Por: Rossel Montes
El surgimiento de la especulación sobre lo político es muy antiguo, se remonta a los antiguos griegos, ya el genio Aristóteles en su obra La Política había dado los primeros pasos en crear una “ciencia de la política” pero esto no es certero en su totalidad, ya que la noción de ciencia se conocerá hasta la modernidad y la contemporaneidad, en ese sentido en la Grecia clásica la teoría política era una filosofía política, y aún más rigurosa, una ontología política.
La ciencia política inicia a distanciarse a inicio del siglo según el politólogo italiano G. Sartori, y es con Gaetano Mosca y Wilfredo Pareto que se funda una ciencia de la política, ya con sus diferencias epistemológicas y metodológicas más definidas, sin olvidar los aportes de Robert Michels y Max Weber. Para Sartori el concepto de Teoría será importante.
“Para algunos, la teoría es teoría filosófica y por lo tanto filosofía, y hay incluso quien mantiene, en el otro extremo, que quien hace teoría no hace ciencia” (Sartori, 2008,10). La creación de generalidades fue importante para la elaboración de paradigmas teóricos, tanto para el positivismo antiguo como para el neopositivismo del Circulo de Viena; Para Popper las ciencias como la historia no podían ser ciencias, ya que su objeto de estudio impedían la creación clásica de generalidades teóricas, el falsacionismo popperiano arremetía contra el historicismo, dicha polémica llevo a algunos filósofos como Adorno y Habermas a polemizar contra el cientificismo de Popper, a mi parecer, una de las polémicas epistemologías más intensas del siglo XX.
El siglo XX fue rico en acontecimientos totalmente novedosos como el totalitarismo, un régimen brutal de ejercer el poder político sin igual en la historia, jamás visto antes, ambas disciplinas teorizaron sobre el totalitarismo, pero fue la filosofía política la que elevó el concepto a categoría radical de análisis, y fue la filósofa alemana Hannah Arendt y posteriormente el filósofo francés Claude Lefort.
Las teorías de la democracia estuvieron monopolizadas por la ciencia política, ni la sociología política ni la misma filosofía política se le puede comparar a la ciencia política en producción sobre teorías de la democracia, desde el surgimiento de la Teoría elitista de la democracia con “Capitalismo, socialismo y democracia de J. Schumpeter publicada en los años 40s, «La Democracia y sus enemigos» de Robert Dahl, los escritos de Norberto Bobbio, Sartori, Carole Pateman.
En la actualidad, la filosofía política ha tenido un resurgimiento con Chantal Mouffe y la democracia agonística y post-marxista. La filosofía política y la ciencia política deberán siempre acudir una a la otra, ya que la ciencia política no debe perderse en los marasmos de lo empírico y siempre buscar lo radical de las cosas, la esencia, aunque sea los postulados de una ciencia empírica y fáctica.
El estudio de las élites en la ciencia política y teoría política contemporánea ya es un lugar común, ya la ciencia política tiene un largo recorrido desde finales del siglo pasado al desarrollo de esta como ciencia autónoma y empírica con la ciencia política funcionalista, alcanzando niveles epistemológicos considerables y la teoría sobre el funcionamiento sobre de las elites, su naturaleza, funcionamiento y devenir societal son igualmente considerables. Los teóricos de las elites y las oligarquías: Wilfredo Pareto, Gaetano Mosca y Robert Michels, le dieron una nueva interpretación de los fenómenos políticos y sociales en una abierta oposición a la tradición liberal-democrática y también con el marxismo, ambas posturas utópicas según nuestros autos, posturas mantenidas por Schumpeter y Sartori a finales del siglo pasado, ambos representantes de la teoría elitista de la democracia.
El surgimiento de la ciencia política y teoría política elitista reinicia con Pareto Wilfredo (1847-1923) al igual que Max Weber Pareto desarrolla una intensa labor sociológica y politológica en un tremendo debate con el fantasma de Marx, casi toda la producción de la teoría sociológica y teoría política de finales del siglo XIX e inicios del XX fue una reacción al materialismo histórico de Marx, la interpretación marxista de la historia y la sociedad fue sometida a ataques tanto de las teorías funcionalistas como las teorías económicas de la Escuela Marginalita y luego con el surgimiento del funcionalismo de Talcot Parsons y el también el interaccionismo simbólico. Tanto como para Marx la lucha de clases era el sustrato del movimiento histórico, aunque esto fue fuertemente criticado por parte de Castoriadis, aseverando que al final Marx supedita la lucha de clases al imperio de las leyes de la historia; Pareto pensaba que las elites era el sustrato bajo el cual se llevaba los cambios en los procesos históricos.
“En toda sociedad organizada siempre ha existido una clase gobernante poco numerosa que se mantiene en el poder, en parte por la fuerza y en parte por el consentimiento de los gobernados, que son muchos más. Para conservar su dominio, la clase gobernante monta elementos de la clase gobernada tanto para el uso de la fuerza, como para el desarrollo del arte” (Barach, 1973)
No es necesario ser un politólogo para darse cuenta que en toda sociedad compleja y con cierta complejidad social se encuentran estrados de la sociedad que son los que ejercen un dominio sobre otros estratos sociales, las elites económicas ejercen una presión sobre la sociedad, poliarquías como diría el profesor Robert Dahl, se reparten las tareas y los diversos poderes entre una sociedad determinada.
Para muchas teorías del elitismo democracia de Pareto a Schumpeter el avance de las masas es un problema que la democracia occidental no puede dejar hacer avanzar, y que la persistencia de alistes como la “Ley de Hierro” de Robert Michels es la que imposibilita la realización de una democratización de las democracias occidentales y formales, cuestión que los teóricos de la participación critican fuertemente como el proferir Macpherson y Carole Pateman que ya son unos clásicos.
Gaetano Mosca fue otro teórico italiano que dedicó su vida teoría y sus esfuerzos intelectuales a desmantelar lo que el llamando la utopía y borrachera de la democracia directa del marxismo, tanto Pareto y Mosca pensaban que el realismo político era totalmente incompatible con una teoría cargada de «utopismo» y mesianismos, hay que recalcar que a pesar de su exacerbado conservadurismo político el realismo ontológico de las ciencia política de esta época hizo grandes aportes para el estudio de las sociedades occidentales, aunque ese esfuerzo del realismo se llevara de encuentro el vaciar las utopías de las grandes relatos como el marxismo.
Es interesante notar que ambas posturas opuestas como el marxismo y su teoría de una democracia directa y la otra parte de una clase política aristocrática y gobernante, devinieron en el siglo XX en grandes sistemas totalitarios, ambos fueron ácidos críticos del liberalismo y la democracia mínima parafraseando a Bobbio, -aunque estos teóricos como Mosca simpatiza con el fascismo al parecer se replegaron en cierto sentido de las políticas ulteriores del fascismo italiano y el nazifasicmo-. Y el marxismo con la dictadura del proletariado en su vertiente leninista de partido único instauro por vez primera en la faz de la historia el Estado totalitario, años antes del fascismo italiano. Dos formas de suprimir la democracia y los dispositivos simbólicos del poder.
Tanto el totalitarismo como la democracia elitista sienten un profundo desprecio por las masas y la participación activa de estas en los procesos orgánicos del poder.
Robert Michels (1876-1936), pensador italiano discípulo de Mosca. También articuló sus tesis desafiando lo propuesto por el marxismo, pero no tanto como Mosca y Pareto. Rechazó los aspectos teóricos que consideró utópicos del marxismo, pero conservó los elementos del método analítico. Concibió que:
“No hay contradicción esencial entre la doctrina de que la historia es el registro de una serie continua de luchas de clases, y la doctrina de que las luchas de clases invariablemente culminan en la creación de nuevas oligarquías que llegan a fundirse con las anteriores (Michels, 1991b: 178).
Michels pensó que Marx nunc previo que toda formación democrática iba a terminar capitulando ante una oligarquía, partiendo de estas premisas es que estos teóricos argumentan que la democracia es imposible; el sustrato sobre el cual recae la responsabilidad histórica del cambio no es la lucha de clases, sino entre las luchas entre elites, una elite está luchando por desplazar a la elite antigua y la elite nueva está por salir y tomar su lugar.
Es muy evidente que el hiperrealismo de la teoría funcionalista de la teoría elitista estaba basada en una profunda desconfianza y tirria respeto de la dignidad de humana; para ellos el pueblo es una abstracción, una base «amorfa» que no tiene asidero en los procesos históricos solamente para servir como contraparte útil, de esta forma una elite no tendría razón de ser, sin una masa que dominar y gobernar. Pienso firmemente que la democracia es el mejor sistema que existe, que su evolución es paulatina, su cometido y razón de ser es aglomerar toda la contradicción s sociales, de justicia, libertad e igualdad, igualdad jurídica y societal. Las burocracias y las elites son una impedimento para que la democracia devenga en una democracia participativa, lo cual no es una atopia abstracta, es más como argumentaba Ernst Bloch es una utopía concreta, que se realiza cada día.
A inicios del siglo XX el sociólogo alemán Robert Michels formulo la llamada «Ley de hierro de la oligarquía» para de esa forma intentar dar unas explicaciones de por qué los partidos políticos, que deberían de ser las canales de democratización en las democracias representativas, no eran precisamente democráticos. Michels fue un teórico, un sociólogo y politólogo de altos dotes, no de la talla de Weber o Simmel, poco se sabe porque su carrera quedo truncada y no nos legó más obras teóricas y solamente su obra sobre los “Partidos políticos” pasó a tener más notoriedad, la cual fue publicada en castellano por Amorrortu editores. Debo decir que dicha obra es casi imposible encontrarla en bibliotecas de Honduras.
“La conclusión de Michels fue demoledora: Ningún partido u organización es democrática porque “la organización implica la tendencia a la oligarquía. En toda organización, ya sea un partido político, de gremio profesional u otra asociación de ese tipo, se manifiesta la tendencia aristocrática con toda claridad”. ¿Por qué? Para explicarlo Michels formuló la que denominaría “Ley de hierro de la oligarquía”: “La organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía”.
El pesimismo de Michels estaba evidentemente muy influenciado por los postulaos epistemológicos de Gaetano Mosca y Pareto, que ya habían hecho estudios sobre la “clase política” y el hiperealismo en ciencia política- sobre todo porque era una polémica con el fantasma del marxismo-, cosa que le ocurrió al mismo erudito Max Weber. Tanto Michels, Simmel y Weber fueron teóricos que polemizaron con el materialismo histórico, Weber con el concepto de capitalismo de Marx, Mosca Y Pareto con los postulados políticos del marxismo. El desencanto de Michels respecto de la democracia hizo que este capitulara ulteriormente ante el fascismo italiano. ¿Pero Michels estaba del todo equivocado con su hiperrealismo? Definitivamente que no, se adelantó a lo que precisamente iba a suceder en el siglo XX, el nacimiento el partido político de tipo totalitario, el leninismo que surgió tras la revolución rusa y que después Hannah Arendt elevara el concepto de totalitarismo a concepto central. El partido político único el Estado totalitario es la quinta esencia de la negación de la democracia- , ya Rosa Luxemburgo había advertido sobre los peligros de eliminar ipso facto toda democracia.
Honduras desde 1982 se denomina de forma enfática una democracia a secas, según los detentores del poder político pero la democracia como bien sabe cualquier estudioso de la conflictividad social en torno a la construcción democracia , una democracia no solo se diluye en instituciones republicanas , ya que muchos teóricos homologan democracia a la existencia de la república , es decir al Estado de derecho y a la institucionalidad, ( burguesa en este caso) en el caso Hondureño la democracia a devenido en una burda partidocracia , es decir, Una excesiva usurpación de las directrices republicanas de la democracia por los partidos políticos que en la actualidad ya han demostrado una incapacidad fáctica por mantener el discurso político y sustentarlo ante el electorado y las masas en general. Los partidos políticos(partido nacional y liberal) creando el famoso bipartidismo, sistema político que se jacta de una multidimencionalidad y pluralidad en el terreno del debate político y la inclusión de las distintas fracciones políticas que existen en el sistema democrático formal. el bipartidismo es un fenómeno malévolo que surge de las entrañas de mismo sistema y que se nutre del desgaste de las masas (pueblo) por no ser incluidas en las macro decisiones en torno al funcionamiento del estado de derecho ( burgués y formal)
Ya todos sabemos cómo funcionan los partidos políticos en nuestro país, cada cuatro años la “democracia” electoral y la elección de un caudillo salido de las huestes de las elecciones internas y externas de los partidos tradicionales , mas masas populares salen a elegir a su futuro representante ante el pueblo, el “líder” en el cual el pueblo deposita sus esperanzas y anhelos , y, que como ya sabemos : estas esperanzas se diluyen en la prosa demagoga del sistema y político, corrupto y vernáculo.
Definitivamente que no vivimos en la democracia que todos y todas anhelamos, más bien vivimos en una partidocracia, un sistema donde las prerrogativas democráticas han sido suplantadas por la necesidades y presiones de los partidos de corte conservador.
Tampoco es correcto el análisis y la opinión que argumenta que no existe democracia en Honduras, ese análisis se evapora con la argumentación científica de la experiencia histórica, a saber. Que la democracia burguesa es un producto de la revolución liberal del siglo XVIII Y S. XIX, donde la presión popular el proletariado urbano contra las injusticias del capitalismo salvaje, creó las condiciones para erradicar las reminiscencias del antiguo régimen, la desigualdad y exclusión social a que eran sometidas las masas.
En este caso el marxismo es muy enfático en señalar las limitaciones de la democracia liberal, criticando las formalidades de todo régimen burgués y sus posibles alternativas. Todo ciudadano consciente y no digamos pensador o teórico debe aceptar que la democracia burguesa es preferible a cualquier régimen totalitario donde no es permitida la libre expresión ni la existencia, ni de partidos contrarios al régimen imperante (incluidas las dictaduras de corte fascista y de izquierda).
Honduras es una democracia formal con síntomas de descomposición social, violencia generalizada e ingobernabilidad. La actual coyuntura histórica cuenta con un nuevo partido político que surge en un momento de inflexión política (golpe de Estado) y es producto de varios factores que no analizaremos aquí, pero la tarea de la pluralidad sistemática de la democracia formal en la cual PARTIDO REFUNDACION Y LIBERTAD se está desarrollando es en los marcos de la democracia electoral (proceso que otros países ya han pasado) y por ende están circunscritos y limitados a estas condiciones del poder vigente.
Bibliografía
Bachrach, Peter, Crítica de la teoría elitista de la democracia, Argentina, Amorrortu, 1973
Colomer, J.M. Ciencia política. Madrid, Ariel, 2012.
Michels, Robert Los partidos políticos, t. 1, Amorrortu, Buenos Aires
Trotta. 2007
Zeirlin, Irving “Gaetano Mosca (1858-1941)”. en ideología y teoría sociológica, Amorrortu,