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El presidente extraditado por narcotráfico designó al Fiscal General, Óscar Chinchilla, para proteger drogas

Capítulo 1

"Oscar chinchilla designado para proteger drogas"

                                                                                                                            Parte 8 

«No se preocupe por la ley porque El fiscal general [Oscar] Chinchilla había sido designado para protegerlos a ellos y también a las drogas”, dice la condena de la Corte del Distrito Sur de Nueva York.  Óscar Chinchilla es mencionado oficialmente en una sentencia de la Corte del Distrito Sur de Nueva York.

Desde julio de 2022, se ha enviado de manera insistente al menos seis mensajes por correo y por «WhatsApp» al personal de Comunicación del Poder Judicial para solicitar entrevista y ofrecer total apertura para escuchar y difundir las respuestas de los servidores públicos mencionados. Seguimos esperando respuesta luego de dos semanas de publicaciones.

Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Para llegar a los Caballeros de Lepaera, hay que caminar hacia los Caballeros de Choloma, en la Costa Norte y remontarse a décadas atrás al pacífico hondureño.

Esta es la historia de cómo un presunto narcotraficante, presidente de Honduras, infiltró y controla el Poder Judicial.

No todos los Caballeros de Lepaera nacieron en este municipio. Si tuviéramos que enumerar los municipios por la importancia de sus personajes, en primer lugar estaría Gracias, Lempira, epicentro de negocios del expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández. Unos 17 kilómetros al norte está Lepaera.

Lepaera es la cuna del sólido grupo de hombres políticos del Poder Judicial ligados, por la misma filiación partidaria, al ex presidente enjuiciado por narcotráfico y tráfico de armas en Nueva York y dentro de la célula de los Caballeros de Lepaera se pueden incluir otros que nacieron en distinto municipios de Lempira, en Guarita, por ejemplo.

A cinco horas de viaje en automóvil, está Choloma,  214 kilómetros más al norte.

Por muchos años, Choloma fue la tierra de donde fluía leche y miel para la narcopolítica. Un terreno que con los años quedaría en el centro de las ambiciones por su posición geográfica.

Choloma es atravesada por la Cordillera del Norte. Una serranía conformada por exuberantes montañas que van cambiando de nombre a medida que surcan los departamentos que están en rutas del tráfico de drogas hacia Guatemala. Fue por ello que los aledaños departamentos de Cortés, Lempira y Copán se convirtieron en tierras de ensueño para los narcopolíticos.

2013

Choloma. Aquí en esta tierra de la maquila fue donde el helicóptero militar aterrizó. Unos minutos después el candidato a presidente de Honduras ingresó a la empresa Graneros Nacionales. Ahí estaba el empresario Fuad Jarufe Larach, el narcotraficante Geovanny Fuentes y el asistente del concejal del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial, Julio Barahona. Se sentaron alrededor de una mesa redonda. 

El asistente de una de las máximas autoridades encargada de nombrar jueces en el Poder Judicial sintió miedo al ver al presidente junto a un narcotraficante. En esa conversación —contó José Sánchez ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York—Hernández garantizó que tenía el control del sistema de justicia para eliminar la extradición y para llenar de “droga las narices de los gringos”.

La condena contra Geovanny Fuentes, contenida en el Case 1:15-cr-00379-PKC, Document 370, confirmó que en 2013, mientras Hernández se postulaba para presidente de Honduras, Geovanny Fuentes empezó a trabajar directamente con él. Lo  llamaba “Juancho”.

“El contador de Graneros vio al acusado reunirse con Hernández, quien visitaba Graneros regularmente para recolectar “cuotas” de supuestas contribuciones de campaña de Jarufe—dos veces, donde el acusado pagó sobornos a Hernández por un total de aproximadamente $25,000 y discutió sobre el Laboratorio”. Se refiere al narcolaboratorio operado por Geovanny Fuentes en Puerto Cortés.

“Durante la primera reunión, Hernández le solicitó al imputado acceso al Laboratorio porque estaba a poca distancia de la  ciudad portuaria más grande de Honduras”.

En esta reunión, Hernández le dijo a Fuentes que la policía, el ejército hondureño protegería los envíos de cocaína.

Fiscal General del Estado designado para proteger la droga

 “No se preocupe por la ley porque El fiscal general [Oscar] Chinchilla había sido designado para protegerlos a ellos y también a las drogas”, dice la condena de la Corte del Distrito Sur de Nueva York.

El plan del que hablaron ese día es que para cuando Estados Unidos supiera la verdad, habrían enmendado la ley a su favor, es decir, eliminado la extradición “porque ya estaban [el presidente del Congreso de Honduras, Mauricio] Oliva y Chinchilla” y así iban a llenar de “droga las narices de los gringos”.

Lo que no harían los jueces, lo harían los sicarios, un informe relacionado con el crimen de una de las víctimas de Geovanny Fuentes, sintetiza todos los hechos de corrupción y narcopolítica: “Las diferentes bandas delictivas en Choloma, incluyendo la MS13 y la 18, sirven como mandaderos para hacer el trabajo sucio de la elite económica y política del municipio, todo a la vista y con el conocimiento de la policía. Cuando los grupos de poder quieren amenazar o matar a alguien, pagan a estos grupos para hacerlo. Además de los asesinatos de empleados de la municipalidad mencionados en secciones anteriores, ha habido asesinatos de otras personas que puede haber sido por el mecanismo de sicariato, incluyendo los siguientes casos”…el informe sigue detallando los casos de asesinato de dirigentes patronales y sus crítica a la política local en Choloma.

José López, nombre modificado es un sobreviviente, vinculado a un caso bajo investigación de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York y que salió de Honduras con amenazas a muerte luego del crimen contra uno de sus parientes, por parte de esta estructura  de narcotráfico en Choloma, cuenta que el acuerdo del que hablaban ese día en Graneros Nacionales era al inicio de una trama, sustentada además por los Rosenthal, con el fin de  frenar la extradición.

De esta forma, altos funcionarios de la Corte Suprema de Justicia, empresarios de élite árabe palestina y políticos trabajaban para garantizar el control del sistema judicial para minimizar los riesgos de la extradición ante la creciente presión de Estados Unidos. Esto apenas empezaba.

Así que el futuro presidente de Honduras pactó el acuerdo con empresarios del norte. Foad Jarufe tenía un rol protagónico para la promoción del acuerdo entre la clase empresarial, dice el testimonio dado al equipo de investigación y en poder de las autoridades de Estados Unidos.

El presidente, empresarios y narcotraficantes tenían controlado el comercio de drogas. El tráfico de drogas y la distribución era operada por Geovanny fuentes, Héctor Emilio Fernández Rosa, Don H; Víctor Hugo Díaz Morales, alias El Rojo; el contable de Don H (un hombre que mantenía muy bajo perfil hasta entonces), los Valle Valle.

Pero a los narcotraficantes, les preocupaba fundamentalmente que las operaciones de la DEA avanzaran al tema de lavado de activos.

Asesinos sanguinarios

En su declaración en Nueva York ante la DEA, en el año 2019, Geovanny Fuentes, dijo que en un terreno de Jarufe Larach, en Cerro Negro, encontraron un narco laboratorio que supuestamente era de cocaína y que él administraba ese terreno.

La Corte del Distrito Sur de Nueva York tomó como hecho probado que el socio del presidente de Honduras involucró a muchos otros traficantes de drogas, así como a políticos y jueces, policías y miembros de los militares.

El control de la justicia no solo pasaba por tener un Poder Judicial bajo su mando sino también a los cuerpos armados del Estado.

“Unos meses más tarde, el oficial de policía que organizó la redada del Laboratorio estaba bebiendo en Discoteca Sandres en Choloma”. Fuentes al reconocerlo lo secuestró y junto a sus sicarios llevaron al oficial a la Laguna de Ticamaya, un lago en las afueras de Choloma.

Los narcotraficantes torturaron al policía, sentenció la Corte de Nueva York, golpeándolo en la cara y poniéndole una bolsa de plástico en la cabeza para sofocarlo. Clavaron alfileres en los dedos del oficial y le golpearon las manos con una pistola.

“El oficial “estaba pidiendo que no lo mataran porque tenía una hija, una hija pequeña a la que no quería dejar huérfana”.

La sesión de tortura fue para exigirle que revelara en el interrogatorio: “si su lavador y benefactor, Fuad Jarufe, había sido implicado en la investigación relativa a la Laboratorio”. Después de que estuvo convencido de que el oficial le había dicho la verdad y que el nombre de Jarufe no había sido mencionado, Fuentes mató al oficial.

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