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Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. El país ha estado en Toque de Queda desde el 16 de marzo de 2020. Entre el 4 y el 17 de junio, ocurrió un hecho que catapultó la ola de contagios que se venía dando. 

En el mes que se paga un Decimocuarto salario a las personas que trabajan en fábricas y en el gobierno, el 8 de junio, el Gobierno impulsó lo que denominó como la “Reapertura Inteligente”. Bajo esa etiqueta, levantó las medidas de confinamiento adoptadas desde el 16 de marzo. Pero al mismo tiempo, un día después de la reapertura los funcionarios realizaron la cantidad de mil pruebas por primera vez y para el 17 de junio, Honduras reportaba 10299 positivos y 336 muertes. 

Las hospitalizaciones se elevaron a 934; el 11 de junio se rebasaba la capacidad hospitalaria y Honduras requería de más hospitales. Pese a eso es sorprendente que en sus estadísticas, el número de recuperados totales que muestra el gobierno sea el mayor porcentaje en relación con el número de pruebas realizadas aunque de manera irónica las hospitalizaciones tienen el porcentaje más bajo de la tabla.

Honduras alcanzó el pico de la pandemia, con un sistema de Salud sin preparación y con un Gobierno que aprovechó el momento para desaparecer más de 80,000 millones de lempiras, según recuento de entidades como la Coalición contra la Impunidad. Las siguientes semanas, el avance del virus no hizo más que disparar las cifras y demostrar que el problema de Salud en Honduras es tan complejo que requiere de mejor calidad e inversión en materia virológica.

A mediados de año

Las semanas 15 y 16, comprendidas entre el 18 de junio y el 1 de julio, dejaron un saldo de 206 muertos, pasando de 336 a 542 en total. Los casos confirmados 20262 y las hospitalizaciones de 933 a 1310. Esto coincidió con la reapertura de la economía del 8 de junio.

Este mismo mes, surge la iniciativa de instalar Centros de Triaje con el fin de estabilizar pacientes que no representaban una hospitalización de emergencia. Esto para dar respuesta a la crisis hospitalaria y al escándalo de los Hospitales Móviles.

En julio, desde la semana 17 al inicio de la 21, las muertes pasaron de 591 a 1337; en un mes se confirmaron más muertes que en toda la pandemia hasta ese momento. Los casos subieron de 21120 a 42014; 20,894 en total y también se duplicó la cantidad en un mes. Y las pruebas aumentaron de 55803 a 104313; 48510 en total. También se duplicó el número y fue posiblemente en el que más trabajó realizó la Secretaría de Salud en toda la pandemia.

Los primeros dos hospitales móviles del caso de corrupción por el que se acusó a Invest-H, llegan al país el 10 de julio y representaban al menos una esperanza en las hospitalizaciones.

Ya en Agosto; se mantuvo un ritmo similar al de julio todo el mes. Las pruebas subieron de 105927 el 1 de agosto a 145627 al 31 del mismo mes. Pero ese registro alto, también confirmó la muerte de 505 personas y elevó el total de casos positivos de 42685 a 61014; 18,329 solo en ese mes.

La diferencia entre julio y agosto fue que en éste último las hospitalizaciones disminuyeron gracias a la implementación más Centros de Triaje para los pacientes que llegaban con falta de oxigeno y disminuyó la saturación de los hospitales.

El 21 de julio se registró el número más alto de hospitalizaciones de toda la pandemia con 1616 pacientes. Para el 31 de agosto las hospitalizaciones bajaron a 909.

En septiembre, dos meses después de llegados los primeros dos hospitales móviles, seguían sin funcionar. Las alcaldías y la empresa privada instalaron Centros de Triaje que no resolvieron el problema de las hospitalizaciones, pero lograron estabilizar la emergencia mientras el Gobierno de Honduras respondió disminuyendo la cantidad de pruebas realizadas. Desde el 1 hasta el 30 de septiembre se realizaron 34618 pruebas. Los casos reportados en ese mes fue de 15,131, llegando a un total de 76,900 en todo el país.

Las hospitalizaciones disminuyeron a 757, y las recuperaciones siguieron en aumento debido al método que sugirió la Organización Mundial de la Salud (OMS), sosteniendo que los pacientes después de 10 días de diagnóstico ya no son un riesgo de infección y por tanto se daban de alta de esa manera; alcanzando un total de 27922 recuperados y las medidas de circulación para entonces ya eran un recuerdo de un pasado que pronto se olvidará.

Con la disminución en la cantidad de pruebas realizadas también disminuyó la percepción de la gravedad de la pandemia.

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