Revista Envío
Ismael Moreno, director de Radio Progreso, publicó en la revista Envío:
En la margen derecha del río Aguán, don Cachiro, junto a varios amigos olanchanos, comenzaron a sembrar marihuana. Los cultivos de la yerba se confundían entre las milpas de maíz y los frijolares. Fue así, trasladando marihuana, como los tres hijos de don Cachiro comenzaron a incursionar en el tráfico de droga.
Javier, Leonel e Isidro -Cachirito, el más pequeño de los tres- pasaron de colaborar con su padre en el robo de ganado a ser sembradores y distribuidores de marihuana en el corredor que de la zona del Aguán conduce a San Pedro Sula.
Muy pronto ese corredor se extendió hasta la frontera con Guatemala por los departamentos occidentales de Santa Bárbara y Copán, en donde los Cachiros establecieron alianzas con ganaderos de la zona. Hasta allí llevaban el ganado robado en los potreros de Colón y Olancho.
Más adelante se aliaron con otros ganaderos del departamento de Izabal, en Guatemala , para trasladar, además del contrabando de ganado, la marihuana. Fue así como se sentaron las bases de un lucrativo negocio.
Como abigeos, los Cachiros eran insuperables. Como traficantes de droga tuvieron que comenzar como aprendices.
Los Cachiros se iniciaron como peones de capos muy experimentados. Los contactos con los carteles de Colombia se habrían hecho a través de la Mosquitia, un vasto territorio de nadie, despoblado, con costas sin ningún control hacia Nicaragua y hacia el mundo. Los capos colombianos hacían llegar la cocaína por mar y por aire y desde la hondureña, la transportaban hacia Islas de la Bahía y desde allí hacia Guatemala, México o Estados Unidos. También la internaban en territorio hondureño por varios corredores.
El más importante habría sido el corredor de Colón, atravesando el inmenso municipio de Iriona, llegando a Colón y cruzando los departamentos norteños de Atlántida, Yoro y Cortés, creando una importante infraestructura en la ciudad de San Pedro Sula, hasta penetrar en el occidente por los departamentos de Santa Bárbara y Copán y desde allí alcanzar Guatemala. Otro corredor fue el que desde la Mosquitia se interna por el departamento de Olancho, atravesando Tegucigalpa y siguiendo al sur del país para ingresar por El Salvador y Guatemala rumbo a México.
Al terminar el siglo XX, los hermanos Rivera Maradiaga estaban ya plenamente comprometidos con los carteles internacionales de la droga. Javier se había logrado ubicar como segundo al mando en la jefatura del cartel del Atlántico, y tras una feroz disputa que acabó con la muerte de Jorge Aníbal Echeverría Ramos, conocido como “Coque”, en marzo de 2004, se convirtió en el más poderoso comprador de cocaína a los carteles colombianos y venezolanos y en el más importante vendedor de cocaína a los carteles mexicanos, en especial al cartel de Sinaloa.