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Crónica de caravana feminista con raíces en la tierra y la vida

                                                 Redacción: Eva Galeas | Edición: Wendy Funes 

Tegucigalpa Honduras | Reporteros de Investigación. Era una mañana gris de un viernes de mayo. El mes de las madres. Dos organizaciones preparaban una caravana feminista. Poco a poco iban llegando las “compas” (como ellas se autodenominan), lencas, mestizas, garífunas, tolupanas, obreras, feministas, mujeres diversas de estos 112,492 kilómetros cuadrados.

Unas llegaban con burritas (comida) que prepararon desde sus casas. Otras, compartían café con todas las que ahí estábamos, en el campamento nadie se quedaba sin comer.

La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y la Organización Fraternal Negra Hondureña  (Ofraneh) idearon la movilización de mujeres de todo el país para concentrarse en la capital de Honduras y de ahí partir en caravana hacia una tierra ancestral: el Triunfo de la Cruz, en la costa atlántica.

Desde el 19 de mayo y hasta el domingo 22, las mujeres se juntaron en un solo espíritu con la madre tierra para apoyar a esta comunidad cuyas entrañas sufren por el desplazamiento forzado de la población garífuna.

Llegamos a las siete de la mañana al Campamento Feminista Berta Cáceres. El punto de reunión es una pequeña sede al aire libre, ubicado frente a la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Se respiraba un ambiente de paz, una hermandad femenina que eriza la piel, la tranquilidad de saber que estábamos en un lugar donde todas nos cuidamos.

La mañana seguía oscura y se esperaba un grupo de defensoras de la zona sur del país, que salieron de sus hogares a las tres de la madrugada, pero el viaje es largo y el tráfico se pone pesado en la ciudad capital o peor aún en sus entradas principales,  se dieron las diez de la mañana y la tan esperada salida de la caravana  se dio.

Continuamos el recorrido por la salida al norte del país, un viaje ameno entre mujeres fuertes, guerreras, sin miedo a nada. Pasamos por la hermosa ciudad colonial, la antigua capital de Honduras que a lo lejos inspira pureza.

Se dieron las  12:25 del mediodía y tocó hacer una parada obligatoria en el desvío al departamento de La Paz, lugar que según la historia sus habitantes de origen lenca le llamaron “Sitio de las Piedras”.

Aquí esperábamos a otro grupo de  lideresas para que se integraran a la caravana feminista, al cabo de las tres horas estacionadas bajo la galera de una bomba de abastecimiento de combustible, llegaron desde la parte de suroccidente del territorio, con sus ojos adormitados, pero con la alegría de ir a acuerpar a sus compañeras de lucha.

El viaje continuaba. Un poco distante  se veían las casitas de varios colores entre bruma y neblina que empañaban el pintoresco Lago de Yojoa, esta es la parada obligatoria que hacen todos los turistas nacionales y extranjeros que transitan la carretera CA-5.

Los teléfonos de las coordinadoras del grupo no paraban de sonar, eran otras “compas” que viajaban de Locomapa, en el departamento de Yoro, desde allá venían unas 27 mujeres del pueblo Tolupán, defensoras de sus ríos y suelos.

Salieron desde la tierra de la Laguna Púrpura, una tierra mítica que deja encantado a todo el turista que los visita,  el pueblo de los misterios, tierra curiosa y peculiar que describe una laguna que ahí existió, pero con el pasar del tiempo también desapareció y no dejó  huella de ella, más que su nombre.

Se dieron las 17 horas y llegó el momento de merendar, esta vez ya con todas “compas” reunidas, todas en una sola, entre ellas se estrechaban en abrazos  que parecía como si fueran  hermanas de padre y madre al mismo tiempo se preguntaban ¿están cansadas?

Al unísono respondían ¡NO! cual si fuese con letras mayúsculas. —En las luchas nadie se cansa—,dijo una de ellas a lo lejos. —Las luchas son así—, prosiguió.

El crepúsculo anaranjado ya casi llegaba. El calor sofocaba, pero cada vez estábamos más cerca de llegar al destino, la emoción de todas las lideresas era inevitable, alegres porque estaban más cerca de llegar a la casa ancestral de Waba, Triunfo de la Cruz, en el municipio de Tela, Atlántida, tierra en disputa y de la cual se intenta desplazar a la población Garífuna.

Se dieron las ocho de la noche de un caluroso viernes. 12 horas después,  la caravana de tres buses que trasladaba mujeres campesinas, trabajadoras domésticas y obreras, llegó a su destino.

Olas de mar azul en la oscuridad dieron la bienvenida. El olor a salitre, la humedad en la piel, el son de los tambores en los oídos que anunciaban la llegada de la Caravana Feminista se mezcló con una danza de colores del ritual garífuna. Ya para este momento todo era felicidad.

Encuentro de mujeres

Reporteros de Investigación viajó junto a la caravana, para vivir de cerca el encuentro de las diferentes comunidades. Sin importar culturas ni razas, ellas estaban ahí para darse ánimos, fuerza y energía de la buena, una vez estuvieron en  el territorio garífuna se juntaron todas las  mujeres enérgicas, para acuerpar la lucha feminista, pero sobre todo, apoyar y abrazar a las mujeres y hombres garífunas que han sido perseguidos, judicializados, asesinados y desaparecidos sin apenas tocar un dedo de la justicia hondureña.

Eran alrededor de 300 mujeres y unos 50 niños que se volcaron al campamento ¡Viva Ofraneh! en solidaridad con la comunidad garífuna para abrazarse en hermandad, compañerismo y lucha.

A las 6:00 de la mañana del día siguiente se dio el toque de los tambores en la comunidad garífuna, entonces un grupo de lideresas hizo el recorrido por el mar en símbolo de purificación del alma y del espíritu.

A eso de las 9:00 de  la mañana, hicieron una fogata para poner buenas energías en el campamento, cada hoja, piedra, rama, raíz o flor que una de ellas pusiera la fogata era un símbolo de lucha, pureza y resistencia.

Tierras del Padre también se hizo presente en la lucha, es una comunidad, al sur de la ciudad capital, que en los últimos años  ha sufrido de despojos por parte de las autoridades antecesoras, fue Yesenia Posadas quien puso una raíz en una pequeña fogata que ahí se realizaba.

Posadas expresó con vos beligerante que esa no era una simple raíz, sino que era una raíz de esperanza y vida porque los árboles crecen.  —»Nosotros somos una raíz por la cual le damos vida a nuestra tierra, para mí la raíz significa vida»—exclamó.

Encendió una vela en el altar con un deseo secreto que por tradición, superstición o cultura  no puede ser revelado ante todas, eso sí con la certeza y la esperanza que este se cumpla.

No puedo andar sola

En el enjambre se fueron tejiendo las historias. Procedió a tomar la palabra doña Mercedes Guillén Valencia, matriarca  de la comunidad garífuna de Waba,  «estamos pasando etapas difíciles, vivimos con temor, hemos sido amenazadas, tengo cuatro meses de no ir al campo porque tengo miedo a que me pase algo y ahora no puedo andar sola», manifestó con sus ojos empapados.

En esta comunidad la lucha inició porque algunas personas hicieron ventas dolosas del territorio garífuna,  es por eso que la  comunidad se organizó para evitar que gente mal intencionada hiciera le daño a esta población. A su vez denunció  que hay personas cercanas que se prestaron para  ponerse del lado de quienes quieren despojarlos de sus tierras.

Doña Mercedes y su comunidad fueron a Costa Rica a pedir ayuda internacional, esto no ha sido suficiente  para ponerle un alto a  la persecución que ellos viven.

“A mi esposo lo desaparecieron, voy a tener tres años en noviembre de andarlo buscando, no sabemos nada de él, lo buscamos por cerros y montañas, en caballo, lancha, caminando, en caballo en lo que fuese, nunca hemos encontrado ni una pista”.

La persecución que ellos viven es por sus propias tierras –relató–
ha sido una lucha fuerte constante, al grado que en la comunidad garífuna se tuvieron que formar grupos de personas para poder descansar y que otros estuvieran haciendo guardia.

Con un corazón agradecido doña Mercedes aprecia a las comunidades garífunas aledañas por todo el apoyo brindado siempre desde que su esposo fue desaparecido, “nuestra lucha es por nuestras tierras y para nuestros hijos, tenemos una comunidad grande y es nuestro deber darle un predio a cada hijo de la comunidad”.

Hay pobladores –recordó– que tuvieron que huir de su comunidad por que recibían amenazas y la persecución. “Tengo un pedazo de tierra que me dejó mi esposo, lo tenía sembrado de varias cosas, me mandaron a destruir  toda la yuca que tenía sembrada, yo tenía la esperanza de ir a sacarla para hacer mi casabe para mi necesidad y me encontré con todo  destruido”.

Doña Mercedes finalizó su participación aclarando  “vamos a seguir con la lucha, no nos vamos a rendir y vamos a seguir adelante porque mientras hay vida hay esperanza compañeras”.

Un ejemplo de lucha

A la caravana de la Ofraneh no pudo faltar una lideresa que por décadas ha luchado por los derechos de las mujeres y por el empoderamiento femenino.

Ella es doña Marta Velásquez una mujer de 75 años, mejor conocida como Marta, la de la López. Viajó varios kilómetros en un bus que desde allá se integraría a la caravana que salió de Tegucigalpa.

“Martita” como muchas de sus compañeras le dicen de cariño es originaria del  municipio de Choloma, en San Pedro Sula.

Doña Marta comentó que cuando recibió de invitación  inmediatamente le dijo a su hija que ese evento ella no podía perdérselo aunque estuviera enferma pero ella iba al campamento.

“Le dije a mi hija que  yo tenía que venir a esta caravana, yo no sé si me vas a llevar muerta o como me vas a llevar, pero yo voy para allá y organicé cuatros mujeres de la casa para que me cuidaran aquí, yo con las defensoras me siento tranquila yo aquí estoy con medicina que me cura inmediatamente”.

Para doña Marta, la energía de las mujeres es tan poderosa que dijo habérsele quitado una fiebre que tenía mientras descansaba en su tienda de campaña, “por eso debemos creer en las luchas, inyectemos ese gusanito de lucha porque solo el pueblo salva al pueblo”, expresó.

“Estamos en lucha y seguimos en lucha, enfrentarse al capitalismo no es fácil, por eso tenemos que estar unidos y unidas para seguir adelante, enseñemos a nuestras hijos e hijas en lo que andamos compañeras, ahora mis nueve hijos y mis nietos andan en lucha porque es lo que sembrado”.

Observación internacional

A la caravana feministas viva Ofraneh también se sumó  la Organización  Brigadas Internacionales de Paz (PBI).

Tiene como visión a aspirar a un mundo en el cual la gente haga frentes sin violencia a los conflictos, un mundo en que los derechos humanos sean respetados de manera universal y en el que la justicia social y el respeto intercultural se hagan realidad.

Por otra parte, la caravana feminista ¡Viva Ofraneh! fue respaldada por la directora para América de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas. Exigió “justicia para los pueblos despojados de sus territorios ancestrales y protección para las personas defensoras”.

La Relatora Especial de DD.HH. de la ONU Mary Lawlor también publicó las muestras de apoyo en su Twitter que “una reunión muy importante de defensoras de los derechos humanos en Honduras. Espero que se celebre sin ningún tipo de represalias”.

Un modelo neoliberal arrasador

La  Coordinadora del Registro de Agresiones de la Red de Defensoras de Derechos Humanos, Melissa Cardoza considera que la Ofraneh es una gran escuela de cómo la gente hace plantones en acompañamiento a las comunidades en conflicto.

“Debemos estar donde están las compañeras, donde están todas nuestras  voces, nuestra presencia, ejercicios políticos diversos y es por eso que hoy llegamos a  Triunfo de la Cruz”.

Para ella, Honduras tiene mujeres que luchan contra represas mineras, violencias en sus hogares, en espacios comunitarios que luchan contra el despojo cruel, intenso y despiadado  del  sistema neoliberal.

Para la coordinadora de Ofraneh los despojos son un modelo que se viven en el territorio y en el mundo, esto es la impronta de la colonia que solo se ha cambiado de personajes, habla de democracia, habla de derechos humanos para poder poner sus cuñitas, pero lo que pretende es quitarle todo a la gente, incluso el derecho de vivir en sus comunidades.

La afectación que este modelo expropiador, depredador tiene para las mujeres y las regiones es un despojo parejo sobre su pilar del patriarcado, “el despojo neoliberal y neocolonial lo que hace es que las mujeres salgamos perdiendo”.

“Esta opresión patriarcal cuesta la vida de las mujeres y de los cuerpos feminizados, pero el deterioro neoliberal arrasa con lo comunidad plena, con niños, niñas, los bienes, la naturaleza con todo este es un modelo arrasador”.

Los conflictos territoriales y las violaciones a los derechos humanos contra la comunidad garífuna del Triunfo de la Cruz llegaron  hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Se le preguntó a Cardoza que si considera que el cambio de gobierno sea una esperanza para resolver el conflicto, a lo que respondió que no necesariamente la democracia liberal sea una solución para las comunidades en los pueblos. “Tenemos que seguir luchando, debe continuar la organización comunitaria, en este país todo lo que se hace lo hace el pueblo, la gente hace puentes, hace escuelas, va por las vacunas, hace crecer a sus niños, los manda al universidad, todo es un esfuerzo que siempre ha estado muy lejos de un Estado”,  argumentó la lideresa.

¿Cómo entender la expresión de este campamento en Triunfo de la Cruz?

Se entiende porque las mujeres “hemos crecido en una cultura de lucha, todas venimos de colectivos de mujeres que estamos acostumbradas a que todo cuesta un montón y que no se echan para atrás, la realidad del país sigue demandando luchas”.

En este pueblo hay una tradición de lucha importante en las mujeres “conozco muchos casos de estas mujeres que serían incapaces de quedarse lejos de la injustica, mujeres que nos inspiran, hay mujeres como doña Marta Martínez que nos ha marcado tradiciones, yo desearía que hubieran momentos en que descansaran, mas placer y menos trabajo”.

Triunfo de la Cruz vs Honduras en impunidad

El escenario que concentró el campamento feminista es el territorio que fue objeto de litigio en el  caso Comunidad Garífuna Triunfo de la Cruz y sus miembros vs. Honduras.

La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) responsabilizó internacionalmente al Estado de Honduras por la violación no solo a uno de los derechos de dicha comunidad sino a varios derechos de la comunidad Garífuna, entre ellos el derecho a la propiedad colectiva.

Asimismo el tribunal encontró que  varios de los proyectos realizados en la comunidad garífuna no han sido efectuados con el debido proceso adecuado y efectivo que garantice el derecho a la consulta, como sucedió en la comunidad Garífuna del Triunfo de la Cruz.

Aunque  la Corte-IDH emitió un juicio haciendo responsable al estado de  Honduras, el gobierno antecesor no dio alguna  respuesta ni tampoco hubo una milésima  de justica para la comunidad garífuna de Waba, peor aún, fue en el 2020 cuando desaparecieron varios líderes de la comunidad de los que aún no se sabe nada de sus vidas.

En 20 días se cumplen dos años desde la desaparición forzada de cinco personas.

En 2021, la OACNUDH hizo un llamado a las autoridades para redoblar esfuerzos para la búsqueda con vida de los cinco desaparecidos y el esclarecimiento de los hechos, a través de investigaciones eficaces que resulten en la sanción de todas las personas responsables.

“Los relatos de testigos presenciales, describieron a la Oficina en Honduras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), que un grupo de aproximadamente 30 hombres fuertemente armados y con chalecos con distintivos de la Dirección Policial de Investigaciones irrumpió en al menos siete viviendas y se llevó por la fuerza a los cinco hombres, entre ellos los cuatro garífunas Milton Joel Martínez Álvarez, Suami Aparicio Mejía García, Gerardo Misael Trochez Calix y Alberth Sneider Centeno, este último Presidente del Patronato de la comunidad y miembro de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH)”, dijo entonces la OACNUDH.

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