fbpx

Chantal Mouffe:  Post-marxismo  y democracia radical

Por: Rossel Montes

Nacida en Charleroi, Bélgica, en 1943, Chantal Mouffe se encuentra entre los filósofos y filósofas post-estructuralistas y politólogo/as contemporáneos de mayor renombre. Mouffe es una filósofa y politóloga que ha tenido una buena recepción teórica en América Latina, sobre todo por los intelectuales que buscan desde finales del siglo pasado otras rutas para poder comprender y teorizar los nuevos acontecimientos socio-políticos de nuestras sociedades y que ya no eran explicables al calor del marxismo. Nuestra filósofa estudió con Althusser, eso responde sobre su influencia estructuralista, muy joven inició por la senda de la epistemología y la filosofía de la ciencia, estamos hablando de los años 70, es de hacer notar y es solo una curiosidad, que para ese momento aun no existía en Honduras la carrera de filosofía, y poco se sabe del pensamiento filosófico en Honduras, sobre todo, porque por otros lares de Latinoamérica, ya existían escuelas de filosofía con una larga tradición. Motivada por la enseñanza, se mudó a Colombia donde estuvo impartiendo clases de epistemología, pero sintiéndose insatisfecha, se regresó a Europa donde ha seguido con su producción teorica, solamente que ahora combinándola con la filosofía y la ontología. Mouffe inició su producción teórica para la post-guerra, momento histórico de la crisis del «Socialismo real», de los totalitarismos, la crisis del capitalismo tardío y el surgimiento de un capitalismo cada vez mas agresivo y globalizante.

La crisis del marxismo, o una de sus tantas crisis desde el surgimiento de este a finales del siglo XIX; generó la posibilidad de reconfigurar el panorama teórico y desarrollar una racionalidad anti-esencialista; con el surgimiento de los nuevos movimientos sociales, al mismo tiempo que surgía un nuevo movimiento teórico como el post-modernismo como crítica de la razón total, en ese sentido el post-marxismo de Mouffe retoma en su cuerpo argumental la categoría post que será un postulado de combate epistemológico para la construcción de una alternativa al marxismo clásico y la creación de una democracia post-moderna y agonista. De joven, en los años 60, participó de los movimientos estudiantiles, junto a su esposo Ernesto Laclau, que tiene una vasta obra y que recientemente murió. Es en esa época de efervescencia de posguerra que Mouffe tiene el contacto con el marxismo, sobre todo con el marxismo de Antonio Gramsci, y del cual tomará el concepto de Hegemonía, aunque algunos autores aseveran que lo toma del padre del marxismo ruso, George Plejanov, cuestión totalmente discutible.

Con el paso de los años, fue alejándose del marxismo con ayuda del estructuralismo y el concepto de la «evaporación del sujeto» tan defendido por Foucault, Derrida y Althusser, sobre todo de Derrida ella toma prestado conceptos que mezclará con su ontología política para hacer una deconstrucción teórica sobre conceptos que hasta ese momento era inamovibles, la crítica al esencialismo, al racionalismo, al marxismo clásico, al marxismo del siglo XX, a la tradición filosófica política desde la Ilustración, su postura respecto a la diferencia de los político y la política, la critica a la democracia liberal y la teorización de la democracia liberal, la hacen una de las pensadoras de la democracia radical a mi parecer junto a Castoriadis, de las mas conspicuas teóricas de dicho movimiento. Es interesante la polémica que Mouffe tiene con Castoriadis a finales de los 80, y que salió en un texto de Castoriadis titulado “Democracia y relativismo, Debate con el MAUSS” Fue un debate púbico de Castoriadis con los autores de dicha revista, donde nuestros autores debatieron sobre las posibilidades de la radicalización de la democracia, la situación de la tradición liberal y el pluralismo democrático, la crítica al esencialismo, y sobre todo la defensa de Castoriadis de la democracia directa como régimen no procedimental . Ambos pensadores defienden la democracia radical, aunque con distintos matices. Castoriadis hizo una defensa de la democracia más allá de la democracia liberal, atacando la forma representativa de esta como no democracia, como algo incipiente, incapaz de hacer de los sujetos, sujetos autónomos, verdaderos ciudadanos. Es importante recarlar que si bien Castoriadis aseveró que la democracia representativa no era una real democracia o insuficiente, no quiere decir que este y Mouffe no concibieran la importancia de la representación en el proceso la construcción de una democracia libertaria, la alternancia y dialéctica de representación-participación y deliberación. Sobre el concepto de democracia deliberativa de corte habermasiano lo explicaré en otro apartado, ya que se sale de nuestra breve disertación sobre la democracia radical.

La máxima preocupación teórica de Mouffe es la defensa de una democracia radical, la preocupación del estancamiento de la democracia liberal como el ultimo sistema político insuperable, y la crítica al individualismo que es el sustento de la democracia liberal, un sujeto atomizado que reclama su espacio como el único donde este se puede desarrollar, un sujeto que a decir de Gilles Lipovetsky: el individualismo contemporáneo es el paradigma del hombre contemporáneo. Pensar que la democracia liberal puede solucionar los problemas de las nuevas sociedades de masas, es a decir de Mouffe un grave error. El avance de la insignificancia, de un sujeto profundamente enajenado, mucho más que en los tiempos de Marx, un individualismo exacerbado, un sujeto y un población que no se siente parte de los problemas societales, sino que se sienten parte de un sistema que parece fragmentar la conciencia y ante eso, se ha despertado o creado una apatía ante lo político, y esto a decir de Mouffe es sumamente preocupante, porque el sistema democrático debe crear una cultura democrática, ser capaz de crear las condiciones, de crear ciudadanos cada vez menos enajenados, capaces de deliberar sobre los asuntos del Estado y de la relaciones en comunidad.

En «Hegemonía y estrategia socialista», obra publicada en 1985, y que será la obra que detonará la polémica en torno al marxismo clásico y la revisión de los viejos postulados que serán parte esencial del Post-marxismo. Mouffe y Laclau se proponen una revisión del marxismo clásico, ante la revisión de los viejos conceptos de clase, el conflicto de clase, la centralidad y supremacía ontológica de la clase obrera como sujetos de cambio. El post-marxismo se propone la superación del marxismo, la crítica al esencialismo determinista, es decir, el marxismo clásico estaba condicionado por una ontología del ser social de raigambre monista, esto es una postura filosófica y metodológica que reduce la realidad a una sola estructura de la realidad, en ese sentido el esencialismo se contrapone al pluralismo ontológico, la realidad y su causalidad es multicausal. En este sentido, la creación de un proyecto político en Mouffe y Laclau no se remite estrictamente a la izquierda, sino que este proyecto transformador debe o podría recaer en diversos elementos de la sociedad, de forma agonística, es decir, el conflicto. La democracia radical hace eje central el conflicto y no su evaporación, ya que el conflicto es el eje de toda sociedad, tal como lo había aseverado la sociología del conflicto del siglo XX y el mismo marxismo, solamente que esta teoría de democracia plural va mas allá de la lucha de clases.Esto no quiere decir que la lucha de clases queda evaporada, sino que la teoria de la democracia radical la contiene y la supera de forma dialéctica.

Uno de los grandes críticos del posmarxismo, es el filósofo político y sociólogo argentino Atilio Borón, Borón argumenta que el marxismo es cercenado de su esencia central y categorial en el post-marxismo de Mouffe,que los paradigmas teóricos no se superan con las discusiones teóricas, o cualquiera malabar o pirueta argumental; Borón dice que la superación de marxismo es un hecho que debe ser superado por la dinámica histórica. Las argumentaciones teóricas son un espejo de la sociedad, el mismo materialismo histórico fue una amalgama de propuestas teóricas en torno a un proyecto político y emancipatorio, una lectura de la realidad que vivió Marx y ésta debe ser superada en cualquier momento. La lectura decontruccionista y posestructuralista de ya no privilegia a la clase obrera como el sujeto de cambio, sino que se cambia al esencialismo ontológico por los nuevos movimientos sociales, como las reivindicaciones étnicas, sexuales, los movimientos ecologistas y ambientalistas, esta lectura es hecho debido a los cambios que según los autores de «Hegemonía y estrategia socialista», el capitalismo tardío había creado, la sociedad posindustrial (Alain Touraine) en medio de una modernidad liquida(Bauman) que ha fragmentado al individuo y lo ha vuelto todo efímero.

La democracia radical de Mouffe se postula sobre los hombros de grandes teóricos de la democracia, mas allá del proyecto de la modernidad, seria la radicalización del proyecto de la modernidad, su proyecto político de la democracia representativa, se postula mas allá de la democracia liberal, ante el individualismo posesivo (Mapherson) del liberalismo político y económico, la democracia radical va mas allá pero rescata el pluralismo democrático del liberalismo, se opone al individualismo de este y a la negativa de filósofos como John Rawls que elimina de la discusión la idea del bien común postulando un individualismo liberal ante el comunitarismo. Mouffe defiende al igual que los críticos comunitaritas de Rawls como Taylor, Macintyre, M. Sandel, (Este último recientemente recibió el premio Asturias en España) que la identidad del sujeto y sus derechos solo pueden concretarse en comunidad, la comunidad es la realidad concreta donde el individuo puede realizarse de forma integral.

El proyecto de Mouffe significa la posibilidad, al menos teórica, de crear una nueva hegemonía, ¿Pero es posible una democracia radical? ¿Una democracia y un sistema político que no rehúya del conflicto sino que tenga al conflicto como su realidad político primera? Ya sabemos lo complicado que es incluso lograr pequeños escaños de participación en las democracias liberales, cuando el liberalismo y el neoliberalismo creen no tener ningún tipo de competencia en la escena histórica.

La propuesta teórica de democracia posmoderna de Mouffe está encaminada a rescatar la filosofía política clásica, sobre todo, los conceptos de igualdad y libertad, y darles a estos conceptos un sentido común, con los nuevos movimientos sociales, ya que estos son según Mouffe, los sujetos de cambio, superando con esto el concepto de Marx de lucha de clases.

Noticias

Noticias

Investigaciones

Internacionales

A %d blogueros les gusta esto: