Por Reporteros de Investigación



Texto basado en el artículo original publicado por The New York Times el 18 de diciembre de 2025. Este contenido es un resumen y análisis periodístico fiel al reportaje del NYT, reproducido con fines informativos.
Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Imvestigación. Durante años, Donald J. Trump ha sostenido públicamente que su relación con Jeffrey Epstein fue superficial, distante y breve. Sin embargo, una investigación publicada por The New York Times el 18 de diciembre de 2025 reconstruye esa relación a partir de entrevistas, documentos, registros sociales y testimonios que sugieren un vínculo más prolongado y significativo del que el expresidente ha reconocido.
El reportaje del NYT no acusa a Trump de delitos relacionados con Epstein. Tampoco afirma que haya participado en las redes criminales por las que Epstein fue procesado. Lo que sí hace es contrastar declaraciones públicas con evidencia social y documental, y mostrar contradicciones persistentes en el relato del expresidente sobre su cercanía con el financiero acusado de tráfico sexual de menores.
Un vínculo que se forja en la élite social
Según el New York Times, Trump y Epstein coincidieron durante años en los mismos círculos de poder económico y social, particularmente desde finales de la década de 1980 y a lo largo de los años 90. Ambos frecuentaban eventos privados, fiestas exclusivas y espacios reservados para una élite empresarial y política que se movía entre Nueva York, Florida y otros enclaves de lujo.
El NYT reconstruye este período a partir de:
Registros sociales y fotografías de época Testimonios de personas que compartieron espacios con ambos Declaraciones previas del propio Trump en entrevistas antiguas
En ese contexto, la relación aparece descrita no como un contacto ocasional, sino como una interacción reiterada en entornos comunes, donde Epstein era una figura conocida y aceptada.
Lo que Trump dijo entonces — y lo que dijo después
Uno de los ejes centrales del artículo del New York Times es la evolución del discurso de Trump sobre Epstein.
El reportaje recuerda que, en entrevistas concedidas antes de que Epstein fuera procesado penalmente, Trump habló de él en términos amistosos, incluso elogiosos. En declaraciones públicas de principios de los años 2000, el entonces empresario describió a Epstein como alguien “muy divertido” y señaló afinidades personales.
Sin embargo, tras el arresto de Epstein y el creciente escrutinio público sobre su red de abusos, Trump comenzó a ofrecer una versión distinta:
Que no eran amigos cercanos Que se distanciaron hace décadas Que no tuvo relación significativa con él
El Times subraya que estas afirmaciones posteriores no encajan completamente con la evidencia documental ni con los recuerdos de varias personas entrevistadas para la investigación.
Quiénes hablan en el artículo del New York Times
El reportaje se apoya en múltiples voces, cuidadosamente contextualizadas por el diario:
Personas del entorno de Epstein
El NYT entrevistó a exempleados y personas que conocieron de cerca la vida social de Epstein. Estas fuentes describen cómo Epstein cultivaba relaciones con hombres poderosos y utilizaba esos vínculos como capital social.
Algunas de estas personas relatan que Trump formaba parte del círculo social que Epstein valoraba, especialmente en ciertos períodos, y que su interacción no era esporádica.
Mujeres que coincidieron con ambos
El artículo incluye testimonios de mujeres que estuvieron en espacios sociales donde coincidieron Epstein y Trump. Estas voces aportan contexto sobre el ambiente, las dinámicas de poder y la normalización de comportamientos que hoy resultan profundamente cuestionados.
El Times trata estos testimonios con cautela periodística: no los presenta como pruebas penales, sino como relatos que ayudan a entender el clima social y relacional en el que se movían ambos hombres.
Documentos y registros
Además de entrevistas, el NYT revisó documentos, fotografías y registros que confirman encuentros, coincidencias temporales y presencia conjunta en determinados eventos.
La fuerza del reportaje no está en una sola pieza de evidencia, sino en la acumulación de indicios coherentes que contradicen la idea de una relación meramente anecdótica.
Una relación “más cercana de lo admitido”
El New York Times es cuidadoso en su conclusión: no afirma ilegalidad por parte de Trump, pero sí sostiene que la relación con Epstein fue más cercana, más prolongada y más visible de lo que el expresidente ha reconocido en años recientes.
El artículo muestra cómo, frente a cada nueva revelación sobre Epstein, Trump fue ajustando su narrativa pública, alejándose progresivamente de cualquier vínculo, aun cuando existían registros que mostraban lo contrario.
Este patrón —según el NYT— no es exclusivo de Trump, sino común entre figuras públicas que compartieron espacios con Epstein antes de que su conducta criminal fuera ampliamente conocida. Sin embargo, en el caso del expresidente, el contraste resulta especialmente relevante por su peso político y su historial de declaraciones públicas.
El contexto político de la publicación
El reportaje aparece en un momento de renovada presión por la transparencia en torno a los archivos de Epstein. Legisladores, organizaciones civiles y sectores de la opinión pública han exigido la publicación completa de documentos que permitan entender quiénes estuvieron en la órbita de poder del financiero y bajo qué circunstancias.
El New York Times sitúa su investigación dentro de ese contexto: no como una acusación, sino como un ejercicio de memoria pública y rendición de cuentas, especialmente relevante cuando una figura política central busca controlar el relato sobre su pasado.
Lo que el NYT no afirma (y por qué es importante decirlo)
Un punto clave del artículo —y que Reporteros de Investigación considera fundamental subrayar— es lo que el New York Times no afirma:
No acusa a Trump de participar en delitos sexuales. No lo vincula penalmente con la red criminal de Epstein. No presenta pruebas judiciales en su contra.
El valor del reportaje está en otro plano: la veracidad del discurso público, la coherencia entre declaraciones y hechos, y el derecho de la sociedad a conocer con precisión las relaciones de poder que rodearon a uno de los mayores escándalos de abuso sexual del siglo.
Conclusión
La investigación del New York Times no reescribe la historia judicial de Jeffrey Epstein, pero sí reordena el mapa social y político de quienes estuvieron cerca de él. En ese mapa, Donald Trump aparece no como un desconocido lejano, sino como un actor que compartió espacios, relaciones y momentos que hoy resultan imposibles de ignorar.
Para el NYT, la pregunta central no es penal, sino ética y política: ¿por qué un expresidente insiste en minimizar una relación que la evidencia social muestra como más profunda?
La respuesta, como ocurre a menudo en el periodismo de investigación, no está en una sola frase, sino en la suma de hechos verificados.
🔗 Lee el artículo completo en The New York Times:
Nota editorial
Este texto fue elaborado por Reporteros de Investigación , con ayuda de app, como una adaptación y análisis periodístico del artículo original publicado por The New York Times el 18 de diciembre de 2025. No reproduce el contenido literal protegido por derechos de autor.
https://www.nytimes.com/2025/12/18/us/jeffrey-epstein-donald-trump.html?smid=url-share
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