*Por Wendy Funes

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. En cualquier avenida de la capital hondureña podría ser que sí. ¿Realmente, el origen de ese comportamiento criminal es mi minifalda? NO. En criminología existe lo que se llama víctimas provocativas, es decir que tientan o inducen al delito, ¿Pero realmente el vestuario femenino que es una prolongación de ser y vivir como mujer está conectada con la motivación criminal o el comportamiento criminal? Eso es como preguntar ¿si el “martillo de las brujas” en la Edad Media era generado por las creencias y prácticas de las mujeres o por la visión de “ser mujer” basada en la concepción religiosa de la época?

En Honduras, la criminología mediática — es decir como desde los medios de comunicación se da a conocer la cuestión criminal —  justifica la violencia sexual basada en la  oportunidad como si la violencia sexual fuera un delito que se da solo en condiciones específicas. Pero esa manera de crear una praxis discursiva que genera una praxis real alimentada y justificada por el discurso, no solamente impulsa una reacción social errada, construyen cultura, pensamiento colectivo en derredor de cómo se concibe y ataca esta cuestión criminal sino que genera inseguridad subjetiva para las mujeres.

Un discurso criminológico mal manejado puede generar las llamadas “opiniones favorables a la inequidad de género” que la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como “Factores individuales y relacionales» en su Investigación de los factores que aumentan el riesgo de que los hombres cometan actos de violencia sexual. Este es un concepto “relativamente reciente y se refiere predominantemente a hombres que fueron aprehendidos, en particular por haber cometido una violación».

Ante la pregunta ¿Cuáles son las causas fundamentales y los factores de riesgo de la violencia sexual?, la OMS responde que entre los factores que han sido señalados en múltiples estudios de ese tipo se cuentan los siguientes: pertenencia a una pandilla, consumo perjudicial o ilícito de alcohol o drogas, personalidad antisocial, exposición en la niñez a la violencia entre los padres, antecedentes de abuso físico o sexual en la niñez (22), escasa educación, aceptación de la violencia (por ejemplo, creer que sea aceptable golpear a la esposa o la novia), múltiples parejas o infidelidad, opiniones favorables a la inequidad de género.

Y resulta que al revisar la estadística hondureña, encontramos que la violencia sexual atraviesa los hogares hondureños, no es un delito con zonas de alta y baja peligrosidad, puede haber casos circunstanciales que reúnan los requisitos de un delito de oportunidad, pero las cifras oficiales demuestran que aunque las mujeres cambiaran su vestuario, la realidad en Honduras  es que a las mujeres de Honduras las están violentando en la mayoría de los casos reportados, cuando son niñas de 0 a 19 años.

A la mayoría, las violentan dentro de sus hogares: sus tíos, primos, parientes cercanos. También hay mujeres grandes de más de 90 años víctimas de agresiones sexuales. Es decir, las mujeres no necesitan salir a la vía pública ni tener cierto tipo de vestimenta para que las violenten sexualmente.

“Según el Ministerio Público, el 54% de las víctimas de violencia sexual durante 2019 fueron niñas entre 10 y 19 años de edad. En 2020 este porcentaje fue de 55%. Las niñas agredidas de 0 a 9 años de edad representan el 13% de las víctimas en 2019 y el 12% en 2020; y las mujeres de 20 a 29 años representan el 12% tanto en 2019 como en 2020”, reveló el Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres de la oenegé Centro de Derecho de Mujeres (CDM).

Esta misma fuente revela, “Identificamos agresiones sexuales contra tres mujeres de más de 90 años en 2019 y a dos mujeres de 93 y 96 años en 2020”

El estudio  Criminología sexual del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla, enlista entre las Motivaciones de los delincuentes sexuales un mayor impulso sexual, ligada a la cantidad de testosterona, el condicionamiento ligado a la violencia, complejos relacionados con la identidad sexual y exigencias del rol masculino basado en estereotipos. Al estudiar sobre criminología sexual, no hay estudios científicos que validen la culpa de la mujer como origen de la motivación criminal.

«La violencia sexual sigue normas generales. No es natural, espontánea ni arbitraria. Es histórica y se da bajo ciertas circunstancias, las cuales involucran a sujetos específicos. Resumiendo lo anterior tenemos que:

  • Es un hecho constitutivo de la sexualidad, aunque en el sentido común se considere que es anormal, exterior, disfuncional y que no es parte de la misma.
  • Representa una expresión de poder, de ahí que sea ejercida en contra de quienes no lo tienen, son considerados vulnerables o merecen castigo.
  • Sintetiza varios poderes: el del género dominante, conjugado con el que otorgan las características propias de cada sexo, la edad y su influencia directa sobre quien aún no alcanza la plenitud, y con ello emana autoridad sobre el otro.

Debido a la influencia patriarcal, la prevalencia de quienes ejercen la violencia sexual es en hombres contra las mujeres y menores de edad, sin importar el sexo»   (López & Juárez, 2014).

Otros estudios criminológicos observaron que la violencia sexual puede manifestarse como una  pulsión instintiva relacionada con conflictos que han atentado contra la sobrevivencia.

*Periodista y criminóloga

Deja un comentario