Por Wendy Funes
Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Los transportistas de la facción del Partido Nacional, que aún controla Juan Orlando Hernández desde Nueva York, a través de su gente todavía leal a él, han salido a protestar en las últimas horas para denunciar extorsión. La información fue recopilada entre fuentes del Partido Nacional y del gobierno actual.
El delito de extorsión siempre ha estado aquí, creció de manera desproporcionada, pese a todo el aparataje que hacía creer que se estaba combatiendo.
Todo fue un espejismo, la justicia se encaminó a perseguir únicamente a los autores materiales mientras los cerebros del crimen, políticos, empresarios, funcionarios al mando de militares, y estos a su vez de policías, operaban de manera impune.
La criminología mediática (la forma en que los medios abordan la cuestión criminal) en este momento está magnificando el delito. Los medios masivos le hacen creer a la opinión pública que la extorsión ha crecido, pero le ocultan que nunca decreció siempre fue un problema de seguridad pública: El informe Estado de país: Honduras 2022, Sector seguridad y justicia, de ASJ reveló que de acuerdo con la “encuesta Lapop de 2018, 8.5% de los hondureños fueron víctimas de extorsión”.
El periódico Proceso.hn con un estudio de la oenegé Asociación para una Sociedad más Justa como fuente reveló “…la extorsión se lleva aproximadamente 18 mil millones de lempiras solo en cobros, eso representa casi el 3 % del PIB”, dijo el director de seguridad y justicia de ASJ, Nelson Castañeda.
Eso permite concluir que hay una espectacularidad mediática del delito que conlleva el riesgo de impulsar el crimen al incrementar la inseguridad subjetiva. Por ende, eso puede promover la impunidad e incentivar que más bandas cometan el ilícito amparados en esa percepción de impunidad.
Un ejemplo de la gravedad del ilícito son la ejecución de 5500 órdenes de captura y las 291 bandas criminales desarticuladas, de acuerdo con las cifras reportadas por la Dirección Policial Anti Maras y Pandillas contra el Crimen Organizado (Dipampco), según estadísticas proporcionadas por el comisionado de la Policía Nacional, Miguel Martínez Madrid.
El negocio de la extorsión en el transporte
Mientras tanto, en las últimas horas los transportistas han salido con dos motivaciones:, según el argumento estatal, por un lado, su argumento de que la extorsión se ha descontrolado es cuestionable pues algunos de los líderes son los mismos que tienen cuantiosas fortunas que prosperaron en los últimos 12 años y eso les obliga a jugar a la política para hacer oposición y desprestigiar al actual gobierno en materia de seguridad, y en segundo lugar, porque están presionando por un aumento al bono que reciben por cada unidad del transporte.
Eso no quiere decir que la extorsión sea falsa, es un problema, porque es en el modelo de negocios criminal de la economía de la narcopolítica, una fuente importante de ingresos. Los análisis estatales hasta ahora permiten comprender cinco hechos que alimentaron este ilícito:
-Los trabajadores del transporte vieron que el negocio era bueno, empezaron prácticas extorsivas y así, algunos, se convirtieron en empresarios del transporte que ahora se dedican a la extorsión en diferentes rubros.
-No hay en el sector un censo, aunque estamos en la era de Inteligencia Artificial, que permita con solo una tecla saber los antecedentes de cada uno de los trabajadores del rubro y por tanto ejercer control administrativo y control social de esta población.
-Las billeteras electrónicas son manejadas en aplicaciones sin ningún control para identificar quién mueve dinero a través de ellas. Eso permite que sean utilizadas para mover millonarias sumas sin control de la Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (Ahiba). Las autoridades de investigación criminal tienen identificadas dos que son bastante conocidas.
-La venta de chip para telefonía móvil sin control adecuado para identificar a los dueños, ha generado una oportunidad para los delincuentes.
-La extorsión ha ido mutando sus formas de operar y de la tradicional renta que había que pagar de mano a mano, luego a través de la banca, después a través de aplicaciones ahora se ha incorporado un monopolio de tal forma que la mara puede exigir que los comerciantes adquieran solo sus productos.
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