La estupidez insiste.
Albert Camus
Filósofo y periodista
Por: Rossel Montes
Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación
No se necesita ser un gran ilustrado, un teórico, un sociólogo o un fenomenólogo (Husserl), un politólogo, historiador, economista, antropólogo o psicólogo social para poder entender algunos aspectos de las causas principales del porqué nuestro querido país “Honduras” se encuentra en el escenario histórico-social actual. Cualquier ciudadano, ya sea obrero, campesino, lector promedio con una mínima conciencia sabe que la corrupción institucionaliza y su familiar cercano: la impunidad, son los factores principales que detienen el avance sistémico-económico del país. Para los historiadores es un asunto que se origina desde nuestra época colonial, es nuestra herencia colonial como dirían Stein S.J. y B.H. Stein en su libro “La Herencia Colonial de América Latina” ”. . Los males que causan los corruptos, pérfidos, léperos, deshonestos, ladrones, idiotas, retrógrados, imbéciles, narcotrafiantes, vende patrias y faltos de conciencia y amor por nuestro país se notan de forma directa en los imaginarios sociales y concretos de la vida cotidiana de nuestras sociedad.
La destreza para robar es impresionante, los grandes malabares de una corrupción institucionalizada como forma de vida, profundiza los eternos males de una burocracia con raíces profundas que son la causa directa de que tengamos un deteriorado sistema de salud, un deteriorado sistema de educación, una pírrica inversión social, un capitalismo y un burguesía de las más atrasadas de la región sin un plan de desarrollo de acumulación de capital al estilo clásico, en pocas palabras, nuestra burguesía es algo peor que una lumpen-burguesía en palabras del sociólogo y economista André Gunder Frank.
Las palabras del parlamentario Jari Dixon de que Honduras es una sociedad podrida es acertada, tan acertada y tan cierto que hasta uno llega a sentir escalofríos mientras pienso en los altos niveles de pudrición y corrupción del sistema actual, que su único motor de subsistencia es la misma corrupción, alejándonos de los grande valores como : la ética, la moral, el amor patrio, la fe en el progreso, la solidaridad, y el amor al prójimo, es decir la Otredad como lo decía Emmanuel Levinas ( Filósofo Francés) La realización de mi Yo está ontológicamente relacionado a la realización el otro, entonces entramos en la dimensión de lo ético. La vuelta a la ética y la moral, son las cosas a las cuales debemos volver, no sólo para filosofar, no sólo para teorizar, sino, para volver a la ruta de la humanización, autonomía y la construcción de ciudadanía y del hombre nuevo: el hondureño nuevo.
La corrupción institucionalizada inhibe la posibilidad de construir una cultura democrática (Isonomía), una cultura de la solidaridad y la otredad, mina cualquier posibilidad de despegue socio-económico; interrumpiendo los procesos históricos a los cuales hace mucho tiempo, desde los tiempo de la confederación y la reforma liberal deberíamos estar encaminados a saber: al desarrollo, el progreso, humanismo y la búsqueda permanente de una sociedad integral.
Es cierto que hay un nuevo escenario político: la llamada Oposición política, la coalición entre varios partidos, que a mi parecer son lo más cercano que existe en el sistema político para democratizar el sistema de partidos y frenar los viejo vicios de los partidos vernáculos y retrógrados: EL bipartidismo.
Se dice que el bipartidismo ha muerto, eso no es cierto del todo, la forma del bipartidismo a muerto, pero existe de forma potencial, ha mutado en el bonapartismo y autoritarismo del peor cuño, no visto desde los tiempos de la dictadura caristia y las dictaduras militares de los 60s y 70s.
La oposición ha demostrado ser un buen dolor de cabeza para la derecha recalcitrante pero no basta hacer cambios desde el parlamentarismo. El movimiento social está agotado, el movimiento de las Antorchas parece agotado y se ha evaporado y no se ve otras formas de protesta social. El FNRP parece totalmente inhibido y controlado, las viejas fuerzas del movimiento popular de hace una década han desaparecido y no se ve otro ente democratizador que el parlamentario.
¿Qué hacer? Se peguntó Lenin en 1903 ante una sociedad Rusa sin un movimiento obrero politizado e ideologizado. Para los que saben de historia, sabemos que esto cambió, el movimiento obrero se organizó y tumbó a una de las monarquías más antiguas del viejo mundo.
Mientras los corruptos saquean Honduras, los indicadores de la violencia se disparan, la violación de los derechos humanos, los escuadrones de la muerte se mantienen latentes, la educación se privatiza y se deteriora. El País se hunde en la peor pudrición cancerina de todos los tiempos.
Tal vez una revolución esté a la vuelta de la esquina como lo ha aseverado Salvador Nasralla, alguien que no es un radical, y eso hace curioso tal aseveración. Se siente niveles de indignación altos, potenciales, no praxiológicos aun, pero en cualquier momento, pueden devenir en explosión. Los grandes países han surgido de las grandes crisis, Honduras no será la excepción, si, habrá bajas, pérdidas y dolor. Pero así es la historia. Así es el combate por la historia como argumentaba el gran historiador Lucien Febvre, donde se define lo social-histórico, la existencia y la ética.
Queda claro de forma axiomática que en Honduras incluso la democracia republicana y formal está en crisis y ni siquiera ésta funciona bien, aseverando que Honduras es un sistema político meta político, es decir, que está más allá de la verdad, más allá de la transparencia, más allá de la ética política, más allá de la verdad democrática y por último un verdadero sistema metafísico en términos marxistas, es decir, una entelequia, en algo inexistente.
La oligarquía entiende por democracia definitivamente y de forma reduccionista a saber: el dinero, sus negocios, y sus grandes inversiones. Se oponen a la más mínima reforma y al más mínimo cambio estructural.
Históricamente ya se sabe cómo reaccionan los pueblos ante élites y oligarquías que devienen en despotismo y terror total, los pueblos han recurrido a la violencia revolucionaria, aunque lamentablemente una camarilla barbárica siempre ha usurpado e instalado otro sistema de terror cayendo en la misma porquería anterior, como decía Marx y ese es el reto a superar.
Es increíble y nos sorprende a pesar de que ya sabemos las formas pérfidas de cómo funcionan las cosas y la política en Honduras, se nos vende que vivimos en un sistema democrático, el cual no funciona en lo absoluto y las mismas élites con su obstinada postura a-histórica está creando las condiciones para su misma desaparición de la faz de la historia de este país. Como decía Arnold Toynbee: la historia es un gran cementerio de élites. Los dueños de este país que son realmente la verdadera resistencia, ya que quieren oponerse a los cambios societales y ontológicos que la dinámica histórica impone, que no es otra cosa, que la misma praxis transformadora del hombre en lucha por liberarse de las trabas y esclavitudes de su entorno.
Definitivamente que Honduras será más democrática, cuando nuestra democracia tenga que ver menos con las urnas y con el tribunal supremo electoral. Lamentablemente en este momento histórico se ha fetichizado a la democracia electoral como el ultimo estadío de evolución de sistemas políticos a alcanzar. Esto es obra de los teóricos de la democracia elitista y representativa. Lamentablemente la mayoría de la izquierda y es el caso de Latinoamérica esta le está otorgando un papel preponderante al papel de las urnas para lograr cambios significativos y estructurales, en otras palabras; la superación del modo de producción capitalista y su forma política súper estructural; la democracia representativa que en nuestro país no llega ni a ese status ya que nuestra democracia no representa a nadie.
En Honduras la democracia es una entelequia, en el sentido de que es una contradicción entre el discurso que se nos vende, discurso republicano, institucional de pluridimencionaldiad partidaria, donde la democracia se ejerce y trabaja a través de la existencia de varios partidos políticos, pero como sabemos desde hace mas de una centuria la forma bipartidista, es la que se ha encargado de desarrollar las formas de la vida política en nuestro país. El bipartidismo devino en partidocracia que es el término propicio para caracterizar a nuestro régimen actual, donde son los partidos los que deciden previamente quien participa y quien no, en política dejando a un lado a la gran masa ciudadana que es el basamento de cualquier democracia, incluso hasta de las democracias más incipientes.
La oligarquía y los dueños de este país ya han demostrado que no soltarán el poder y todas sus prerrogativas de forma fácil, así que hay que replantearse las vías para acceder al poder, las urnas son una forma de tomar el poder por la vía legal, dentro de los parámetros del derecho y jurisprudencia burguesa pero históricamente y en esto la experiencia histórica es muy rica, los grandes cambios se han dado de forma extra legal, es decir, ilegales.
Es obvio que estamos en pañales respecto de construir una cultura e institucionalidad más democrática, sobre eso la idea del partido LIBRE sobre la instauración de una asamblea nacional constituyente podría ser una opción para replantearnos una nueva forma de institucionalidad y gobernabilidad más incluyente y democrática. En este momento histórico en el cual no se ve por donde se dé una revolución clásica de masas; el sectarismo extremo de algunas izquierdas están impidiendo que el movimiento social y la misma izquierda participe de los grandes cambios, sobre todo la dirección partidaria que estos cambios necesitan, los trotskistas asumen y aseveran que la causas que permiten la sobrevivencia del capitalismo son factores como la no existencia de dirección política a nivel global. Es unilateralmente correcto, pero ésta postura es reduccionista, ya que ignora que la dinámica histórica y societal es mucho más compleja y pluralista y que los cambios históricos dependen de factores igual de complejos, no solo de la existencia o no, de vanguardias revolucionarias. En nuestro caso existe una bifurcación extrema entre el basamento ciudadano y las élites, un divorcio total, y esto pone en una inflexión y tensión política al régimen que sobre vive a contravía de las grandes necesidades y reformas de oxigenación democráticas que el sistema exige.