El trato en los centros penales es indistinto dependiendo de la clase social a la que pertenezca, el o la privada de libertad, según el defensor.
Tegucigalpa, Reporteros de Investigación. El defensor de Derechos Humanos de la organización Cozumel Trans, Alexander Rivera, advirtió que las sanguinarias violaciones contra las garantías de las personas privadas de libertad, han generado un ambiente de máximo riesgo en el sistema penitenciario de Honduras, controlado por militares.
Las principales denuncias son las carencias de alimentación, la sobrepoblación penitenciaria, la restricción de visita, la crueldad contra personas en estado terminal y la mora judicial de internos que ya deberían estar en libertad pero siguen en cautiverio. Esta situación se agravó con la entrada en vigencia del Código Penal porque muchas personas deberían haber salido por la retroactividad de la ley, explicó Rivera.
Una preocupación en los centros penales es el reciente traslado de los batallones a la cárcel de Támara porque esto ha aumentado el riesgo, sostuvo el entrevistado.
Violaciones
“Las fuerzas de control prohíben la comida, los trata mal hasta para hacer el ingreso de víveres de los privados de libertad, uno de los familiares envió un audio a los medios de comunicación donde dice que en los próximos días va a correr sangre dentro de los centros penales. Están exigiendo la visita dos veces al mes”.
La mayoría de personas ya recibieron la respectiva vacuna por eso piden visitas.
A través de un boletín de prensa, la Cruz Roja informó hoy que “la misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Honduras empezó a trabajar de la mano con las autoridades para acompañar las jornadas de vacunación que el Instituto Nacional Penitenciario (INP) y la Secretaría de Salud (SESAL) llevan a cabo en diversos centros penitenciarios del país y mediante la que se busca beneficiar a 20,635 personas, incluidas a internos y personal que labora en los centros penitenciarios”.
Una persona llena de llagas
Rivera contó que hay una persona que ejemplifica bien la saña que sufren los internos, esta persona está perdiendo la vista, sufre de diabetes y tiene llagas en piernas, estómago y la espalda; se le pega la ropa, lo llevan al Hospital Escuela a limpiarlo, luego vuelve a sufrir el dolor de todos los días y a la fecha no recibe atención especializada en el Instituto Nacional del Diabético.

“Fui un privado de libertad y le puedo contar de todo lo que sucedió ahí en los centros penitenciarios”.
Rivera contó que fue coordinador de Reinserción y Talleres e impulsó el programa Yo Cambio y trabajó con internos que fallecieron durante la pandemia por Covid 19.