
Está historia es como un círculo que giró de arriba hacia abajo, los que estaban arriba ahora están debajo y los que estaban debajo de pronto vuelven a estar arriba.

Redacción: Wendy Funes | Cobertura periodística: José Manuel Serén, Wendy Funes |Fotografía: César Fuentes
Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de investigación. Las tropas del comando que el ex presidente quiso desaparecer, lo llevaban a la cancha de futbol de Fuerzas Especiales. La hélice del helicóptero suspendía una nube de polvo que ahogaba al que se acercara más de la cuenta. Era un mediodía soleado en este país con clima tropical. Un camarógrafo que quiso sobrepasar la valla armada para captar más de cerca la imagen de la extradición fue empujado y arrollado por los policías.
Había agitación. Mil hombres con fusiles, vestidos con fatigas negras custodiaban al convicto con las manos esposadas. El ex mandatario Juan Orlando Hernández Alvarado atravesó la línea colmada de periodistas de un lado y del comando Cobra del otro. Saludó a la prensa con una vaga sonrisa afable, acompañada con previsibles gestos de manos.
Tres años atrás, Hernández Alvarado había ordenado la desarticulación del comando que lo llevaba esta mañana. Quizá el mandatario empezó este círculo de venganza y nunca perdonó que haya sido la Unidad de Operaciones (Cobras), la fuerza élite que hizo el allanamiento en la Iguala, Lempira. La relación se tornó más conflictiva cuando los Cobras se atrevieron a hacer dos huelgas para cuestionar la represión con gas lacrimógeno contra el pueblo en las calles.

El narco laboratorio de la Iguala

Para entender cuando fue que el comando Cobra empezó a cavar la tumba que casi lo hizo desaparecer hay que remontarse a 2014.
Era de noche, el comisionado policial en retiro, Leandro Osorio, ex director de investigación criminal de Honduras, llegó con un grupo del comando Cobra a una posta policial de Lempira, pasaron la noche del 30 de enero ahí, sin decirle a ninguna fuerza local que a la mañana siguiente partirían a buscar un narco laboratorio en la Iguala, Lempira.
En ese momento no tenía confianza en cualquier agente de la Policía por las posibles fugas de información. Por eso, cuando decidió allanar el narco laboratorio que, según su informante, pertenecía al diputado Juan Antonio Hernández Alvarado, hermano de Juan Orlando Hernández Alvarado, Osorio se hizo acompañar del comando élite.
El 31 de enero de 2014, el comando especial desarticuló el narco laboratorio con más de cien metros de ancho. En el allanamiento, la policía detuvo a los colombianos Rubén Darío Pinilla y Hernán Roldan Jiménez. La prensa hondureña denunció que Rolando Argueta dejó de actuar desde su cargo como director de Fiscales para favorecerlos.
Un tiempo después, Osorio fue destituido de la Policía, Rolando Argueta llegó a ser presidente de la Corte Suprema de Justicia y el Comando Cobra empezó a tener represalias. Recibían mala alimentación, jornadas extensas de trabajo con horarios ininterrumpidos.
La primera huelga del comando Cobra
El 4 de diciembre de 2017 mientras el pueblo llevaba una semana de protestas contra la reelección de Hernández Alvarado mediante fraude electoral, los Cobras anunciaban una huelga porque no querían salir a reprimir al pueblo hondureño. Las medidas de presión duraron 48 horas y vino una escalada de remociones, torturas y persecución contra quienes habían participado en la protesta policial.
El policía, José García, que se declaró en huelga de hambre el 4 de diciembre, en el Parque Central de San Pedro Sula, el 6 de diciembre, había depuesto su medida de protesta. Cuando se instaló en huelga de hambre, el policía había dicho que «estamos cansados, indignados de ver tanta sangre correr en nuestro país por culpa de políticos corruptos que se han robado las arcas y llenándose los bolsillos de ellos; estamos cansados de ganar una miseria de salario, hay compañeros que han empeñado sus celulares, sus chimbos de gas para darle de comer a sus hijos».
Vea: ¿Cacería y venganza estatal en la Policía Nacional?


En junio de 2019, la Plataforma de Salud y Educación, liderada por la doctora Suyapa Figueroa y algunos directivos magisteriales salió a las calles para protestar por lo que llamaron la privatización de la salud y de la educación.
La segunda huelga policial
En el contexto de estas protestas, el Comando Cobra anunció su segunda huelga de brazos caídos que depusieron por la intermediación del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), Roberto Herrera Cáceres, con la cúpula policial de ese entonces.
En la oficina del Conadeh, Cobras y cúpula policial firmaron un “acta de compromiso” que puso fin a los actos de protesta.
En el acuerdo, la Secretaría de Seguridad y Policía Nacional se comprometieron a no realizar procesos de sanciones disciplinarias o persecución laboral en contra de los policías que “ejercieron su derecho constitucional de petición en el marco de dicho conflicto», según Herrera Cáceres.
Los acuerdos fueron mejorar la alimentación, proveer uniformes, respetar los derechos de la policía, reuniones con el Conadeh, respeto a derechos humanos de las personas que se manifiestan pacíficamente y que no habrá sanciones contra policías que participaron en la protesta.
La desaparición del comando Cobra
Para septiembre de 2019, el comando Cobra había sido desarticulado. Los periódicos tradicionales informaron que el vocero policial de aquel entonces, comisionado Jair Meza, dijo que la Policía se estaba modernizando y que los Cobras serían sustituidos por los Tigres.
Vea: Traslados y acoso contra comando COBRA, cúpula policial mintió e ignora al Comisionado de DD.HH.
Donaciones que eran para los Cobras desviadas para PMOP
Los primeros síntomas de Juan Orlando Hernández contra el Comando Cobra ocurrieron cuando en 2013, un oficial estadounidense tenía como plan crear dentro de Fuerzas Especiales, además del Cobra, otro comando élite, los Tigres, con fondos de la Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos y Cumplimiento de la Ley (INL, por sus siglas en inglés).
INL había dispuesto dinero para la policía Tigres mas el gobierno destinó el dinero para crear la Policía Militar del Orden Público (PMOP). Los policías sufrieron una gran decepción cuando se dieron cuenta que los fondos para fundar los Tigres fueron desviados hacia la creación de la PMOP.
Otro proyecto que Estados Unidos le ofreció al entonces ministro de Seguridad Arturo Corrales, ahora desaparecido de la escena pública, fue la donación de varios helicópteros Blackhawk para los Cobras, la donación incluía el mantenimiento repuestos, entrenamiento y combustible.
La condición del gobierno extranjero era que las aeronaves fueran utilizadas por la Policía Nacional para misiones contra el tráfico de cocaína, la narrativa policial indica que Corrales dijo que aceptaría la donación siempre y cuando fueron para la PMOP.
De esta forma, la policía tuvo la oportunidad de tener una logística moderna, un escuadrón de helicópteros con tecnología avanzada para luchar contra el crimen organizado, pero formar este escuadrón era un riesgo de que la Policía podía usarlo contra los narcotraficantes de Copán. En ese entonces, el actual ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, ya había sido destituido por capturar a los Valle Valle. El siguiente objetivo era el alcalde de El Paraíso, Copán, Alexander Ardón, Chande. Eso al presidente no le convenía.
La versión policial es que Hernández Alvarado prefirió trabajar con militares obedientes no deliberantes que con los Tigres que sería una fuerza elite contra el narcotráfico.
El comando Tigres no tenía logística entonces el INL les dio entrenamiento, uniformes y una bonificación.
Caen Tigres
En medio del dilema, el escándalo de una caleta cuyo hallazgo no fue reportado por Los Tigres en su totalidad, terminó de socavar la confianza ciudadana en la Policía que estaba en medio de una vorágine pública, el discurso manipulaba a la opinión pública llevándola a creer que toda la policía era corrupta mientras la PMOP era confiable.
La estocada final a los Tigres fue cuando los Cobras se van a huelga y con la persecución contra los Cobras también desaparecieron los Tigres.
Resurge Comando Cobra
El 14 de septiembre de 2022, el nuevo gobierno informó que con un total de 103 hombres y cuatro mujeres, el Comando de Operaciones Especiales “Cobra” volvía a la vida. Resurge como el ave fénix, declaró el entonces jefe de Fuerzas Especiales, comisionado Miguel Pérez Suazo.
El 24 de noviembre de 2022, Pérez Suazo dijo a Reporteros de Investigación que el Comando de Operaciones Cobra es una unidad que por razones políticas, en 2019, dejó de realizar sus funciones.
“Se ha hecho ya un relanzamiento y a petición de la señora Presidenta (Xiomara Castro) del señor Ministro (Ramón Sabillón) que vuelvan estas unidades porque definitivamente eran unidades que daban respuestas”.
“Ahora los Cobras están conformándose para ser un brazo armado de la Dirección Policial Antimaras y Pandillas y Crimen Organizado y la labor de ellos es única y exclusivamente combate a estructuras de maras y pandillas”, dijo Pérez Suazo.
El jefe policial describió que en el gobierno anterior eran entrenados “para reprimir, para golpear, para gasear a la gente hoy ya no se usan ese tipo de estrategias y políticas y ya no hay una tan sola bomba lacrimógena”.
A través de Acuerdo Ejecutivo, el ex presidente Hernández Alvarado ordenó su desaparición por la revuelta en la que manifestaron que ya no querían definitivamente confrontar a la ciudadanía, de acuerdo con el relato del jefe policial.
“Los Cobras estaban cansados de estar reprimiendo a la gente, porque lo primero que decían era: manden los Cobras aquí, manden los Cobras allá, a apalear, gasear (tirar gas lacrimógeno) y a golpear a la gente. Los Cobras de cansaron y este fue un problema político por qué tenemos nosotros que estar poniendo el pecho y estar enfrentando ahora en situaciones, que no las generamos nosotros”.
Una nueva oportunidad en la historia de la Seguridad Pública

Cobra es una unidad élite creada en la década de los setenta del siglo XX.
La Ley Orgánica de la Policía Nacional crea Cuerpos Especiales Policiales como el Comando de Operaciones Especiales (COE); dentro de este comando está la Unidad de Operaciones (Cobras), la Unidad de Seguridad Interna del Cuartel General y la Unidad de Protección de Dignatarios (Prodig), entre otras.
Esta unidad tiene más de cuatro décadas de vida dentro de una policía con 141 años de existencia. En la Policía Nacional, sus oficiales toman como fecha oficial de creación el 15 de enero de 1882. En esa fecha, fue emitido el Reglamento de la Policía de Tegucigalpa y la Villa de Concepción de Comayagüela.
Luchas civiles y políticas dentro de la Policía
“En 1957 asumió el poder José Ramón Villeda Morales. El primer gobierno liberal en un cuarto de siglo. En 1959 tuvo lugar el movimiento armado encabezado por el coronel Armando Velásquez Cerrato que buscaba derrocar al gobierno. La policía de Tegucigalpa se unió al movimiento rebelde, y al fracasar el alzamiento fue creada una Guardia Civil que sustituyó a la Policía Nacional la institución de orden y seguridad fue conformada en su totalidad por afiliados al partido liberal dando paso a una politización que desencadenó en una persecución continua a los nacionalistas y enfrentamientos continuos con los militares”, cita el escrito Tránsito difícil y prolongado a la Administración Civil del Estado, del doctor Silvio Inestroza Padilla, ex director de la Policía.
En su artículo describe la masacre contra la Guardia Civil durante el golpe de Estado militar del 3 de octubre de 1963 en contra del liberal Ramón Villeda Morales.
Entre los setenta y los noventa hubo diversos cambios en la Policía Nacional y la seguridad siempre dependió de las Fuerzas Armadas de Honduras.
“El 28 de mayo de 1998 fue creada la Secretaría de Seguridad y en esa misma fecha emitió la Ley Orgánica para regular la organización y funcionamiento de la Policía Nacional”, dice este artículo.
Desde 1998 a 2009 la seguridad transitó un camino de progresiva desmilitarización que no se detuvo hasta el golpe de Estado cívico-militar del 28 de junio de 2009. A partir de ahí empezó una etapa de remilitarización de la Policía Nacional y Honduras fue calificado como el “país más violento del mundo”.
En 2019, los juicios de Nueva York revelaron que las Fuerzas Armadas de Honduras y la Policía Nacional fueron utilizadas para el tráfico de drogas. La seguridad estaba bajo el liderazgo militar.
Entre 2010 y 2022, apareció la producción de hojas de coca y creció, también proliferaron los narco laboratorios, las maras y pandillas evolucionaron a mafias, se consolidó el mercado del sicariato con escuadrones que operaban desde el Estado y el delito que decreció, según muestran, las estadísticas fue el secuestro investigado por una unidad especializada de la Policía acreditada por el gobierno de Estados Unidos.
Hace un año
En enero de 2022, el gobierno de Xiomara Castro decidió que la Seguridad quedaría en manos de la Policía Nacional y eliminó la influencia militar del diseño y coordinación de la política criminal del Estado.
En la historia de la Policía Nacional, a partir de 2022 hay una oportunidad para tecnificar la policía, hacer investigación criminal y combatir el crimen con conocimiento.