Por Carlos J. Alvarado
La inmensidad de serios aprietos para una de las mujeres que por ahora, juega uno de los papeles más peligrosos en la historia del país, nos debe poner a pensar e imaginar cuales serían nuestras reacciones al estar en sus zapatos.
La jueza, Lidia Álvarez Sagastume, es en este momento, la mujer que tiene sobre su espalda, no solo la presión del pueblo si comete el mínimo error al momento de aplicar la ley, sino serias repercusiones en la historia del país.
Tener enfrente a diputados que le dieron el voto de confianza para convertirse en magistrada de la Corte Suprema de Justicia, y que ahora es ella misma y los medios probatorios los que decidirán la libertad, su futuro.
El caso Pandora ha estremecido históricamente a multitudes, pues nunca antes existieron órganos estatales capaces de tocar, ni con el pétalo de una rosa, a altos funcionarios y exfuncionarios salpicados en vergonzosos actos de corrupción, en perjuicio de la salud, educación y seguridad de todos los hondureños.
En esta «papa caliente» se juegan intereses realmente inimaginables, personas cercanas al poder político y económico desfilan por los tribunales como delincuentes comunes, pero con trato preferencial.
Pandora debe servir como advertencia para quienes tienen la mirada de ensuciarse con dineros ilícitos.