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El alcalde, “me decía que me iba a cortar la lengua”

Tegucigalpa, Honduras (Reporteros de Investigación). La violencia doméstica en Honduras se tiñe con los colores de todos los partidos políticos, es un mal que ataca a todos los estratos, cada minuto, en cada territorio.

Rubí Leticia García vive en San José de La Paz, una tierra habitada por indígenas lencas, escenario de conflictos porque la población se opone a la instalación de represas hidroeléctricas por parte de funcionarias y funcionarios del presente gobierno.

Pese al conflicto, algunos de los municipios de La Paz son zonas consideradas como libres de homicidios por arma de fuego. No obstante, la persecución contra defensoras y defensores de derechos humanos y los índices de violencia doméstica que registran los Juzgados de Paz, caracterizan la violencia de esta tierra y permiten concluir que el problema de violencia de género atraviesa indistintamente a los habitantes de todos los partidos políticos aun de quienes son opositores al gobierno con el que pelean «por la injusticia social y el despojo de bienes naturales».

Rubí García mueve las manos, las restriega, siente como si nadie va a creer su testimonio, con la misma mueca del miedo pegado en los ojos, es el mismo micro gesto de otras víctimas de violencia doméstica que no se puede explicar, pero se percibe  en la mirada.

Han pasado unas horas desde el almuerzo, es una hora pesada en Marcala, la ciudad comercial más importante del departamento de La Paz.

“Soy la esposa del alcalde de San José de La Paz, el profesor Roberto Vásquez Hernández”, dice. La sorpresa es que Vásquez Hernández ganó las elecciones pasadas proponiendo un cambio para su municipio por la Alianza de Oposición contra la Dictadura, un ente de tendencia progresista afín a la defensa de derechos humanos y que cuestiona las agresiones gubernamentales contra las y los defensores.

“Hemos tenido grandes dificultades pero se agudizó cuando él andaba en su campaña política, empezó a discriminarme y me decía que la gente dónde él andaba no necesitaba mi presencia, porque a mí siempre me ha gustado la política, empezó a decir que la gente no preguntaba por mí que no se interesaba por mí”.

García cuenta que se empezó a dar cuenta que cuando en las comunidades preguntaban por ella, él respondía que ella era nacionalista y que ya no vivía en la casa, en cada espacio aparecía con otra mujer con la que se supone mantiene una relación, incluso, iban a giras, dijo. García se sentía lastimada porque el partido Libertad y Refundación (Libre), que formó parte de la Alianza, nació en su casa, según su testimonio.

«No me hablaba»

“Mientras tanto en mi casa, él  a mí no me hablaba, no me recibía los alimentos, cuando me acercaba a él decía que no me acercara a él porque yo estaba planeando matarlo. A mi hermana Bertita, ella le preguntó por qué había incomodidades y él le dijo que yo decía, que lo iba a matar y me iba a beber su sangre”. García contó que le hicieron una cirugía y su esposo nunca preguntó por ella.

“Él me maltrataba, me despreciaba, me discriminaba, me ignoraba…decía que me iba a cortar la lengua. Le mintió al pueblo porque les decía que ya no vivía en mi casa. Decía que a la fuerza vivía en mi casa y que yo andaba con un montón de hombres y que por eso no lo atendía”. Y no era por eso que no lo atendía, dice García, una mujer que trabaja fuera de su hogar para mantener a su familia.

Convivieron en la misma vivienda hasta el 31 de julio de 2018 y después de eso, el alcalde la denunció por violencia doméstica.

“Mi único delito es haber descubierto la infidelidad del profesor Roberto no solo con una mujer”. Rubí García dio el nombre de varias mujeres que supuestamente convivían con su esposo.

Relató que sus hijos le decían que no lo denunciara porque él iba a ganar las elecciones, pero su dolor más grande es que no celebró con ella sino con otras personas y que después la denunció por violencia doméstica.

MAIE: Que antes de denunciar lo pensara

Hace un mes y medio, ella acudió a la Fiscalía para contar su drama, pero la fiscal le aconsejó que antes de denunciar lo pensara por el daño que podía hacer, dijo Rubí García.

La promotora legal del Centro de Estudios para la Mujer (CEM-H), Evelyn Cuellar, confirmó que la abogada del MAIE de Marcala, Nelva Raudales, tomó la primera denuncia de Rubí García y le aconsejó que lo pensara antes de denunciar porque su esposo era una figura pública.

Mientras tanto, el alcalde ya la había denunciado y la audiencia judicial de lectura de sentencia se realizó este 28 de agosto en Marcala, La Paz, en esa audiencia ella fue sancionada por violencia doméstica contra el alcade.

 

El 23 de agosto fue la primera audiencia, durante la audiencia llamaron a la fiscal y la suspendieron por un momento porque la fiscal tenía a su mamá grave. De ahí llegó la encargada del MAIE que fue la que terminó la audiencia como defensora de Rubí García, explicó Cuellar.

A ella, le dieron una nota para que fuera a hacerse una evaluación sicológica. Ella no había entendido que el 24 de agosto debía llegar sus testigos y los llevó a una audiencia judicial en la que ya había pasado el tiempo legal, mientras que él llevó a dos de sus sobrinas para testificar, como resultado, la sentencia del juzgado, leída el 28 de agosto, salió a favor del alcalde, relató Cuellar.

Al saber que un equipo de Reporteros de Investigación estaba en la zona, Rubí García pidió hablar para dar su testimonio a mediados de agosto porque se siente vulnerable. Su caso es acompañado por dos organizaciones defensoras de derechos humanos el CEM-H y MILPAH.

El testimonio se mantuvo en suspenso mientras se conocía el resultado de la audiencia judicial.

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