Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Las faldas aletean como colosuca. La leyenda dice que la colosuca es la mujer que se convirtió en pájaro por una mazorca de maíz.

En el mismo instante, pueden aparecer entreverados entre los maizales, la «humazón» helada, las escobas de la feria o las mujeres lavando en la quebrada. ¡Allí be! enjuagando con gran azoro en la madrugada porque piensa que es un  espanto y seguirían atolondradas sino fuera porque van viendo que son las piedritas de los enamorados.

Y ahí mismo patente, en el propio santiamén, asoman los santos patrones disecados y los velorios con guaro para beber, puede ser que “las mariposas de lindos colores, en todas la flores”, vuelen en cualquier momento trenzando una época con otra.

Los cuerpos con ritmos sincrónicos, afinados con tanto ensayo muestran en un instante las memorias coloniales y un minuto después imitan el movimiento de los animales, los espantos como La Sucia, El Enano o la alegría de las ferias.  ¡Es la magia de la danza!

Son los granos de la mazorca de maíz como dientes de la cultura con que sonríe el Cuadro de Danzas Folclóricas de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

En un año 12 lunas llenas y cada 12 de septiembre suman un aniversario de contar siglos de historia cultural proyectada. Este 2020 son 39 años de enorgullecer al mundo con las raíces hondureñas.

China, Perú, Brasil, Costa Rica, México, El Salvador, Estados Unidos son solo una parte del itinerario de la fiesta y alegría del folclore nacional mostrada en escenarios internacionales. “Es triste despegarse al día siguiente, de donde hubo fiesta”, como diría Miguel Ángel Asturias (Hombres de Maíz).

Este grupo es como la semilla tirada en la tierra, cultivada con esfuerzo máximo, sudor, empeño y una disciplina tenaz que surge del amor al arte y a la cultura popular.

Cada integrante ha conocido los pueblos más recónditos del país y aprendió a estar orgulloso de esta tierra. Sólo así se puede explicar tanto empeño por transmitir a las demás personas el amor por esta tierra.

Lo hacen sin recibir ni un centavo a cambio, más bien los estudiantes y personas egresadas trabajan y aportan dinero para hacer el mejor espectáculo con sincronía perfecta y al saltar a un escenario, el sonido de los  «caites» es música para contar siglos de tradiciones y costumbres.

En una semana, el grupo práctica hasta 10 horas. Cuando se trata de representar a Honduras en el extranjero, las horas se multiplican.

“He aprendido amar a mi país mucho más de lo que ya lo amaba, he aprendido el significado de muchas cosas que se dan en mi país que antes no lo sabía; he conocido a mucha gente maravillosa la cual no solamente me ha inspirado sino que me han enseñado a ser mejor persona, me han inundado de su humildad y me han inundado de su cariño”, dice Carlos Fuentes, bailarín y administrador de las redes sociales de la agrupación de artistas

Han visto los amaneceres en la laguna de Nueva Armenia o el crepúsculo con el humo del café caliente en los picos nublados de Lempira, han bailado El Guancasco, Tierras, Bosques y Seres. Llorar, ganar y vivir prácticas con muchas exigencias y a veces castigos para “volar siempre hacia arriba… con las alas tendidas a la estrella de la mañana…” porque “el que aspira a subir a las encumbradas regiones del arte, el que siente que tiene las alas en los hombros, debe olvidarse de las infinitas miserias humanas…», siempre hacia a la excelencia que proclamara Juan Ramón Molina.

A inicios de la década anterior, gracias a Jorge Ferrari, su fundador, también investigaron y pusieron en escenas Las Bodas de Guajiquiro, una costumbre del pueblo indígena Lenca en La Paz.

El Cuadro de Danzas Folclóricas de la UNAH es uno de los aportes más importantes que esta casa de estudios tiene para cumplir su objetivo de difundir la cultura hondureña. Con 39 años, se ha convertido en una roca donde florece la primavera de la identidad nacional.

“Nuestra creación se remonta al 12 de Septiembre de 1981, cuando un grupo de entusiastas jóvenes dirigidos por el Lic. Jorge Armando Ferrari, catedrático de la UNAH; se propusieron como objetivo primordial dar cumplimiento al artículo 160 de la constitución de la República y la Ley Orgánica del Alma Mater que manda que la UNAH deberá contribuir a la difusión general de la cultura”, dice su presentación.

«Desde que ingresé a las filas como integrante en 1997, me siento dichosa de ser parte de este grupo, no solo representativo en el país sino a nivel internacional, este es más que un grupo artístico, es una familia, es realmente parte de mi vida», cuenta la directora coreográfica, Carmen Flores.

Risas y llanto

“Las desgracias que nunca faltan”, esas de las que escribió Asturias también han estado presente en el grupo que a lo largo de 39 años ha sufrido varias veces tristeza y luto por la muerte de sus integrantes, pero sin perder el brillo de la sonrisa en los escenarios. Cada bailarín que partió al más allá y su legado, permanecen vivos en el espíritu artístico.

 

ASI DEBERIAMOS DE PASAR TODOS LOS DIAS DEL FOLKLORE Proyección Folklórica Simeroni Asociación de Cultura Popular Costarricense Güipipía

Publicada por Danzas Folklóricas Arte-unah en Sábado, 22 de agosto de 2020