Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Un ejército asesino se disfraza para meterse en el territorio enemigo, el destacamento que debe proteger el área cree que son colegas del mismo bando.
Una vez dentro del terreno, el ejército enemigo tiene un arma para robar la identidad de sus rivales y de esta forma, la tropa enemiga se instala como la única milicia dentro de la zona.
El destacamento que estaba antes de la invasión, se encargaba de proteger el territorio, el ejército invasor ya disfrazado puede acceder a todo el sistema para debilitar sus defensas. Si en ese momento, llega una nueva invasión de otra tropa asesina, el territorio estará débil y será destruido más fácil.
Es como una guerra, una guerra que se lleva a cabo dentro del cuerpo humano cuando entra el VIH. El VIH tiene algo que es el ARN, significa ácido ribonucleico.
El ARN una vez que entra al cuerpo, se convierte en ADN mediante un proceso llamado transcriptasa inversa. Así como el VIH se convierte en sida y acaba con las defensas del cuerpo humano.
La ciencia humana ha descubierto que al bloquear la transcriptasa inversa, los invasores no pueden multiplicarse en el cuerpo y por tanto, la persona no llega a tener sida.
Según el defensor, Dany Montesinos, de la Asociación Kukulkán, “cuando hablamos de estar en tratamiento ARV, existen tres principales funciones a estos tratamientos. Y es que como el VIH se mete en las células y se reproduce y multiplica al virus y de paso mata a las células donde se metió, pues ahora hay un medicamento maravilloso que se llama Tripla, que consta de tres componentes y toda persona con VIH debe atenderse con ellos. Esas palabras difíciles son los tres componentes”.
Entonces “nos imaginamos la célula como si fuera una chapita de refresco. El VIH está afuera y se tiene que meter a la chapita y para ello tiene que llegar al centro que sería la célula y por el otro extremo de la chapita salen dos virus en vez de uno para meterse a otras células.
Y lo que hacen estos tres componentes es que sellan la entrada del VIH. El segundo medicamento destruye el virus en el centro de la célula y el tercero evita que salga el virus de la célula. Esos son los tres componentes: tapar, detener y no permitir que salga. Ahí es donde el virus es totalmente inteligente porque sí se está tapando y evitando que salga. Entonces esa sería la cura del VIH, pero es tan inteligente que muta y logra salir y reproducirse. Sin embargo, estos medicamentos prolongan el tiempo y la forma de reproducción del virus. Es decir que, por ejemplo, de 100 células, el medicamento ayuda para que 95 estén protegidas, pero siempre cinco van a quedar debilitadas y van a seguir reproduciéndose en menores cantidades”.
Aumentó resistencia al tratamiento
Un problema en Honduras en cuanto al tratamiento es que hace tres años el Informe de la encuesta de resistencia del VIH a los medicamentos ARV, 2016-2017, destacaba: “En la última década se ha observado una tendencia al aumento de la resistencia pre tratamiento del VIH a los medicamentos ARV, principalmente asociada a resistencia a los inhibidores no nucleosídicos de la transcriptasa inversa (INNTI).
El Informe recomienda “realizar un plan de transición a nuevos esquemas de ARV a escala nacional”. “Realizar análisis subregionales a fin de identificar las brechas en la cascada de atención del VIH y los recursos que requieren los diferentes SAI, según su propio contexto, para lograr la supresión virológica de los pacientes en tratamiento antirretroviral”, y “realizar periódicamente (cada tres años) encuestas nacionalmente representativas de resistencia de VIH para guiar la selección de los esquemas de TARV óptimos para el programa en Honduras”.
Respecto al “fortalecimiento de las capacidades del laboratorio”, se propuso proveer de recursos y fortalecer las capacidades virológicas para asegurar el monitorio de TARV a través de un servicio de carga viral oportuno y de alta calidad.
De acuerdo con el informe de las Recomendaciones y conclusiones de la V Conferencia Nacional de VIH y DDHH (2018), aún “falta acceso a pruebas CD4/carga viral, ya que solo existe una máquina de pruebas de carga viral en toda Honduras”.
Incumplimientos estatales
A lo anterior hay que agregar que el Estado ha firmado compromisos para adquirir fondos, pero incumplió.
El documento del PENSIDA IV (2015-2019) señala algunos incumplimientos de acuerdos durante el tiempo: en cuanto a las políticas de prevención del VIH. A pesar de que la meta 20 del PENSIDA III consideraba la “formulación e implementación de una política de Estado relativa al VIH”, a la fecha no existe una estrategia con políticas implementadas eficazmente.
En el sector salud tampoco hay políticas de prevención del VIH o una política actualizada sobre salud sexual y reproductiva, y en el ámbito educativo no hay una política de educación sexual.
El informe de Cattrachas para el III EPU (2018) apunta: “El Estado de Honduras, al eliminar el Programa Nacional de VIH, sumado a la salida de ONUSIDA del país, así como la inoperatividad del nivel decisorio de la Comisión Nacional del SIDA (CONASIDA), limita la interlocución en la materia entre sociedad civil y gobierno”.
Una estrategia tras otra
Los compromisos del Gobierno de Honduras son muchos en materia de Salud y particularmente en las metas de VIH con la Estrategia 90-90-90, el más ambicioso y que originalmente era para 2022, el cual significa que “el 90 por ciento de las personas con VIH estén en tratamiento dentro del sistema”.
Además que el 90 por ciento de las personas con VIH estén en condición de supresión viral indetectable y que mantengan sus condiciones de salud óptimas. Esto se llama “cascada de atención en VIH, a la cual no hemos logrado esos 90% y el 2022 está a la vuelta de la esquina”, explicó el doctor Sergió Flores.
El defensor Dany Montesinos comentó que “tampoco se ha logrado a nivel mundial porque es un compromiso mundial, no es solo de Honduras. Estamos llegando al 60%, 52% y 40%, o sea que tenemos los porcentajes malos. Por lo que se ha modificado y ahora se llama estrategia 95-95-95 y se han extendido hasta 2030”.
En este momento, todas las acciones que se hacen desde las organizaciones y el Gobierno van enmarcadas en esa estrategia, pero para el cumplimiento de las mismas se necesita de la implementación de otros tipos de estrategias.
Estrategias que aparentemente han vuelto a asumir las organizaciones de sociedad civil, quienes en el contexto de la pandemia se han responsabilizado de llevar el medicamento a los pacientes para que estos no tengan que movilizarse y ponerse en riesgo.
Aunque se rescaten numerosos avances en la lucha contra el VIH, la defensora trans Sasha Rodríguez sigue viendo cómo personas cercanas a ella mueren por la misma razón desde 1999. “Esto no ha cambiado. Las personas de bajos recursos siguen muriendo por falta de atención. Las primeras cosas que les dan son toxoplasmosis, enfermedades en los pulmones, y les vienen otras. Entonces no se están muriendo porque no tengan medicamentos oportunos, se están muriendo por enfermedades oportunistas. No hay medicamentos para las infecciones oportunistas o estas personas no tienen dinero para moverse de una ciudad a otra. Entonces se siguen muriendo por eso”.
Exactamente como las muertes por Covid 19.
Respecto a la atención, Montesinos añade que fue mejorando, “no se podría decir que fue empeorando. Te hablé de los primeros millones y ahora es mucho más. Los organismos de cooperación que sostenían las necesidades del Estado han obligado al gobierno a que el mayor porcentaje de compra de tratamientos sea por parte de ellos y eso ha sido efectivo”, entonces, “al hacer una comparación gradual, esto ha ido en mejoras día a día, de no tener nada en 1999, donde las atenciones médicas de este país eran brindarte una acetaminofén, darte un té de uña de gato, que comieras mejor, que no te desvelaras, darte vitaminas. Eso les daban a las personas con VIH”.
Las cifras
Según el Informe de país sobre los avances en la lucha contra el sida, en 2012 se registraban 30,026 casos de personas infectadas con VIH. Del total, 18,353 (85.1%) era por transmisión entre heterosexuales; 1,261 (5.8%) de madre a hijo o hija; 676 (3.1%) por transmisión homosexual; 734 (3.4%), por transmisión bisexual; 441 (2.0%) ignoraban la razón; 80 (0.4%) por transfusión sanguínea y 16 (0.1%) por uso de drogas intravenosas.
Para 2013, el número de CAI se incrementó de 39 a 42. La cobertura de TARV rondaba el 60% y para entonces eran comprados 100% con fondos nacionales. “Tanto los medicamentos antirretrovirales como los principales análisis de seguimiento como carga viral y CD4 eran dotados a las personas con VIH por medio de un pago llamado ‘cuota de recuperación’, el cual era determinado mediante un estudio socioeconómico elaborado por el área de trabajo social del Centro de Atención Integral (CAI), donde es atendida la persona en ocasiones y a solicitud del usuario esta cuota era exonerada”.
Ese mismo año, la Asociación para Una Vida Mejor de Personas Infectadas por el VIH/SIDA en Honduras (APUVIMEH) denunciaba: “No contamos con personal médico, psicólogos, trabajadoras sociales, microbiólogos y farmacéuticos porque el Estado de Honduras no asumió el compromiso que adquirió con el Fondo Global (instancia que pagó durante 10 años salarios y formó a estos profesionales en la atención médica y demás para las personas VIH positivas. La Secretaria de Salud debería asumir de manera paulatina la contratación de este valioso y responsable personal”.
Dany Montesinos agrega que en el país no existe una campaña o estrategia nacional del Gobierno para la realización de la prueba de VIH, mucho menos orientadas a evitar la discriminación a pesar de estar en la Ley Especial.
Las políticas del Gobierno para VIH están siendo dirigidas en grandes porcentajes para mujeres embarazadas y bancos de sangre, pero para poblaciones vulnerables “no están siendo alcanzadas.
Por ejemplo, Kukulkan en el 2018 era la organización responsable de dar respuesta a los indicadores nacionales para la población de hombres gays, bisexuales y mujeres trans y aunque eso podría ser motivo de orgullo, más bien es motivo de preocupación porque somos una organización pequeña donde nos asignaron una meta de la población más afectada por el VIH, casi sin recursos ni estrategias a nivel nacional”.
Retroceso en el gobierno actual
Dany agrega que más bien en los últimos años se ha retrocedido, “de hecho, el gobierno de Juan Orlando ha sido tan jodido que eliminó el Departamento de VIH en 2015, que era el organismo dentro de la Secretaría que brindaba respuesta a todas estas metas y ahora lo descentralizó de una manera que tenemos que estar trabajando con todo mundo y antes había un referente de gobierno con quien podíamos negociar sobre todas estas implicaciones y estrategias”, resalta apesarado.
Y la distancia marcada con el cierre de ese Departamento se evidenció en 2018 en la V Conferencia Nacional sobre Derechos Humanos y VIH, donde su informe “se resalta la ausencia en la mesa principal del señor ministro de Salud, doctor Octavio Sánchez. Tampoco se contó con una autoridad en representación de la Secretaría de Salud”.
Referente a las instituciones creadas por el Estado para dar respuesta al VIH, el doctor Flores señala que el Consejo Nacional del Sida (CONASIDA), ente oficial creado como órgano superior de decisión y vigilancia del cumplimiento de la Ley Especial de VIH de 1999 (Artículo 7), “desde hace mucho tiempo solo es un elefante blanco, es una instancia muy buena desde el punto de vista de cómo se planeó, pero operativamente no hay intervenciones en el terreno de las que tiene que hacer CONASIDA”.
Salidas y recortes
Un informe sobre el presupuesto de la república elaborado por Lesther Rodríguez, director de Transparencia y Gobernanza de la Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ), señala que entre 2007 y 2017, los fondos destinados para defensa y seguridad aumentaron un 44%, mientras que el de Salud subió un 15% anual.
Eso dejó como resultado el abandono de los pacientes de todas las enfermedades crónicas, pero más solos a los de VIH, pues esto pone en riesgo el tratamiento de retrovirales y su atención clínica que se puede reflejar en el cierre del Departamento durante el primer gobierno de Juan Orlando Hernández.
“La pérdida del Departamento de VIH-Sida golpeó muchísimo porque llegó un momento que significó que el Ministerio tenía que acomodarse al nuevo organigrama y llegaba un momento en el que uno no sabía adonde acudir porque no había un ente que lograra focalizar todo eso”, lamenta el doctor Sergio Flores.
Se fue el Fondo Global
Para 2015-2016, también anunció su salida gradual de Honduras el Fondo Global, el principal cooperante desde 2003. Así relató en la V Conferencia Nacional de VIH y DDHH el doctor Mario Cooper, director de Subvenciones de Global Communities a través del Fondo, destacando que “dicho ente cumplía al cien por ciento con la compra de cinco medicamentos ARV, dos más para infecciones oportunistas, nueve reactivos para diagnósticos, condones y lubricantes”.
Letis Hernández reconoce el apoyo, destacando que “se encargó de los Centros de Atención Integral, de capacitar al personal médico, psicólogos y todo el personal de los CAI, así como el medicamento. El Fondo le dijo al Gobierno que se tenía que hacer cargo ya del personal, de los CAI, y de la compra de medicamentos”, remarca la lideresa.
Las subvenciones del Fondo ascienden a 91 millones de dólares invertidos sólo en VIH.
De acuerdo con el doctor Mario Cooper, el FG busca que los Estados beneficiarios asuman progresivamente la cobertura total después de la salida de los fondos a través de un plan de transición. “Para el FG, una transición es el proceso por el cual un país avanza hacia el financiamiento y ejecución de sus programas de salud sin el apoyo del FG, al tiempo que se mantienen y amplían los logros”.
Actualmente se encuentra en implementación un plan estratégico de salida hasta el año 2022. El mismo destaca que en 2018, la compra de ARV de primera línea fue cubierto por la Secretaría de Salud en un 93% y sólo el 7% por el Fondo.
Las reformas a la Ley Especial en 2015
Aunque hubo progreso desde 1999, los años fueron mostrando la necesidad de realizar algunos cambios en la legislación.
El especialista en VIH, licenciado en Recursos humanos e integrante de la Universidad del Valle de Guatemala, Daniel Banegas, menciona que entre las reformas a la Ley Especial en 2015 se derogó el pago de medicamentos (Artículo 47) “aunque no eran técnicamente pagos, sino aportes solidarios para apoyar a otros pacientes que venían de más lejos a los, a partir de entonces, SAI”.
Agrega: “Se han hecho algunas recomendaciones para mejorar el servicio. Por ejemplo, antes venías y te daban una cita cada 15 días, cada 25 días, cada mes, pero actualmente los SAI programan cada mes y medio, cada dos meses, esas citas”.
Esto “para acoplarse a los tiempos de la persona porque antes iban cada 15 días y era muy difícil que estuvieran pidiendo permiso en sus trabajos o movilizarse de un municipio a otro y todas esas dificultades”.
También se hizo énfasis en el Artículo 32, donde se refiere que “la prueba de VIH es estrictamente voluntaria y solo se puede hacer en servicios de salud, previa consejería”. Igualmente, el Artículo 52 exige garantizar el derecho al trabajo, “se prohíbe a toda y todo empleador solicitar la prueba para ingresar o permanecer en el empleo”.
En esta serie le describimos la política pública del sistema de Salud de Honduras para evitar que las personas infectadas con VIH, desarrollen el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida). Esta investigación inició cuando el equipo de RI encontró que en la última década se ha denunciado el problema de la resistencia adquirida al tratamiento antirretroviral y además se advirtió que la resistencia puede ser transmitida. Distintos análisis médicos revelan que la farmacorresistencia muestra resistencia en pacientes aún antes de iniciar el tratamiento y prevalencia de mutaciones asociadas a resistencia en pacientes que no habían sido tratados, por eso el equipo inició un recorrido de varios meses desde febrero de 2020. El trabajo de campo fue realizado por el periodista Luis Hércules para conocer en los distintos vericuetos burocráticos cuál es la respuesta estatal. Mientras investigábamos se sobrevino la pandemia por Covid 19 y esto ha tenido secuelas mayores para las personas.
Clic para leer más de esta serie:
REPORTEROS DE INVESTIGACIÓN