Por Carlos Méndez

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Mayo es festivo porque nos trae el porvenir de la milpa; el Día Internacional del Trabajo, el onomástico de la cruz; el 14, domingo, dedicado a nuestras madres imperecederas; la ricura de las güirilas o rigüas como le llaman en algunas partes; mayo es, flores rojas de acacias que alfombran la tierra para repintar el paisaje de nuestros pueblos y ciudades. 

Pero no hay nada como el veinticinco dedicado al periodismo de casa. 

Ojo, repare que, contrario  a otros 25, este parece no ser tan victorioso  como lo fue en los 14 añitos de narco dictadura, en donde además del generoso  “Álvaro Contreras” del CPH, se hacía referencia y reverencia, a otros premios similares provenientes del Poder Ejecutivo y Legislativo que sabían no solo a “leche y miel” sino a Buchanan de 12 años con la delicia añejada  de los  que celebran como habilidosos tahúres, una mención en el salón de la fama de Hermes, el dios de los mercaderes y ladrones, en la Grecia antigua, pero también de la Honduras de acá y la de allá (esta última en una cárcel de New York). 

En un nostálgico pasado, las celebraciones a los “chicos de la prensa” arrancaban anticipadamente con fanfarrias desde el primero de mayo pasando con olor a goma cruda el segundo domingo del mes, sin ningún pudor frente a las progenitoras heroicas del segundo domingo y llegaban a junio con recepciones reservadas, en las “champitas” humildes pertenecientes a marrulleros de la política roji-azul y de poderes facticos, en Las Lomas del Guijarro, El Hatillo o las faldas del Merendón.

Pero este año, fíjese que no se ha visto la misma algarabía de esos tiempos.  Un silencio re sordo se difunde desde cierto sector de la prensa y que hace un eco espantoso en los tres poderes restantes del Estado y la sociedad en general. ¡A saber por qué?!, pero ya no hay mucha pitoreta para fanfarrias y estribillos!

Es posible que taimadamente se esté haciendo examen por parte de cierto sector de los medios para encontrar mejores picardías que les ayude a reinventar el chantaje al poder público y privado y de ese modo, abandonar las ya gastadas y obsoletas prácticas venales de un tiempo que fue.  

También, cuenta y tiene sobrado mérito, la protesta abierta y silenciosa de personas que se percatan del abuso en contra de la memoria de periodistas perseguidos y asesinados por ejercer la libertad de expresión. Pero también es oportuna la textualización simbólica del hartazgo frente al abuso de erigir y otorgar premios periodísticos con nombres distinguidos y memorables, de quienes, en vez de honrarles, se hace cuchufleta de los mismos.

Con razón o sin ella, algunos hombres y mujeres en el pasado reciente, han rechazado esos premios y no tenemos hasta ahora, señales para dudar de su honestidad y convicción profesional.

Sandra Maribel Sánchez, en 2022 fue tomada en cuenta para formar parte de la historia de personalidades homenajeadas. No aceptó. 

Esta distinguida comunicadora social, desenvainó de su corazón una sonrisa muy hermosa y con ella, también, una declinación histórica; con seguridad, inédita, (por lo menos en el caso de una mujer periodista, normalmente discriminadas también, en los medios por el imperio de los machos).

“Mi declinación -dijo la comunicadora-, no implica nada personal ni contra Xiomara, ni contra el diputado Luis Redondo. De ambos, he recibido un trato deferente.  Pero, con cuchillo afilado y sin anestesia, concluye con calificada reciedumbre: “pero, (deberán comprender), que el gobierno apenas comienza y no quiero empañar mi trayectoria profesional aceptando un reconocimiento sin saber sin saber lo que sucederá en el futuro”. 

Y para no redundar dijo: “La labor de la prensa es vigilar el poder público, no casarse con él”. El Padre Melo, Director de la también hostigada y perseguida Radio Progreso, fue a su encuentro, sin dudarlo mucho para felicitarla por su declinación. 

Ese mismo año, Fredy Guzmán de la Globo. también rechazó el premio de Casa Presidencial y el Congreso Nacional.

Guzmán no fue tan elegante como la Maribel. –No sirvo para esos honores dijo orondamente.  Nunca me ha gustado.  Mi mayor premio, masticó, es el que recibo de mi auditorio. Casi de inmediato Beatriz Valle le felicitó. Lo aplaudió cuando todavía ningún oráculo había puestos en sus oídos, el anuncio con el que muchos meses después sería “premiada” con un alto cargo diplomático en Canadá. 

Pero, hay una “verdad de Perogrullo e indubitable” como diría el sabio Ramosoto: Este mayo hubiese podido pasar sin pena ni gloria, sino hubiese sido por la ruidosa incapacidad para el asombro, del Colegio de Periodistas al dejar a un lado y con  gesto despectivo, la calidad profesional y ética de vida, de uno de los tribunos más talentosos que ha tenido el periodismo Centroamericano del siglo antepasado; orgullo hondureño: Álvaro Contreras a quien revolcaron su memoria otra vez, utilizando su nombre para enmarcar con letras de impureza el  mayo periodístico 2022-2023.  

Don Miguel de Unamuno les diría con mucho enfado al CPH: “Lo que natura no da, Salamanca no presta”, o en buen hondureño: “no le pidamos imaginación a los aguacates”.

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