Por Rossel Montes Rossel M.
24 de marzo, 2018 
Tegucigalpa, Honduras. Fue aplastante la influencia que tuvo el desarrollo de la física desde la revolución copernicana, los aportes de Galileo Galilei, los aportes de Leibniz al cálculo Infinitesimal, y el gran Newton hasta Maxwell y Bolzman, que se suicidó, ya que sus teorías sobre el congelamiento del universo no fueron muy aceptadas a finales del siglo XIX pero si sus aportes sobre la tercera ley de la termodinámica.
Es de hacer notar que no fue extraño que el desarrollo epistemológico de la física y la cosmología influenciaran tanto a las ciencias desde la ilustración y la culminación de los grandes sistemas del racionalismo de Kant a Hegel. (Cassirer) El siglo XIX, el siglo del positivismo, tanto en las ciencias duras como en las ciencias humanas; el acicate y los parámetros para considerar una actividad investigativa como científica era la de proporcionar datos científicos certeros y leyes científicas, con esto se dejaba de lado lo que la herencia de la ilustración llamaba: el oscurantismo de la filosofía y la metafísica.
La metafísica había dominado desde los antiguos griegos, más bien era mas metafísica en palabras de Heidegger, la ontología y no una metafísica, no una pregunta por el ser como con Heidegger o una pregunta sobre la Realidad sentiente con Zubiri, sino una metafísica que se quedaba en el plano de lo óntico, era una ontología.
Las ciencias sociales emularon la metodología de las ciencias exactas y cayeron en un fisicalismo, que incluso aun se deja sentir en tiempos de deconstrucción y posmodernidad, a pesar de las dos etapas de cientificismo, el positivismo decimonónico y el neopositivismo con Carnap, Ayer y el primero Popper. A pesar de su juventud epistemológica e histórica, las ciencias sociales pudieron zafarse de la influencia del positivismo más crudo y crearon su propio corpus teórico, en sociología Durkheim y las  Reglas del método sociológico, Weber le dio la configuración racional a la sociología, y en historia con la Escuela de los Annales y antes la Escuela historia Alemana le dieron cientificidad metodológica a la historia, aunque ahora ya hay nuevos aportes con gente como Peter Burke Historia y ciencia social donde se planteas temática distintas a o más diversas.
Por su cuenta, la filosofía siempre ha sido algo rebelde o caja de resonancia de los descubrimientos de la física, definitivamente que los avances de la física modificarán todo el ambiente de la filosofía y nuestro concepto de tiempo, tal como ocurrió con el descubrimiento del Quantum con Max Plank a inicios del siglo XX. Tal como dijera Schodringer, la metafísica es la física del futuro. Muy sabio el premio nobel.
Con el descubrimiento de la teoría general y especial de la relatividad, nuestro concepto de tiempo se modificó y la relatividad se puso de moda, las posibilidades para descomponer y atacar el núcleo atómico fue para Einstein algo inverosímil aún, pero para la segunda Guerra mundial, el mismo coadyuvó a la realización de la bomba atómica.
La ciencia había sido manoseada por la política bélica, un penoso y desastroso acto del tortuoso siglo XX. Nuestro Astrofísico no ganó el premio nobel como si Einstein con el Efecto foto eléctrico en 1921 o Niel Bohr pero si fue un gran divulgador científico, campo en el que era más conocido que por tus propios aportes en física de partículas. Su Breve historia del tiempo, el universo es una Cascara de nuez fueron algunos textos a los cuales tuve acceso hace años, cuando estaba leyendo Razón y revolución, filosofía y ciencia moderna de dos autores marxistas británicos, ambos muy sabios y conocedores del desarrollo de la ciencia moderna, siguiendo el camino de Federico Engels en Dialéctica de la naturaleza y el Anti During donde el autor plasma sus aportes del lado filosófico del materialismo histórico y dialéctico, aunque hay que ser justos y críticos también, a pesar de la genialidad de Engels la discusión realmente no era con During, sino con Hegel, cuestión que si hizo o intentó Marx con la filosofía del derecho de Hegel, pero que lamentablemente no le dio culminación. Tampoco profundizó en una propia lógica dialéctica o explicar la inversión antropológica de la ontología hegeliana; cuestiones que crearán malabarismos en los marxistas posteriores.
Siguiendo con Hawkins, como cosmólogo defendió la idea de un universo sin principio ni fin, es decir, un universo posiblemente en expansión o posiblemente cerrado, tesis opuesta a la teoría del estado estacionario o la teoría del big bag del padre George Lamettre que defendía la idea un universo con principio y un creador. Para Hawkins no existe la demostración matemática de un universo creado, más bien pensaba que el universo es contingente, no tiene una razón de ser, bien puede existir o bien no pudo existir.
Sus posturas sobre la filosofía era positivistas o neopositivistas, en este caso se interesó por la filosofía, no tanto como su homologo Mario Bunge que si es un filosofo anti metafísico, anti heideggeriano y anti existencialista, pero Hawking, aun cuando arremetió contra la filosofía, hizo filosofía, si, aunque mala filosofía. Muy famoso entre ateos, muy despreciado entre cristianos fundamentalistas y muy admirado por la ciencia en general.
La ciencia siempre debe estar al servicio de la humanidad, de los actos nobles que hacen de la vida un fenómeno que merezca ser vivida; la ciencia siempre será una aproximación a la realidad, como lo es la especulación filosófica y metafísica, entendiendo metafísica como una realidad radical experiencial del acontecer humano y no como realidades místicas que escapan a la realidad inmediata. Se fue uno de los grandes y la carrera infinita por explicar el todo sigue. Hasta pronto Stephen Hawking. 

 

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