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Los ladrones de nuestra memoria histórica

Por: Carlos Méndez

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación.Vivir del pasado no sirve de nada, dice la gente con cierta certeza. Es la verdad cuando se trata de experiencias humanas cotidianas en donde las emociones tóxicas acumuladas, arruinan la felicidad de cualquier mortal.

Es distinto cuando se habla del pasado como registro histórico y documental de la vida de un país entero, su gente, cultura y bienes patrimoniales y que, para su preservación y utilidad, se ubican en lugares seguros, para evitar entre otros, el desgaste y hasta el robo y el saqueo. Las bibliotecas, museos y archivos nacionales son espacios generosos donde la recuperación histórica documentada está, en teoría, a salvo para bien de la humanidad.  

En las entrañas de los museos y Archivos Nacionales, se concentra en esencia, memoria histórica para poder comprender el pasado y evitar “caer en sus errores” en el presente. Para gente curiosa sedienta de escarbar datos inéditos del pasado, nuestro Archivo Nacional (ANH), es fuente atractiva de consulta permanente, ora estudiantes ora investigadores amantes de la historia y sus consecuencias, que más tarde cuando uno menos piensa, nos devuelven conocimiento sistematizado. 

Pero también, en el lado feo, nuestro archivo nacional ha sido y continúa siendo, un atractivo para traficantes del patrimonio cultural. Ladrones finos, perfumados de la peor calaña que no los alcanza la ley. 

En los años 80 el poeta Oscar Acosta en consulta muy propia de su sagacidad intelectual, se encontró en el Archivo Nacional, con intercambios epistolares de admiración mutua, entre Adolfo Hitler y el dictador hondureño Tiburcio Carias Andino en abril de 1936. Ambas cartas debidamente firmadas por sus autores. Mucho tiempo después, al regresar el escritor por otra consulta similar, ya no encontró dichas misivas. ¡Desaparecieron como por arte de magia! Muy parecido a unos cuadros pictóricos de incalculable valor, con la imagen del General Francisco Morazán que ya no están en la Casa Museo, dedicada a la vida y obra del prócer. ¡Se los “peinaron”!

Según testimonios desde el propio Archivo, el despojo documental e indiferencia, se ha producido, en los extensos gobiernos de dictaduras militares y, ¡vaya coincidencia montaraz!, en periodos gubernamentales de puro cachurequismo, que son la misma estupidez humana. ¿Maldad? No. Eso está plenamente documentado. 

Solo el diablo sabe cuánto dinero han hecho los rapaces con el saqueo de fragmentos y piezas enteras documentadas del Archivo Nacional, como las cartas entre Hitler y el Dictador Carias ya citadas y que deja  constancia, que, aun hoy, continúa encontrándose, el vacío de mucho material brutalmente depredado, según relata el actual Director Ejecutivo, Josué Sevilla quien, se propone desde su gestión y ahora, con su equipo humano, hacer un inventario fidedigno de la todavía riqueza archivística existente. También, a corto plazo, se propone, por lo menos, sentar las bases para un archivo virtual de siglo XXI. También re encantar a la comunidad lectora y con ella, al mundo, con un archivo digitalizado, en el cual se pueda realizar consultas con alta calidad profesional.

Además, cuenta mucho en este propósito, esto es clave, no descansar en perseguir a los saqueadores de oficio y aplicarles con rigurosidad, legislación existente.

Todo esto debe hacerse con los exiguos recursos que se tienen asignados y, con la ayuda solidaria de personas e instituciones que valoran este tipo de proyectos de gran importancia, para el desarrollo de país.   

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