
Por Rossel Montes
Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigacion. Xiomara Castro es la nueva presidenta, sí, aunque no lo podamos creer, en mi caso ni siquiera pensé que algo así se pudiera lograr, sobre todo en un país tan atrasado en sus estructuras, desmantelado en sus instituciones y saqueado en sus arcas. 12 años de gobierno, o mejor dicho, desgobierno o dictadura —como solemos decir—, de un antiguo Partido Nacional. n partido que representaba al moribundo bipartidismo histórico, hoy ya totalmente deslegitimado, un cadavérico y moribundo Partido liberal que se niega a desaparecer.
El poder político es algo que emerge de la vida orgánica y biopolítica de la potentia, siguiendo a Enrique Dussel, la potentia es el poder base de la comunidad política que posibilita la creación de las instituciones, es decir, del Estado. Es lamentable cuando los partidos políticos actúan en total impunidad, con una potestad totalmente fetichizada y alienada y es cuando la política, que tiene un fin comunitario, y fines radicalmente éticos, queda corrompida por la política vernácula con fines elitistas y antidemocráticos.
Vientos de cambio se sienten en la cotidianidad hondureña, que añora y sueña con cambios radicales y profundos en las estructuras sociales; ese sueño de cambio y de transformación se vio reflejado en la masiva participación de la recientes elecciones del 28 de noviembre, donde se contó con una histórica participación del 70 %, algo inédito en los procesos electorales en Honduras, al menos eso es lo que indica la historiografía histórica y sociológica hasta la fecha. Lo cual solamente refleja el total repudio que la población tiene sobre el gobierno de Juan Orlando Hernández, considerado uno de los peores gobiernos en la historia del país, uno de los gobiernos más corruptos de América Latina que junto con los vínculos con el narcotráfico sumió a Honduras, a una nación entera, en una maquina de éxodo, sufrimiento y una época de las más oscuras desde la retorcida dictadura de Carias ( 1933-1949).
¿El mito del comunismo?
El partido Nacional gastó millones en una terrible y ridícula propaganda mal utilizada donde se intentó de una forma caricaturesca deslegitimar y crear en los imaginarios de los electores, una idea antigua y desgastada del viejo fantasma del comunismo, un discurso que es muy antiguo, antiquísimo, pero muy usado por las derechas obtusas y pérfidas en América Latina y algunos países del desarrollados. Pero no es al comunismo al que las viejas oligarquías le temen, no, su mayor temor es a la misma democracia, ya que la democracia, entendida la democracia como poder del pueblo, es su etimología griega, o marxista democracia directa o radical como la entiende Chantal Mouffe, es la participación de las mayorías en los asuntos que competen a la comunidad. En ese sentido, las elites le temen a la democracia cuando esta se profundiza, ya que la democracia participativa no permite que una minoría pueda secuestrar una institucionalidad. Creemos que Honduras y centro América está iniciando una nueva era de superación de las viejas estructuras arcaicas, estructuras que impiden la democratización de la sociedad, pero estas transformaciones no solamente se verán acompañadas por procesos electorales, que es una forma de hacer una revolución democrática, sino que a través de los movimientos sociales activos, como garantes y vigilantes de los procesos democráticos. Xiomara Castro es la primera presidenta de Honduras, y eso tiene un significado totalmente novedoso y ‘sui géneris’, significa que la democracia por construir tendrá una profunda impronta participativa y paritaria. En ese sentido, La población está retomando las riendas de lo político.
¿Las mujeres al poder?
Los movimientos sociales desde el siglo XIX han retado a las democracias formales de occidente, con su tremenda capacidad de organización y lucha, han obligado a que las estructuras patriarcales de las sociedades machistas deban democratizar ciertos espacios que históricamente eran solamente para los varones. Es así, como el movimiento de las Sufragistas a inicios del siglo XX logran interpelar a la derecha y a la misma socialdemocracia europea para que la mujeres pueden tener acceso al voto, aunque el voto visto con ojos actuales parece una mera formalidad, en aquel tiempo era algo revolucionarios que le daba a las mujeres un poder nunca antes tenido; la posibilidad de decidir sobre los asuntos de la cosa pública y sobre su existencia social.
En Honduras el feminismo y la lucha de las mujeres por obtener cuotas de poder es muy antigua, se remonta a inicios del siglo XX, como bien lo argumenta la historiadora Rina Villars, quien ha estudiado el legado de doña Graciela García, una de las pioneras del movimiento sufragista en Honduras, quien se enfrentó durante los años veinte a las estructuras de poder hegemónico y machista, incluso dentro del movimiento socialista. Xiomara como presidenta significa que la democracia por venir deberá ser una democracia participativa, si, pero una democracia paritaria, es algo complicado de lograr, ya que hasta en los países más adelantados aun hay lucha en torno a eso, pero con perseverancia se puede demostrar y ser de ejemplo de que en Centroamérica y Honduras puede lograr cosas interesantes en temas de democratizaciones, paridad, igualdad y justicia.