Por Carlos Méndez

Todo gobierno tiene el deber de informar a la ciudadanía acerca de los logros y avances que está obteniendo acerca de las ofertas que hicieron en la campaña electoral y que juraron cumplir hasta con biblia en mano. Para informar, los gobernantes hacen uso de presupuestos escurriendo el dinero que en algunos casos, dilapidan sin rendir cuentas al pueblo como si esto fuese un secreto de Estado, es decir sin transparencia alguna. Entonces se riega el pisto a manos llenas para pagar espacios en los medios de difusión masiva y así, dar a conocer lo “bueno” que dicen realizar.

En la presente administración nacionalista la pauta publicitaria está centralizada en el puño certero del Poder Ejecutivo quien para dar a conocer sus “logros” es copioso y exageradamente fecundo. Publicitariamente, está presente en todas partes. No hay medio de propaganda que esté por fuera, ni tampoco faltan los asalariados que se vuelven por efecto de las pautas, en alabarderos del régimen.

Además, aparecen los spots televisivos y “encuestas” de todo tipo, así como las descomunales vallas en donde el legendario gobernante se nos aparece locuazmente; a veces, hablando a través de obreros que abren una carretera y en otras, con sonrisa extraña, acariciando niños al tiempo que entrega bolsas con frijoles, arroz etc., y en donde por supuesto no fallan los confites envueltos con material azul y que al desenvolverlos nos endulzan con la imagen de indómita apariencia informativa pero que subliminalmente vomita e interioriza, tan luego como es su parto, un artificio político publicitario de una campaña electoral abiertamente “legal” sin desparpajo, sin trancas y por supuesto, ¡sin que el Tribunal Superior Electoral haya dado el pitazo para el arranque de dicha campaña de cara a las elecciones generales! Esta campaña “inocente” de casa de gobierno, órbita con cálculo impune de todo tipo, alrededor de los intereses particulares del actual gerente de gobierno que para mayores insumos, se erigió por designio de los dioses pero más, ¿por voluntad propia?, en el Hombre de una re elección presidencial extra planetaria, para lo cual juegan con pelota adelantada, porque en Honduras “todo se puede”. Pero hay que decirlo con fuerza: el gobierno abusa al hacer publicidad electorera subliminal.

Esto se tolera, porque que la ciudadanía activa agrupada en asociaciones civiles se despistó en su tarea de fiscalía pública y que no ha sabido diferenciar entre lo que es una campaña informativa y como el gobierno, transforma ésta, en un pícaro trampolín con fines electorales. Además el país no tiene, como otros, leyes regulatorias que pongan muros defensivos frente al uso y abuso mediático de los gobiernos. Por eso, no hay vuelta de hoja. La ciudadanía organizada debe de incidir desde ya, con determinación, para que el próximo Congreso legisle a favor de una ley regulatoria, sin violentar la libertad de expresión. Pero, ojo, una alternativa temporal, es pedirle al Jefe de turno, con mucho respeto, adopte inmediatamente una postura ética frente al tema que abordamos ahora. Pero mejor olvídese de esto último. No se puede; porque es como pedirle al diablo que celebre con santidad, una misa en el infierno.

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