Axel López: empresas turcas sin actividad, mentiras y saqueos
- El guatemalteco Axel López recibió mil doscientos millones de lempiras para comprar hospitales contra la pandemia, pero lo que trajo fueron desechos. La supuesta empresa turca publicitada por un medio hondureño, aparece sin actividad en la web.
- Mientras la nación hondureña sigue muriendo de COVID-19 por la falta de material médico causada por la corrupción gubernamental, López gasta un dineral para celebrar la boda de su hijo.
- Tras los desechos móviles hay una red de empresarios que incluye a Luis Eveline. Mientras tanto, desde Estados Unidos se promueve una ley anticorrupción que puede atarle las “garras” a JOH.

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Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. La especialista financiera de Invest-H revisa el documento de ejecución de gastos: 15.9 millones de dólares.
Muchos empleados del Gobierno de Honduras no podrían evitar pensar quién es el suertudo que se va a embolsar aquel dineral. Pero ni locos lo dirían delante de sus compañeros. Ni siquiera lo dirían en voz alta cuando están solos en la oficina. En Invest-H, como en todas las dependencias del Gobierno, las paredes tienen oídos.
En el reloj de la oficina son las 2:46. La especialista financiera verifica el traspaso de casi 393 millones de lempiras a la cuenta del guatemalteco Axel López.
Cuando queda satisfecha, la especialista pide que aprueben el primer pago. Desde el 19 de marzo se registra el ingreso de dos pagos millonarios al contado. En los primeros días de abril suman en total cuarenta y ocho millones de dólares, o sea, cerca de mil doscientos millones de lempiras, depositados en la cuenta de la empresa Elmed Medical Systems, propiedad del empresario guatemalteco Axel López.
La Fiscalía asegura que López ganó más de veinte millones de dólares, es decir, casi 600 millones de lempiras, en la transacción con la que el Gobierno hondureño adquirió «siete hospitales móviles» inservibles.
Los burócratas hondureños tienen fama de hacer las cosas tomándose todo el tiempo del mundo. Pero, por una vez, hacen las cosas bien para el guatemalteco y le depositan la plata en tiempo récord.
López puede seguir respirando tranquilo y pagando eventos lujosos, como la boda de su hijo en un exclusivo «resort» de Punta Cana, República Dominicana.
Sin señas de hospitales
Una vez que el guatemalteco Axel López tiene los cuarenta y ocho millones de dólares calientitos en las cuentas de su empresa de maletín Elmed Medical, se pone en contacto con supuestas compañías en Turquía para que consigan material médico de baja calidad y lo embarquen a Honduras. Axel tiene sus empresas registradas en Orlando, Florida. Sin embargo, la empresas turcas tienen una presencia virtual tan limitada en el internet que parece extraña.
Diario El Heraldo reveló que una empresa contratada llamada Nurisprefabrik está en la trama, un rastreo permite concluir que la página web tiene poco movimiento, es como si no tuvieran presencia virtual y con el rastreo resultaron apenas tres noticias relacionadas con esta empresa que está ubicada en un país que según las noticias, tiene internet en el 90 por ciento de los hogares. La otra empresa turca Vertisa Cevre Teknolojileri, tiene un poco más de interacción en la web, pero también insuficiente si se toma en cuenta la cantidad de internautas y de negocios por internet en Turquía.



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Sermaco, la empresa de un compañero de Hilda Hernández
No están sobrevalorados en unos cuantos centavos. Estamos hablando de treinta y dos millones de dólares. Es decir, unos ochocientos millones de lempiras robados en la compra de los siete hospitales móviles que Axel López y Marco Bográn trajeron a Honduras, según el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA).
El costo real de los hospitales es de quince millones de dólares y no cuarenta y siete millones y medio, como anunció el Gobierno a través de Invest-H. Además de este dinero tirado a la basura, el Estado de Honduras gastó 2.3 millones de dólares, casi sesenta millones de lempiras, en construir y supervisar los planteles de los centros.
Para eso, contrató a nueve empresas, entre ellas Servicios de Mantenimiento y Construcción S.A. (Sermaco), de Luis René Eveline Hernández; Sermaco firmó tres contratos por veintitrés millones de lempiras para instalar los hospitales móviles. o
La carrera de Luis Eveline se ha desarrollado al amparo del Gobierno. Fue gerente del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados durante el primer periodo gubernamental de Juan Orlando Hernández Alvarado, jefe de la Unidad de Gestión Ambiental en la Secretaría de Obras Públicas, Transporte y Vivienda (hoy Insep), presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras, estuvo en la junta interventora de la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (Cohdefor, hoy ICF). Ahí trabajó junto a la fallecida Hilda Hernández, hermana del presidente Hernández. Él era el gerente de Cohdefor. Hilda Hernández fue subgerente de esta misma institución.
El nombre de su familia aparece en requerimientos de información de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC). También se ha colado en el engranaje gubernamental, su hermano Carlos Humberto es jefe del área digital del Instituto de Formación Profesional y su hermana Gilda Albertina trabaja en la Secretaría de Gobernación, Justicia y Descentralización. Su sobrina Melissa Claros Eveline fue asistente ejecutiva y coordinadora en el despacho de la Presidencial.
Mientras tanto, su esposa Jance Carolina Funes fue candidata a diputada por el Partido Nacional. Eveline aparece en cinco sociedades en el registro mercantil sin echar en cuenta la universidad privada a la que está ligado desde 2007, fundada un año después de que fungía como gerente de Cohdefor
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Caravana generada por corruptos
Para el 11 de julio de 2020, tras cuatro meses de andar “perdido” en el mar, llega el buque con dos de los desechos móviles en decenas de contenedores. La prensa nacional, tanto oficial como independiente, informa que en la compra de los hospitales móviles hay “mano peluda”. Tanto Axel López como Invest-H y su director Marco Bográn están bajo sospecha de haber cometido ilícitos en la compra.
Por otra parte, medio millón de trabajadores suspendidos se suman a la incertidumbre económica y al riesgo alimentario que ya afrontan muchos despedidos debido a la emergencia por la pandemia, según los recuentos de la expresidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Juliette Handal.
El desempleo, la inseguridad alimentaria, la COVID-19 y la corrupción gubernamental forman la mezcla perfecta para que miles de hondureños planeen emigrar en busca de mejor vida.
En los últimos seis meses de 2020 se disparan los contagios y muertes por COVID 19 y el desempleo por la emergencia. En noviembre, los huracanes Eta y Iota terminan de hundir bajo el agua y el lodo vastas zonas de Honduras ya golpeadas por la pandemia. Al mismo tiempo comienzan a aparecer en redes sociales invitaciones a unirse a la primera caravana de migrantes hondureños. Como parte de esta investigación periodística seguimos hasta la frontera con México la primera Caravana.
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Al norte del continente
Llega enero de 2021 y una nueva caravana de Emigrantes sale del norte del país. Entre la multitud, Migdonia huye con desesperanza. Ya cruzó la frontera con Guatemala. Va a Nueva York por una vida mejor. «Mi nombre es Migdonia Palacios y el de mi hija Rache. Yo tengo 47 años y ella ya tiene 10 años».
Viajan desde San Pedro Sula. El camino es escabroso y lleno de peligros, le ha tocado dormir a la intemperie, mientras la masa humana avanza, ella cuenta, «y me vine, tomamos la decisión de venirnos para cruzar a Estados Unidos nos venimos el segundo día del segundo huracán perdimos la casa y de tanta agua que me cayó, me pegó temperatura y mandé a la niña a la tienda comprando una Panadol».
A la pandemia de Covid 19 y la corrupción del gobierno de Honduras, se ha sumado el desastre humanitarios de las tormentas ETA e IOTA.
«Un hombre le ofreció dinero, dijo que le iba a hacer y que le iba a dar dinero. Yo me levanté y lo fui a buscar no lo encontré ese día; pasaron tres días y la encontré. Le empecé a reclamar, le dije que sólo era una niña…a los cuatro días vuelve a ser lo mismo, me la volvió a seguir, solo hizo el intento no más no pasó nada».
«Tuve que salir porque fui amenaza porque él tiene un sobrino que es de la Mara entonces tuvimos que salir de madrugada de la casa cuando llegamos a la frontera de Guatemala, nos robaron todo el dinero los policías que aprovecharon».
Mientras los funcionarios de gobierno robaban, para Palacios la vida fue «a caminar, a caminar», como ella dijo.
En la movilización humana también va ella, cuando tuvo problemas de salud por un hecho de violencia, buscó primero la ayuda de medicina en manos privadas aunque la salud le corresponde al gobierno. La corrupción en Honduras, el saqueo no solo ha generado pobreza sino violencia y reforzamiento de maras y pandillas. Dice, «Mi nombre es Doris García soy de Tegucigalpa y ando en la Caravana»:
Periodista de RI (RI): ¿Por qué está huyendo en la Caravana?
Respuesta de Doris García (DG): Bueno una parte por la delincuencia y por un problema que tuve con una mara
RI: Qué problema fue?
DG: Digamos una violación que denunciamos, por eso andamos aquí
RI: ¿Y de qué tipo de violación fue?
DG: Abusó de mi hija
RI: ¿Un Pandillero? ¿De qué mara?
DG: de la Mara 18
RI: ¿Y ustedes lo denunciaron?
DG: Sí lo denunciamos porque la violación de ellas fue el 3 de septiembre del 2018 y y mi error fue que yo le comenté a una amiga de que ya habíamos denunciado y sería que él se dio cuenta y ahorita, a la mitad de la pandemia empezaron las llamadas anónimas amenazándolos (quiere decir, amenazándonos).
RI: ¿Y su hija no tuvo repercusiones de quedar embarazada?
DG: Bueno de hecho no porque fuimos ahí en Tegucigalpa hay una organización que se llama Médicos Sin fronteras ahí la llevamos y no gracias a Dios, no pero sí ha quedado con temor ya le tiene miedo a los policías encapuchados.
RI: ¿Fueron varios?
DG: sólo fue uno que abusó de ella
RI: ¿Y cómo Madre como se siente esa vulnerabilidad tan fuerte?
DG: Bueno, de hecho, mal porque igual uno ya en Honduras deja su casa botada su familia, imaginé todo lo que uno tiene que andar aquí rodando, rodando pero en fin ¡gracias a Dios! estamos aquí, pues sí, a ver a ver aquí que solución nos dan porque fuimos allá a la embajada de México y al ratito no rotundamente que no. Como dijo una chava bien malcriada y en la embajada de México que así como habíamos venido que así nos fuéramos para Honduras, que teníamos que buscar allá en Honduras quién los cuidará porque aquí ¿a qué veníamos hacer? y que así, como así, como habíamos llegado a pie, nos regresáramos porque aquí no íbamos a hacer nada y dice, ´yo no sé este país está lleno de basura, llenos de Honduras y mucha basura han traído de Honduras, han traído ustedes, regresen así como vinieron’.
RI: Y durante su trayectoria en Guatemala en esta caravana ¿Cómo ha sido?
DG: Bueno de hecho nos ha tocado dormir en la calle pero como le digo siempre hay personas humanitarias para uno por ejemplo en el camino le da una bolsa de agua y una iba pasando porque igual como le digo yo de allá de Hondura, salí con dos mil lempiras, pero al son de hoy me ha tocado hasta pedir. Ayer logramos estando vendiendo tortillas, ahí donde me estaba quedando, me ganaba 25 quetzales de 4 a 10 de la noche y eso lo ahorré para poderme venir para acá moliendo una semana.
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Sobrevivientes
Mientras tanto, a miles de kilómetros de la boda del hijo de Axel, en Tijuana, en la frontera mexicoestadounidense, Bernardo, de 40 años, (nombre modificado) se hace un ovillo bajo la delgada tela de la sudadera.
Estuvo temblando de fiebre anoche, pero ahora se siente un poco mejor. El problema es el cemento donde se echa porque se va poniendo más frío en la madrugada.
Se aparta un poco la tela de la cara para ver a su sobrina Lucila, de 19 años, tendida a un metro de donde está él. La ve respirar acompasadamente y se siente mejor. Cuando salieron de Honduras, el 20 de febrero, Lucila andaba con algo de gripe. Salieron en la Caravana de Migrantes.
No se preocupe, tío, dijo ella, no es COVID. Y aunque fuera, qué me importa, en el camino se me quita. Lo que no quiero que me quiten es el sueño de irme a Estados Unidos.
El sueño, claro, piensa Bernardo sin poder evitar una sonrisa amarga. Piensa que ojalá se le cumpla por lo menos a ella porque lo que es a él… Pero decide que lo mejor es no pensar tanto.
Ya pensó demasiado en Honduras, cuando tuvo que cerrar su negocio en Chamelecón por la extorsión. Ya se quebró la cabeza pensando cuando vio desde lejos su casa cubierta por el agua sucia del río Chamelecón. Y ya pensó de más cuando tres de sus parientes se murieron de COVID y no hallaron quien los atendiera, aunque fuera para morir decentemente.
Alguien había hablado de hospitales móviles, pero ¿dónde estaban? ¿Alguien los había visto? ¿Servían para algo? Pinches huracanes, piensa Bernardo. Y pinche COVID. Y pinche Gobierno.
El doctor Alfredo Licona [nombre ficticio de un personaje real] termina de leer los titulares del diario en el celular. Sale del garaje a saludar desde lejos a su esposa y su hija.
No puede darse el lujo de arriesgarse a contagiarlas en caso de que él porte el virus. Duerme desde el comienzo de la emergencia en una camita en el garaje. No le quedó de otra que ser creativo a la hora de asearse. Por ahora usa una manguera y varias palanganas.
Licona trata de no pensar en lo que podría ocurrir si se cumplen los vaticinios de la gente de salud pública con la que habló ayer por teléfono. Crecimiento exponencial de los contagiados de coronavirus, gente muriendo en las calles.
Tiene que ir pensando en pedir provisiones a domicilio porque con la cuarentena total no puede arriesgarse a que su familia se quede sin nada durante semanas o meses.
A Licona le da un escalofrío al pensar en la gente revuelta por el encierro, la falta de comida y de trabajo. El doctor está seguro de que la comida que el Gobierno prometió entregar ya tiene nombre y apellido de activistas del Partido Nacional.
Al menos él vive en una colonia de circuito cerrado en San Pedro Sula y tiene para resistir unas semanas, pero ¿y los demás?
Licona oyó hablar de la compra de hospitales móviles en Turquía extranjero para atender a los enfermos de COVID que ya no caben en el Catarino Rivas ni en las clínicas. Ojalá sea verdad y no otro robo como el del Seguro, piensa mientras acaricia la cabeza de su hija.
Con los hospitales móviles, hasta él mismo podría estar tranquilo. Entre menos enfermos apiñados, menos peligro para los doctores.
A unos kilómetros del barrio de Licona, en el barrio popular Cabañas de San Pedro Sula, Luisa Méndez [nombre ficticio de un personaje real] escucha las noticias sobre los contagiados por el virus a Honduras en una de tantas radios oficiales. Le entra un temblor.
Si ya de entrada les va pésimo sin el sueldo de su marido, no quiere ni pensar lo que .,.va a pasar si el coronavirus se echa a Quique, que es hipertenso y diabético. Y con cinco niños que alimentar.
A Quique no le gusta el encierro, pero se aguanta las ganas de salir a abrir la boca en la calle porque al que agarran de vago lo meten preso.
“No les pongas atención a esas papadas, vieja”, dice Quique desde la mesa del comedor. “El virus es puro invento. Fijo Juan Orlando quiere encerrarnos para manipular las elecciones del otro año”. Tener en junio los siete hospitales en Honduras para quintuplicar la oferta hospitalaria es la palabra del presidente.
La Secretaría de Salud dice que con los siete hospitales, el país tendría alrededor de 530 camas de UCI. Algunos prefieren reírse o publicar memes. Otros manchan paredes y calles con el grafiti “¿Dónde está el dinero?”.
Marzo 2020. Axel recibe millones y quiere comunicarse con Juan Orlando Hernández.
Abril 2020. Honduras se confina totalmente en abril y la gente se alborota en todos los puntos del país. No hay trabajo ni comida. Los saqueos de negocios se multiplican.
Mayo de 2020. Ya pasaron dos meses desde que el Gobierno anunció la compra de los hospitales móviles. No hay señales de ellos mientras Axel López disfruta de los quinientos millones de lempiras que ganó por la transacción.
Junio de 2020. El presidente Juan Orlando Hernández anuncia que una vez que los hospitales móviles estén en el país serán instalados en una semana para que puedan atender a los pacientes con COVID-19. El mandatario precisó que los hospitales móviles adquiridos en el exterior «son solo apenas un grupo de una enorme cantidad de instalaciones sanitarias, que están en proceso de planificación, otras en construcción».
Julio de 2020. Los contenedores no han llegado a Honduras. Mientras tanto, ya van 800 muertos por COVID-19 y casi 30,000 contagios en Honduras. Los hospitales de San Pedro Sula y Tegucigalpa están repletos. Trasciende que la empresa Sermaco va a instalar los «hospitales móviles».
Septiembre de 2020. Una supuesta comitiva verifica en un presunto viaje a Turquía, los hospitales. En las redes sociales denuncian que las fotos son un montaje, pero Invest-H rindió un informe técnico.
Enero 2021. Unos meses después, el 15 de enero de 2021, la primera caravana migrante parte de Honduras a Estados Unidos. Son casi 10,000 desplazados por la violencia, el hambre, el desempleo y los continuos casos de corrupción, como el de los “hospitales” móviles.
Abril 2021. Mientras transcurren las denuncias y sigue en el aire la pregunta ¿Dónde está el dinero? A través de Casa Presidencial, el mandatario Hernández replicó que el dinero está en manos de quien más lo necesita:

«Aquí está el dinero del pueblo hondureño para atender al que más lo necesita» Presidente Hernández
Presidente Hernández: Abordaje de la pandemia en Honduras es reconocido mundialmente