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Pro Honduras Network detuvo por ahora la conspiración de narcomilitares y narcopolíticos

Editorial

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. La potencia del acceso a la información, la libertad de Internet, combinados con el periodismo que no busca favores egoístas, demostró en los últimos días el poder de la información.

Pro Honduras Network ha venido sacando a luz más detalles documentados de la implicación de la cúpula militar con el narcotráfico. Eso impidió, por ahora, que le cayeran a la seguridad del Estado y que entre un tropel de militares, junto con funcionarios serviles, a dirigir la Secretaría de Seguridad porque la Defensa no les es suficiente para sus fines. Los juicios de Nueva York han demostrado que los narcodiputados no hubieran podido operar ni llegar a la presidencia desligados de narcomilitares y narcopolicías. ¿Ahora entienden por qué se les «quema la miel?

Aunque Reporteros de Investigación había revelado en 2022, en su serie narcopolítica el nombre de jerarcas militares que trabajaron con Geovanny Fuentes, socio del expresidente Juan Orlando Hernández, en el laboratorio de Puerto Cortés, según la Fiscalía de Nueva York, no fue hasta que Pro Honduras Network sacó a luz más detalles que evidenciaron dos cosas: narcomilitares aliados con funcionarios de gobierno quieren tomar la seguridad y la política criminal del Estado como su botín político. Lo que nos dejaría una política de seguridad bajo la visión de una familia.

El gobierno tiene como viceministro de Defensa a un militar mencionado como supuesto narcotraficante.

El informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) confirmó lo que hemos venido revelando en 2022: «El compromiso anunciado por el Gobierno de desmilitarizar la seguridad ciudadana es un
avance importante, sin embargo, ha sido obstaculizado por la continua presencia de la Policía Militar del Orden Público en tareas de seguridad ciudadana».

¿Por qué si hubo promesas y hay presión, la PMOP, una apuesta del extraditable Hernández Alvarado, sigue en las calles? La respuesta es que para un sector del gobierno es imposible dejar de privilegiar a los militares por sus intereses comunes y porque los necesitan para la reconfiguracion del control territorial después de las extradiciones.

Por ahora, el sabotaje que había en la seguridad en 2022, se ha ido transformando en un hervidero de conflictos internos dentro de la Policía, rumores que se ciernen alrededor del directorio estratégico, la guerra sicológica apunta a la división interna entre policías, viceministros y se aprovechan además de la disconformidad de los policías que desean volver a la institución, algunos destituidos por no ser leales al supuesto narcotraficante expresidente.

La comisionada de Policía, María Luis Borjas, ha dicho en Twitter lo que muchas personas conversan en estos días: «La relación del actual gobierno con la China comunista obedece a un instinto de sobrevivencia, ante la ineludible acción de la justicia estadounidense».

La Corte Suprema de Justicia denegó la primera extradición de bajo perfil, reprogramó otra extradición, es como si quisieran ir preparando a la opinión pública para las «No extradiciones» que se avecinan y que podrían ser propiciadas porque el ex diputado Liberal Midence Oquelí, el diputado liberal Freddy Najera y Herlinda Bobadilla pueden hablar.

Lo anterior colocaría en aprietos a los narcopolíticos en el poder que han tomado el mando de las estructuras que dejó el ex mandatario extraditado. Ante eso, desprestigiar la actual política de Seguridad para empujar hacia un cambio de mando con visión militarizada aunque sea sútil; reformas a la ley de extradición, retrasar la llegada de la CICIH y las relaciones con China, parecen caras de una misma moneda.

Habrá que esperar los cambios en el gabinete anunciados para junio para determinar si toda la estrategia les dio el resultado esperado para pasar de una política de seguridad para la ciudadanía a una política de seguridad para el grupo que tiene el poder en esta «Cosa Nostra», como dice uno de los escritos que describe el caso del diputado narcotraficante Tony Hernández en Nueva York.

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