primera vez que una persona que transita por calles o carreteras se encuentra un retén y muere asesinadas por las fuerzas de seguridad. Más abajo usted encontrará un recuento cronológico de los crímenes, la mayoría impunes, cometidos por estas fuerzas estatales.

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