Parte 12
Diseño de Investigación: Héctor Silva Avalos, El Salvador; Wendy Funes, Honduras:
Investigación de campo: Héctor Silva | José Manuel Serén | Melissa Hernández | Junior Zúniga | Wendy Funes | Edición: Héctor Silva Avalos El Salvador | Redacción: Wendy Funes, Honduras| Visualización de datos: Wendy Funes | José Manuel Serén
En Choloma, la corrupción y pelea de territorios para controlar el tráfico de drogas dejaron al menos 20 asesinatos directos entre 2005 y 2021. Choloma es el ejemplo más claro de colusión entre empresa privada, poder político y bandas o maras y pandillas como brazos armados para intimidar a quienes denuncian corrupción y narcopolítica.
Choloma es el ejemplo más claro de colusión entre empresa privada, poder político y bandas o maras y pandillas como brazos armados para intimidar a quienes denuncian corrupción y narcopolítica. “Acá hay un bar que funciona, en ese lugar todo mundo sabe que se vende droga y cuando le da la gana cierra las calles y trae los conjuntos.”
Vecino de Choloma
Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Cuando el joven ve el carro asomar por la curva se pone alerta. Endurece el rostro, pero sus movimientos no son bruscos. Como impulsado por un reflejo, el que nace de la vigilia, se separa unos centímetros de la mujer con la que ha estado hablando y, sin protocolos, con la mano izquierda saca del pantalón una pistola 45mm que empieza a levantar hacia la ventana del carro. Con la mano derecha pide al motorista que haga alto.
Dentro del carro, un taxi sin identificación -VIP les llaman en Honduras-, el motorista baja la ventanilla. Lo hace con calma. El joven de la pistola, vestido con un pantalón flojo, camiseta roja y una gorra del mismo color, se acerca sin levantar del todo el arma, dejándola a la vista; echa un vistazo al interior del carro.
—“¿Cómo estamos?…Soy Juan. Aquí traigo a esta gente que son de una agencia internacional”—, lanza el conductor, residente de la zona, como salvoconducto y justificación por los dos periodistas que lleva en el carro.
Al de la pistola se le descongestiona el rostro. Un esbozo de sonrisa indica que ha reconocido al motorista. Con la mano derecha da la señal para que el carro avance y vuelve a la plática que había interrumpido. El joven, explica Juan, es «bandera» (vigila la zona) de la Mara Salvatrucha (MS13), que es dueña absoluta de este cerro en las afueras de Choloma, Cortés.
A este lugar se le conoce como El Tanque, por el depósito de agua que corona el cerro en cuyas faldas se asienta la colonia INFOP, uno de los tantos barrios populares que circundan Choloma, la ciudad maquilera de Honduras. Hasta hace muy poco aquí mandaba Giovanny Fuentes, el narcotraficante que se asoció con el presidente Juan Orlando Hernández.
Tras pasar la posta de control pandillero se llega a un parque recién remodelado, construido alrededor del viejo tanque de agua. Hacia el sur hay un mirador desde el que puede verse otro depósito de agua, más grande, cuyo concreto gris resalta entre el verde de un cerro aledaño. Ahí, dice Juan, acampa parte del liderazgo de la pandilla y no hay salvoconducto que valga para entrar. Ahí entierra la MS13 a sus víctimas.
Si, desde el mirador del parquecito, se gira la vista hacia el este puede adivinarse la silueta de Cerro Grande, un lugar vital en la historia criminal de Choloma: ahí instaló Giovanny Fuentes en 2013 un narcolaboratorio con el que luego se vincularía Juan Orlando Hernández, el presidente de Honduras, según documentos judiciales estadounidenses.
A los pies del cerro de la colonia INFOP se extiende la ciudad maquilera, que en los últimos años, antes de que oficiales estadounidenses arrestaran a Fuentes en el aeropuerto de Miami en marzo de 2020, había sido escenario de guerras sordas y alianzas secretas entre narcos, pandilleros y políticos, incluido el presidente Hernández.
La colonia INFOP no es una localidad menor en ese mapa criminal. Aquí se crio Giovanny Fuentes y, al decir de fuentes locales en Choloma, desde aquí dirigió en buena medida el narcolaboratorio de Cerro Grande. Algunos de sus familiares aún viven en una casa de ladrillos vistos en la entrada de la colonia, a unos 200 metros del desvío de la carretera CA-13, que parte Choloma en dos y la una con San Pedro Sula al sur y Puerto Cortés al norte.
El tinglado político
Quizá no hay otro lugar en todo Honduras en que la simbiosis reciente entre narcos y política haya sido tan profunda.
Uno de los lugares en que esas alianzas se pactaron fue en la sede de Graneros Nacionales, ubicado a medio camino entre Choloma y San Pedro Sula. Un hombre que fue contador de esa empresa es ahora testigo en el juicio que la justicia estadounidense abrió a Giovanny Fuentes en Nueva York y en el que fue declarado culpable de narcotráfico en 2021. El testimonio del contador, a quien los fiscales estadounidenses identificaron como José Sánchez por protección, ha convertido en verdad judicial muchos de los viejos nexos criminales que nacieron en Choloma y terminaron influyendo todo el mapa del narcotráfico y la política en Honduras.
Una imagen, reproducida a partir del testimonio de ese contador, resume las alianzas.
En 2013, el contador vio a Giovanny Fuentes discutir con el presidente de Honduras “el uso del laboratorio de Cerro Grande”, según un memorándum judicial presentado por fiscales del Departamento de Justicia (DOJ, en inglés) en ese juicio.
Un expolicía hondureño que ha servido de testigo a oficiales del DOJ en la investigación abierta al presidente confirma lo dicho por el contador y agrega que desde 2011, cuando era diputado del Congreso Nacional, Hernández llegaba en helicóptero hasta Graneros Nacionales para reunirse con Fuentes y políticos locales.
Uno de los dueños de Graneros Nacionales era Fuad Jarufe, con quien Juan Orlando Hernández tenía una relación cercana, la cual se estrechó cuando viejos operadores del crimen organizado en Choloma empezaron a caer en desgracia ante el poder del Partido Nacional, afincado en la presidencia hondureña desde 2010.
Durante su juicio, Giovanny Fuentes declaró que, antes de 2010, él había sido solo músculo de una organización política más grande. Él, dijo el narcotraficante, había sido empleado de Jarufe y amigo de José Miguel Hándal Pérez, alias Chepe Hándal, designado como narcotraficante por el Departamento del Tesoro en 2014 y condenado en Honduras en 2017.
En aquellos días, según los testimonios de Fuentes y José Sánchez, además de Hándal, la familia Rosenthal también tenía huella en Choloma, ciudad estratégica por su calidad de enclave de paso entre las rutas que unen San Pedro Sula con Puerto Cortés y el resto de las rutas que conectan con el sur, el occidente y el oriente hondureños. Había pactos delicados por el dominio territorial de los negocios lícitos e ilícitos.
Los Rosenthal, sin embargo, cayeron en desgracia. Yankel Rosenthal, miembro del clan, fue ministro de Hernández entre 2014 y junio de 2015. Tres meses de después de salir por la puerta de atrás de ese gobierno nacionalista, Rosenthal fue detenido en Miami y, a la postre, condenado por lavado de dinero y luego liberado en 2020 tras cumplir su pena.
Con el vacío que dejaron los Rosenthal el mapa se reconfiguró. Hay que ir más atrás para entender el ascenso de Giovanny Fuentes y el inicio de su relación con Juan Orlando Hernández. Clave en esto es el nombre de Francisco Crivelli, alcalde de Choloma…