Reporteros de Investigación. Tegucigalpa representa muchos problemas sociales y políticos. En seguridad, a inicios de la década fue catalogada como una de las ciudades más violentas del mundo. Por otra parte, su estructura territorial parte de una zona montañosa, con calles en su mayoría son estrechas, sinuosa y en general con pendientes altas. Eso impide un fácil flujo vehicular y conlleva a congestionamientos de tránsito.
Sumado a lo anterior, la insatisfacción de la clase trabajadora por el servicio prestado por el sistema de transporte público ha orillado a un crecimiento acelerado vehicular, en la ciudad, cuyas autoridades aún no han trabajado en la construcción de un Plan de Movilidad Sostenible, pensado en los ciudadanos y no en los automotores.
El Trans ya fue modificado en al menos 18 ocasiones, fue inaugurado, destruido, investigado pero aún no funciona, al igual que las promesas de tener un “transporte con mejores condiciones de calidad, seguridad, comodidad, eficiencia, economía y representatividad establecidas bajo el principio de equidad en cuanto a la inversión realizada por los prestadores del mismo en consonancia con los tratados internacionales sobre la materia ratificados por el Estado de Honduras, de los cuales es signatario, según la Ley del Instituto de Transporte Terrestre de Honduras (ITT).
Los accidentes vehiculares en la ciudad de Tegucigalpa se han incrementado en los últimos años, de acuerdo con el Boletín Especial N°65 sobre Mortalidad por Causa Externa del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), entre los meses de enero a junio del año 2018 un total de 106 muertes por accidentes de tránsito sucedieron en el Distrito Central (Tegucigalpa y Comayagüela).
En la misma ruta del Trans han ocurrido desde 2011, que se gestó la idea, hasta 2017 que se hizo la última modificación, 445 robos y 60 delitos sexuales dentro de las unidades del sector transporte, según la información proporcionada por la Secretaría de Seguridad.


En el año 2015 el Congreso Nacional aprobó la nueva Ley de Transporte, como medida desesperada para terminar con la violencia en este sector y para ello prometió la instalación de cámaras dentro de las unidades y la presencia militar en las mismas.
Las promesas del Trans 450, siguen siendo eso…promesas con grandes daños colaterales para la ciudadanía en consecuencia de la imposición de una obra de movilidad urbana elaborada con una receta genérica por parte del BID.
Ver mapa interactivo de 21 homicidios ocurridos entre 2013 y 2016 en la ruta del Trans: