Entrevistas

Una periodista con ángeles: venció la embriaguez del poder

Una periodista con ángeles: venció la embriaguez del poder

Por Wendy Funes

Ya pasó un mes desde esa noche. Todavía cuesta atrapar la palabra adecuada para los paisajes de sus recuerdos. La periodista Olga Iris Mencía Barcenas, es intensa al hablar, ella dice que también al amar.

Le ha tocado vencer con la fuerza de su convicción, varios tipos de embriaguez. Como la que hace creer a los periodistas que se rozan con el poder que son una clase superior a la sociedad y, por ende, pueden callar para conservar su popularidad y la influencia de ganar cuotas de poder en el gobierno de turno. Esa fue la primera embriaguez que Iris Mencía venció. Lo demás vino unos años más tarde.

Su pasión se puede leer en su frase, el amor no se hace, se siente, según cita una parte de su nueva novela entre Bruma y Papeles.

iris 3Es una de las mejores entrevistadoras que ha tenido la radiodifusión nacional, con pensamiento crítico, una lectora voraz; con una de las voces más melodiosas y limpias para la conducción; un tanto difícil entrevistar a una entrevistadora, acostumbrada a estudiar sus entrevistas, hacer un guion, investigar al entrevistado y atraparlos como presas sobre todo si tratan de mentir. No es para menos, nació en una imprenta, entre los sonidos de las máquinas y el olor de la tinta.

Quizá es aun más difícil entrevistarla a ella porque es escritora, lectora desde los cinco años, curiosa, cree en la energía y en la infusiones de hierbas, lleva espiritualidad en la calor de las manos y siempre pregunta, pregunta, pregunta, cuestiona, dilata las pupilas y mueve las manos que parecieran indomables cuando debate. Le gusta la literatura rusa.

Esa noche que escurgó los baúles que están en su nueva novela y que son parte de ella, pero también de las personajas de su obra, como ella les dice, fue sacando cada pedazo de recuerdo de su carrera periodística para regarlar retazos de la censura que sufre un periodista en la salas de redacción; los cuentos de las ofertas de regalos del poder para callar su voz, los presidentes y funcionarios admiradores que debió rechazar por los límites de la ética entre fuente y periodista.

Uno a uno, poco a poco, salieron de los baúles imaginarios de su memoria fotográfica. Son las 7:52 de la noche.

En la mano sostiene una taza grande de café, que fue precedida por un cigarro y en el refrigerador, «sólo hay requesón, huevos y pavo», dice, después sonríe.

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¿De dónde sale Iris Mencía? Ya sin sonrisa, responde «pues yo creo que del útero de mi mamá usted, je, o sea, como todos los seres humanos. De dónde sale Iris Mencía es una pregunta que no tiene muchas respuestas. Nací en Comayagüela en 1959 y bueno, eso».

Con la segunda pregunta, de nuevo sin sonrisa, bueno depende es que las historias de vida son tantas, responde.

Su primer recuerdo seleccionado es el Golpe de Estado contra Ramón Villeda Morales, en 1963, porque tenía apenas cuatro años, cuando vio entrar a los militares a la imprenta de su papá que escribía contra la dictadura.

«Llegaron los militares y me tocó enfrentarlos, fue increíble porque ellos llegaron con sus fusiles preguntando por mi papá, tomaron toda la acera de la séptima avenida de Comayagüela, había cateos y registros en las otras casas».

«Creo que me enfrenté a un par de militares con mis dientes de leche, los mordí».

«Apenas alcanzaba un poco más de sus botas y me prendí de la pierna de alguno y con la otra, peleaba con el otro; hasta que me dieron un culatazo en la espalda y mi papá salió diciendo que dejaran de golpearme que era apenas una niña y se lo llevaron al exilio».

La marca que ese episodio legó a la vida de Iris Mencía es que ante un hecho violento, hay una respuesta violenta. Al final, la familia cree que este fue un autogolpe, «pero en este momento no lo sabíamos».

Para ella, la inquietud por el periodismo surgió con el arrullo de su infancia, «puchi, chu,chu», «puchi, chu,chu» …el sonido de la máquina, durante la noche mientras ella era bebé y dormía, luego se despertaba para jugar en un laberinto de «libros, periódicos, poetas, trovadores, políticos y vecinos rebeldes». Vivía en una calle, con una biblioteca en la esquina.

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En la noche, con seis o siete años se sumergía en explorar los matorrales y construcciones con poca luz, cercanas a su casa, para confirmar las historias de terror; quería saber si existía el hombre sin cabeza o una mano peluda y en esa búsqueda, descubrió la verdad.

«Buscando, buscando siempre quise encontrar respuestas a las cosas. Siempre soñaba con ser investigadora y lo que había era el periodismo que te aproxima a un plano de investigación».

Con 12 clases de Periodismo y los libros leídos, acudió a diario La Prensa y empezó a escribir, luego trabajó en Radio Nacional de Honduras, la despidieron el mismo día de su contratación porque regresó con la entrevista del presidente de la Central General de Trabajadores (CTH), Felícito Ávila.

El sindicalista expresaba que había que conquistar los derechos de los trabajadores y que estaban organizando la manifestación del 1 de mayo, recordó Mencía. Unas décadas más tarde, Ávila se convirtió en ministro del Trabajo de Honduras.

En aquella época, a finales de los 70, el director de la radio le dijo que las noticias que ahí se pasaban eran gubernamentales.

«Este no es tu espacio muchachita, muchas gracias por la nota, está muy bien redactada, me dijo, pero ya mañana no vuelva».

El siguiente paso de Irís Mencía fue trabajar en diario La Tribuna, los cierres eran hasta las 3:00 de la mañana. Su editor, Juan Sierra Fonseca revisaba todas las notas y le decía:

-Esta no sirve, «y las tiraba al basurero».

«Hasta que logré tener mis cinco columnas, después de cuatro meses de arrugarme notas, yo solo sacaba cinco columnas».

«Tuve que renunciar cuando conocí a Carlos Flores porque estaban arreglando el edificio de La Tribuna, por la colonia Modelo, camino al batallón, y un vigilante se resbaló en el lodo…y este señor Flores tenía un carro Mercedes Benz del año, con vidrios polarizados que creo que habían pocos entonces, y por detenerse puso sus manos en este carro, quedaron sus dedos marcados en el carro, por detenerse , y salió este señor y le gritó y lo despidió. Y yo iba llegando de la universidad, al edificio y este hombre le gritaba al vigilante, que era mi amigo porque era conocido, yo trabajaba ahí y yo le dije ¿por qué le grita? ¿por qué lo trata así? ¿quién es usted? ¿con qué derecho? Y resulta que era el dueño del periódico, jejjeje y él dice ¿quién soy yo? y yo le digo que trabajo ahí en ese periódico, pero que no quería trabajar con gente prepotente que trata tan mal a la gente y él dijo, pues entonces suba a poner su renuncia».

Ese sólo era el inicio de una serie de cuestionamientos de la periodista para el político Flores Facussé ya que unos años más tarde se reencontraron en el Congreso Nacional, él en su rol político y ella en su trabajo periodístico, contó.

Uno años más tarde, Irís Mencía también libró una batalla legal contra Miguel Facussé tío de Flores Facussé. Después siguió su experiencia en el INA y renunció por un hecho que a ella le pareció irregular.

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Su carrera periodística tuvo un giro al ingresar a Radio América durante la conducción de Abriendo Surcos, ella considera que este programa era el “patito feo” de la radio.

Unos meses después, al ver su perseverancia, cree Iris Mencía, el doctor Miguel Andonie Fernández le ofreció trabajo y moderar cada viernes el programa de debates Contrapunto que sobrepasó en ocho puntos a la competencia, dijo Mencía.

La presidenta del sindicato de la ENEE, Gladys Lanza, recibió su sobre de despido estando en la cabina de radio América y «Gladys parecía bruja muerta de risa, era algo así como: lo jodimos, mirá hasta donde tuvieron que venir, que hijos de puta tan malditos, pero lo dijo entre cortinas (radiofónicas) por respeto al público, porque al público se le respeta».

En la América brilló junto a con Carlos Tellez, Carlos Salgado, “Frijol El Terrible”, Miriam Mercado, Guillermo Castellanos Enamorado.

«Tenía muy buenos compañeros, ahí había que fajarse, el periodismo es una tarea donde si la gente no se faja no logra nada. Lo de la fama y esas cosas son pura arrogancia».

El programa llegó hasta que hubo mucha presión para eliminar voces diversas que dibujaban el contexto, eso ocurrió en una época oscura como la actual, consideró.

Salió de Radio América en época de muchas presiones en un panorama de «miedo a las palabras y a los cambios», había rechazado varios maletines con dinero «para suavizar sus líneas editoriales».

Su salida
«El doctor Andonie me dijo, Iris usted está incendiando el país con ese programa y yo digo eso es lo que necesita doctor, que se incendie, el doctor decía qué barbaridad muchacha tiene que bajar un poco, hable de Ecología, hable de cultura, vaya pues hablemos de la Stone Container, le dije y otro lío y de cultura, hablemos de cultura estamos tocando las bases de este sistema».

«Y el doctor dijo, ¡ay Iris!, pero es que tengo dos años de estar resistiendo estas presiones, si esta oficina es una ferretería, hay clavos y pernos de toda clase contra usted. Me dijo,  Iris baje el perfil y yo le dije, a una periodista no se le pide eso, no a una periodista como yo. Me dijo ¡ah y es que usted se cree la mamá de los pollitos!, no le dije, no me creo la mamá de los pollitos, pero no me gusta que me diga eso porque lo siento como una censura, entonces mejor me voy. Donde usted y yo llegamos a un acuerdo para que no se vea que renuncio ni que usted me está despidiendo».

Cuando iba a salir de la oficina, vio una botella de alcohol de una marca que para ella era inalcanzable de adquirir y le dijo, doctor «además me llevo esta botella jijijiji».

La otra embriaguez…
El alcoholismo surgió como una sombra que la hizo recorrer laberintos diferentes, de aquellos de su niñez, pasó a la confusión, tristeza y desesperación del alcohol. Su familia fue afectada, sus hijos, su madre y padre.

«Fueron muchas cosas», que la hicieron reflexionar, «toqué fondo con cosas sencillas como abandonar a mis hijos en momentos cruciales, dedicarle 18 horas a mi trabajo y el resto a la bebida, cómo puedo decir me voy con este chavo y perdés la consciencia»

En 1994 salió de Radio América y también del mundo del alcohol.

Decidió junto a otros periodistas fundar un espacio preelectoral en diaro Tiempo, después en Vica Televisión a trabajar con Suyapa Núñez, hasta que la censura volvió a tocarla. Decidió una vez más, despreciar las ofertas del poder para mejorar económicamente.

El costo fue que tuvo riesgo, ataques de su mismo gremio que llegaron a la amenaza por sus posturas críticas y por un editorial que había escrito, así que debió salir del país para Costa Rica. Ahí trabajó y estudió.

En 2009, en pleno siglo XXI, tal como lo había visto a sus cuatro años y ahora con más de cuatro décadas de existencia, vivió el segundo golpe de Estado.

Se convirtió en una cronista del golpe por las redes sociales.

Y con el paso de los meses empezó a contar a través de la literatura lo que le impidió el periodismo. Iris Mencía venció el alcoholismo y la censura. Ahora batalla cada día para sacar el mejor provecho de ese recuerdo y lo muestra al mundo con su espiritualidad. Está muy unida a su madre, su padres y sus hijos que constituyen una familia emprendedora.

Con el auge de la era de la información hace periodismo de opinión desde las redes sociales, con las letras volvió a dar a luz; con las sobriedad de la última década, nació La Máscara del Despojo, Golpe Sin Olvido y su nueva novela que cambia radicalmente su estilo con la narrativa de Memoria entre Bruma y Papeles.

La narración rescata los recuerdos de mujeres que luchan por preservar su memoria con papelitos y fotos almacenadas en baúles, una de las mujeres lucha además por dejar el alcohol…Esta noche cerramos los baúles, Iris Mencía nunca se detiene y sigue elaborando papelitos para reescribir su historia.

Las frases de Iris Mencía
«Cada uno se forja su destino».
«A nosotros mis papás nos daban dos centavos por leer los periódicos»
«Yo quería ser bailarina de Ballet y estudiaba y después estudiaba danza»
«Soy una mujer con muchos ángeles, con mucha gracia del universo»
«Somos un puntito en el universo. Somos ciudadanos y ciudadanas del planeta».

 

Guerrera. «Es una persona increíble, pareciera que te lee las emociones, tal cual estuviera frente a una bola de cristal. Muy sobre protectora, sirve sin esperar a que le devuelvan el favor. Es tan sencilla para ser ella misma, que la convierte en una mujer muy compleja. Su forma de escribir transmite su personalidad, tenerla entre el círculo de personas con quien se comparte un café, es un poema escrito por la vida! »
Sandra Rodríguez, Periodista

Referente. «Iris es referencia para nosotros como nueva generación de periodistas. Por su compromiso permanente con la denuncia de violaciones a derechos humanos, denuncia de casos de corrupción y otros temas. Y ahora fuera de los medios, escribe, denuncia y grita con mayor libertad, siendo ella la responsable de sus planteamientos y quien la lee se suscribe a ellos».
Cesario Padilla, Periodista