fbpx

Meditación nocturna

Por: Rossel Montes

El silencio a esta hora es terrible, las preocupaciones vienen y van; simplemente sentí el deseo de escribir, aunque no sea tan fácil, tan placentero, el silencio correo, flagela, golpea la conciencia, ¿Pienso, habrá otras posibilidades? ¿Por qué escribir? ¿sobre qué escribir? Perturba tanta soberbia que pulula por las calles y las redes, tanta vaciedad, tanta deshonestidad, parase que la ética es esa antigua disciplina socrática ha sido olvidada,  Heidegger escribir casi nada de ética y política,  pienso en la prosa de Fernando Pessoa y la tristeza intrínseca de sus versos en los cuales me pierdo, me envuelvo, me restriego en las palabras que laceran la conciencia.

Sin embargo el mundo sigue igual, la corrupción para algunos es casi normal, es una patología de la normalidad, y dicen que son demócratas, republicanos, ¡qué va!  La corrupción tiene de rodillas a miles, la podredumbre de la miseria, de los corazones basura que lo arrasan todos, ¿Pero que es el hombre? Esa criatura que la ilustración pregonada era la racionalidad exacerbada. Qué diablos! La razón instrumental, tanta razón tenía Kant, el sujeto es el fin en sí mismo. La humanidad parece una pandemia, podría decir Camus y Ciaran, ¿Será cierto? ¿Y la esperanza del humanismo semita?  La tristeza corroe, la falta de ética mata, asesina,  pero que ironías, ¿Cuándo cambiará todo?

Mis manos te escriben para no olvidar, para seguir recordando, recordar posiblemente será fortalecer el ser, darle alas a la angustia y la muerte, esa inevitable muerte.

A estas horas hasta el silencio habla, se convierte en palabras y letras que quieren humanizar el resto de la noche, prosa y verso, me da igual. Hay tantas historias que contar, que narrar, ya sonó mi reloj, las 2 de la madrugada, no pasa nada! Me da igual,  duele todo, hasta los huesos, hasta la mirada, hasta el ser.

Creo que escribiré un artículo sobre Castoriadis ¿Pero a quien le interesan mis artículos, mis libros? Y me respondo: posiblemente a algunos, hay silencio, silencio triste, inevitable, tal vez un artículo sobre Sartre y el problema moral, que sé Yo.  Me doy ánimos y pienso en dormir, a dormir.

Al siguiente día es lo mismo, el eterno momento del retorno, eso vuele loco a cualquiera, sin en enbargo, todo sigue, como si todo ha cambiado, no obstante todo sigue igual, intacto, caminé media hora, el sol me golpeaba, el menos se puede pensar en uno mismo por ratos. La corta distancia entre mi silencio y mi conciencia es demasiado corta, muy lenta. Continuo.  La grueldad no da tregua, la esperanza espera, sigilosa, ausente.

Noticias

Noticias

Investigaciones

Internacionales

A %d blogueros les gusta esto: