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¿Sabía que usted puede invertir sus ahorros para vivir de rentas?

Con disciplina, tiempo, diversificación y algo de riesgo se logran rendimientos anuales superiores al 10%

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                 <h5>Sammy Castro</h5>
                        Periodista
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                        Periodista, Economista y Financista con amplia experiencia en Finanzas públicas y privadas. Se desempeñó por más de una década como periodista en varios medios de comunicación escritos hondureños en el área económico-financiera. Es Doctor en Ciencias Sociales y se desempeña actualmente como Profesor universitario para pregrado y postgrado.
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    <p><strong>Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación.</strong> Vivir de las rentas es un deseo bastante común entre los mortales. Un bonito sueño que pocos afortunados consiguen hacer realidad y que, sin embargo, dicen los expertos, es posible lograr en Honduras con disciplina de ahorro, tiempo, diversificación y cierta asunción de riesgo.

Los costes mensuales para que una familia de cuatro personas en Honduras pueda vivir con sus necesidades cubiertas, al mes de noviembre de 2021, es los: L52.259.00, según el sitio especializado en estimaciones del costo de vida Expastitan.com. Entonces un potencial inversionista deben tener ingresos superiores a este valor. 
El Banco Mundial (BM) establece que Honduras es un país de ingreso medio-bajo. Como consecuencia, la población enfrenta dificultades y desafíos significativos, ya que más del 71% de los hondureños se mantiene bajo el umbral de la pobreza.
Alternativas en el mercado nacional
Pese a todas las dificultades pasadas y existentes en el ámbito económico, hay personas que pueden invertir pero desconocen cómo hacerlo. Con este trabajo se pretende educar y orientar para que esta Navidad pueda conocer cómo se ha diversificado el mercado financiero hondureño y las oportunidades que ofrece.
Existen productos financieros de inversión emitidos por el sector público y privado.
Las personas que quieran convertirse en inversionistas tienen la oportunidad de elegir el tipo de inversión que desea, adquiriendo a precio de mercado, es decir, a precios competitivos, asegurando de esta forma la rentabilidad por exposición al riesgo.
Para vivir de las rentas en Honduras es necesario, como en todo el mundo, y en esto coinciden todos los expertos consultados, ahorrar previamente para formar un patrimonio que, puntualizan, debe tener el calificativo de “no necesario” en el futuro próximo para gastos corrientes, vivienda, educación de los hijos, salud… Cuánto se debe ahorrar depende de las necesidades financieras de cada persona. Pueden bastar 100.000 lempiras o ser necesarios dos millones de lempiras, haciendo hincapié en que cuanto antes se empiece y más periódicamente se haga, mejor.
Superado este primer e importante escollo, los expertos financieros señalan la importancia de un cambio de actitud y una evolución en el pensamiento para lograr vivir de las rentas.
Tradicionalmente en Honduras y el mundo, se ha asociado este objetivo con el mercado inmobiliario vía obtención de alquileres periódicos, con los dividendos o incluso en el pasado con los intereses de depósitos o títulos de deuda pública. 
Sin embargo, hoy por hoy la vivienda está bastante cara y exige dedicación de tiempo a cambio de una rentabilidad media bruta (sin contar impuestos) las empresas no siempre reparten dividendos, la renta fija tiene poco margen de rendimiento y los depósitos o cuentas rentables simplemente ya no existen según se comprueba en los ofrecimientos del sistema financiero.

Inversión en bonos

Las inversiones implican también para los inversionistas privados, en primer lugar, el riesgo, pues este no se puede mitigar al cien por ciento, sin embargo, en Honduras, en el caso de los valores o bonos gubernamentales por ley, cuentan con garantía soberana, es decir, el Estado a través de las instancias financieras garantiza el pago y las rentabilidad, en el caso del sector privado, las inversiones están garantizadas por los activos o patrimonio de los emisores, en conclusión, la posibilidad de no recuperación del capital y los intereses es casi nula.
Los bonos son activos financieros o documentos legales que representa el derecho a percibir un flujo de pagos periódicos en un futuro a cambio de entregar, en el momento de su adquisición, una cantidad de dinero.
Dicho título puede ser emitido por un Estado, un gobierno local, un municipio o una empresa, con la finalidad de endeudarse. Al emitirlos se especifica el monto, la moneda, el plazo, el tipo de interés que devengarán (fija o variable), la fecha y las condiciones de su reembolso.
Partes de un bono:
El Principal: es el monto que se indica en el bono. Es decir, es el valor nominal del bono.
El cupón: representa el interés que paga el bono.
El plazo: representa el periodo de vigencia del bono.
Los bonos pueden dividirse en:
Bonos a tasa fija: la tasa de interés está prefijada y es igual durante toda la vida del bono.
Bonos con tasa variable (floating rate): la tasa de interés que se paga en cada cupón es distinta ya que está en función a una tasa de interés de referencia como puede ser la Libor. También pueden ser bonos indexados con relación a un activo financiero determinado.
Bonos cupón cero: no existen pagos periódicos, por lo que el capital se paga al vencimiento y no pagan intereses. Se venden con una tasa de descuento.
Asimismo, la persona interesada en invertir sus ahorros en este tipo de figuras, debe pagar costos por este servicio, ya que debe recibir asesoría o recomendación que puede recibir por parte de una persona a la que se le denomina corredor de bolsa, o persona con experiencia en realizar estas operaciones, así como las cargas impositivas (impuestos), o pago de impuestos aplicadas a las ganancias de capital.
Vivir de las rentas
De ahí que la alternativa de vivir de las rentas para cualquier ciudadano que desee invertir, puede ser lo más variada posible, se pueden considerar inversiones en tres posibles tipo de títulos valores: de acumulación o renta fija (bonos cuya ganancia es la misma durante todo el período que dura la inversión), indexados o bonos cuya tasa de interés cambia constantemente (tasa de intereses está sujeta a otros indicadores económicos como la inflación o índice de precios al consumidor que varía mes a mes) los de renta variable (la tasa de interés se modifica periódicamente), cada inversión se determina según la necesidad de liquidez de cada persona.
El primero de estos tres tipos de bonos o activos financieros, sería uno vinculado que permite asegurar el valor de la inversión, el segundo, debería centrarse en renta fija global, del que se podría obtener un rendimiento suficiente al menos para cubrir la inflación. El tercero de los fondos ha de ser de renta variable global necesariamente, ya que, en promedio, se podría obtener a medio o largo plazo una rentabilidad significativa entre el 5% y el 10%, algo ya significativo y que, en función del capital obtenido, bajo estas condiciones, una persona sí podría permitir vivir de las rentas.
Los fondos de inversión elegidos en mayor proporción para diversificar el patrimonio han de ser de “acumulación” Estos fondos juegan con el interés compuesto: las ganancias logradas se reinvierten y se logran mayores rendimientos a medio y largo plazo, siendo el partícipe quien decide cuándo recupera su dinero. En los fondos de reparto o distribución, de dividendos o rentas, su suscriptor recibe unos ingresos trimestrales, semestrales o anuales procedentes de dividendos, intereses logrados o incluso de venta de parte de las participaciones.
Una persona interesada en invertir en estos activos financieros debe seguir los siguientes pasos:

La ventana o abanico de rendimientos que este tipo de inversiones en bonos, ya sea gubernamentales o privadas, ofrece es amplísima: desde el 3% garantizado pasando por el 5%, 6% a más del 7% o 8% o hasta 10%. Tienen la ventaja de las rentas periódicas y la desventaja de la tributación. Cada año habrá que pagar impuestos por los ingresos obtenidos, se precisen o no.
Sin asumir riesgo, sin colocar al menos el 15% del patrimonio ahorrado en activos de renta fija o variable, “no se podrá obtener una rentabilidad a medio y largo plazo, nivel necesario para poder vivir de las rentas”. Lo adecuado para ese mínimo de inversión, que podría ser más amplio si el plazo a esperar para tener ingresos recurrentes se puede alargar.
¿Qué hacer?
Es importante, tener claro que quien quiera vivir de las rentas en el futuro debe en primer lugar ahorrar y después seguir una estrategia de inversión que suponga no solo preservar el capital, sino también obtener, en promedio para periodos de 3, 5, 10 o más años, una rentabilidad anual del 5%.
Una vez establecido como inversor es obligatorio diversificar y romper el perfil “radical” del inversor que “en muchos casos tiende a colocar el 100% de su patrimonio en una sola opción o el 100% en renta fija o el 100% en mercado inmobiliario. Esa diversificación ha de pasar los filtros de riesgo (cuánto se es capaz de asumir, pero bajo el tradicional lema británico de No risk, no money) y plazo (mínimo de tres años).
La dificultad que entraña la perfecta selección de fondos para vivir de las rentas pasa por la correcta selección del instrumento o activo financiero.

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