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El “narco” que llegó a dirigir la inteligencia y seguridad de todo un país

Por Wendy Funes

El general Julián Pacheco Tinoco es el segundo hombre en importancia, del gobierno del expresidente Juan Orlando Hernández, más mencionado en Nueva York.

Los “narcotraficantes” suelen tener gustos ególatras con retratos de sí mismos, pistolas de oro o diamantes.

Nueva York | Reporteros de Investigación. El general tenía su propia estatua de prócer. La policía hondureña debía ver el monumento cada vez que entraba al edificio central de la Secretaría de Seguridad de Honduras.

Eso les iba llenando de cólera no tanto porque era un laurel que inmortalizaba a un hombre acusado de proteger el tráfico de cocaína y que les ordenaba irregularidades, como parar órdenes de captura, sino porque les dañaba su ego y les restaba poder. Si un oficial estaba a cargo de operaciones policiales de impacto tenía que llamarlo para pedir permiso.

La captura no se podía ejecutar mientras no fuera autorizada por el presidente, Juan Orlando Hernández. Si se trataba de sus amigos, no podían detener a esas personas. Además, los policías fueron acumulando enojos porque las recompensas del general eran para la Fusina, controlada por militares.

Una de las humillaciones que más recuerdan oficiales y policías fue en 2018 cuando los tuvo en formación varias horas, de pie bajo un sol ardiente de verano mientras debajo de la sombra de varias carpas condecoraba con 35 medallas, dentro de la instalación policial, a militares. No fue premiado ni un policía.

Los policías se sintieron humillados y creen que fue una orden del presidente Hernández para exhibir que eran los militares quienes habían tomado el liderazgo en todo sentido.

Salvo un grupito de oficiales de la cúpula de la Policía Nacional de Honduras que el general ascendió para que orbitaran alrededor de la gloria de su poder, estaban satisfechos al punto que mandaron a hacer ese busto, en su honor, unos días antes de la reelección de Juan Orlando.

Con Pacheco Tinoco al mando de la política criminal del Estado, la cúpula policial que cogobernaba bajo la egida militar estaba compuesta por los oficiales de policía Orbin Galo Maldonado, Gerson Velásquez, Rommel Martínez, José Francisco Perdomo Rodríguez, Jair Meza,  entre otros.

Dentro de las esferas de Pacheco Tinoco también estaba un comisionado de policía, casado con una diputada del Partido Nacional que acaba de pedir la baja al escuchar que Julián Pacheco Tinoco se ha convertido en el segundo hombre más mencionado en Nueva York, aseguró una fuente oficial.

Como si fuera el presagio de lo que dos años después iba a pasar en Nueva York, la estatua de Pacheco Tinoco fue destrozada en 2022. Pacheco Tinoco abandonó la Secretaría de Seguridad cuando el gobierno sucesor de Juan Orlando anunció que el policía Ramón Sabillón, que había capturado a la banda de narcotraficantes Valle Valle, sería el nuevo ministro de Seguridad.

El general dejó una Secretaría de Seguridad sin información, no acudió al traspaso de mando ni hizo la transición. Un día después de que se anunciara su retiro, un grupo de policías bajaron y quebraron la estatua de yeso que había costado 350,000 lempiras (Unos 14,500 dólares).

Esa fue la primera vez que la imagen de Pacheco Tinoco se hizo añicos. La segunda vez, es en Nueva York.

El más mencionado

Julián Pachecho Tinoco traducía la intérprete de la Corte con su acento norteamericano, cada  vez que un narcotraficante pronunciaba su nombre. Al general Pacheco Tinoco lo estuvieron mencionando desde el día seis hasta el día nueve de juicio que transcurrió del 26 de febrero al 1 de marzo en la Corte del Distrito Sur de Nueva York.

Dos de los narcotraficantes los señalaron porque colaboraba en el tráfico cocaína con la policía y las Fuerzas Armadas de Honduras bajo su servicio.

Con Pacheco Tinoco al mando de la inteligencia y la seguridad, los narcotraficantes Los Cachiros le dieron sobornos para que diera información sobre radares, inteligencia y de operaciones policiales, lo dijo en juicio Devis Leonel Rivera Maradiaga y lo repitió Fabio Lobo, el hijo del expresidente de Honduras, Porfirio Lobo Sosa.

Las patrullas para drogas, armas con sicarios de la MS

Fabio Lobo contó –al igual que lo hizo Devis Rivera y Guillermo Mejía Vargas– que el traslado terrestre de la droga a la frontera con Guatemala se hacía con un esquema de patrullas con policías y militares que iban cuidando la cocaína. Trabajan junto a la Mara Salvatrucha. Los militares y policías portaban armas de guerra y de reglamento y usaban las patrullas de la Policía Nacional para el trasiego.

Pacheco Tinoco había sido delegado por el presidente para tener este rol. En el cierre de una reunión política de Juan Orlando Hernández, Fabio Lobo lo llamó para que se subiera a su vehículo. Dentro, Fabio le pidió dos cosas: ayuda con contratos de gobierno, información de radares e información logística para el tráfico de drogas.

Juan Orlando Hernández le dio el nombre de la persona encargada de los contratos y de Julián Pacheco Tinoco como quien le daría información de radares para detección del tráfico de cocaína. En ese momento, Pacheco Tinoco se venía desempeñando desde el gobierno de Lobo Sosa como el jefe de inteligencia de Honduras.

Lobo declaró que no buscó directamente al general porque cuando hay cambio de gobierno las autoridades pueden seguir o las pueden remover.

Luego de eso, Lobo se reunió tres veces en la oficina del general. Le pidió apoyo logístico e información para sus actividades de narcotráfico. El general pidió una comisión a cambio de sus servicios para Los Cachiros, respondió ante el interrogatorio de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York.

La tercera reunión

En esa configuración de operaciones criminales, un día de 2014 Fabio Lobo llegó al salón de reuniones del despacho ministerial de la Secretaría de Seguridad para coordinar con el general Julián Pacheco Tinoco y le presentaría a miembros del Cartel de Sinaloa. El salón  tiene 10 sillas ejecutivas y un monitor grande para reuniones de planificación táctico policial.

Estos detalles no los contó Fabio en su declaración, pero lo que sí contó ante el jurado es que como gestor de Los Cachiros llevó  a dos mexicanos del Cartel de Sinaloa para reunirse con Julián Pacheco en la oficina de gobierno. Los mexicanos se los había presentado Devis Maradiaga cuando ya colaboraba con la DEA.

Cuando Pacheco los vio, se levantó y salió del salón y le dijo que era una trampa. Un tiempo después –según su declaración– Fabio supo que se trataba de oficiales encubiertos de la DEA que se habían hecho pasar como narcotraficantes.

Después de este incidente –conto una fuente oficial– Pacheco Tinoco mandó a borrar las cámaras de seguridad.

Fabio declaró que en su casa de Juticalpa, Juan Orlando le reclamó que tuviera más cuidado porque eso podía afectar sus negocios.

Dos días antes de la declaración de Fabio Lobo, durante el interrogatorio a Devis Rivera le mostraron una fotografía en la que aparecen sonrientes Lobo Sosa, Hernández y Pacheco Tinoco. Rivera los identificó a los tres.

“Este señor (Pacheco Tinoco) por medio de Fabio Lobo nos daba información de operativos de la Policía para que si iban a Colón pudiéramos mover todo de las propiedades”.

La droga era bajada en La Mosquitia hondureña y de ahí trasladada en camiones con doble fondo y cabezales por la carretera principal de Honduras, se usaba la escolta presidencial de Fabio Lobo; carros particulares, hombres con lanzagranadas, AK-47, AR-15, pistola. Para unos 400 o 500 kilogramos iban unas 30 personas.

Aproximadamente en 2009 o 2010, en la administración Lobo Sosa, Devis Maradiaga conoció a Geovanny Fuentes, un traficante de drogas de Choloma, Cortés, norte de Honduras.

A partir de esta nueva conexión, al esquema de seguridad de Los Cachiros se incorporó la Mara Salvatrucha (MS-13). En ese entonces, Pacheco Tinoco era el jefe de inteligencia del Estado.

Fuentes le dijo al Cachiro que tenía un laboratorio de procesamiento de cocaína y le invitó a invertir en él: “para que usted no se arrepienta mire compa la seguridad que tengo ahí son mareros de la MS-13, policías, militares”.

Fabio había entrado en los negocios de Juan Orlando Hernández en 2009 cuando se reunieron en el Restaurante El Patio, declaró. Lobo testificó que el diputado electo le presentó al narcotraficante alias El Cinco.

En esa reunión Fabio escuchó que el acusado Juan Orlando Hernández y El Cinco hablaban de mercancía y le dijeron que lo iba a llamar una persona que quería sus servicios como juez. Dos días después a Fabio Lobo lo llamó alias El Sentado. Se reunieron en el restaurante La Gloria en Siguatepeque para que le ayudara a recuperar un avión decomisado que llevaba 1200 kilogramos de cocaína.

Fabio Lobo hizo algunas gestiones con militares, policías y jueces pero la elección de su padre como presidente de la República era inminente y eso le impidió recuperar la cocaína.

“Yo le dije a Juan Orlando que el avión decomisado tenía cocaína y él me dijo líder please, please sea discreto”.

En otro momento estando en Juticalpa, el acusado le dijo a Fabio que se dio cuenta que estaba trabajando con Los Cachiros y cuando Fabio le dijo que harían aportes para su campaña, Juan Orlando respondió: muchas gracias, muchas gracias, líder, por su aporte a la campaña.

Contó que en una ocasión fue con Juan Antonio Hernández a una gasolinera y vio que recibió cuatro millones de dólares para la campaña de Juan Orlando Hernández. Ese dinero se lo entregó a Tony Hernández, Wilson (Magdaleno Meza) integrante de la estructura de los Valle Valle.

Pacheco no llegó a una institución impoluta. En Nueva York se han mencionado dos ejemplos,  antes de Pacheco Tinoco, ya venía una tradición criminal. El ex director de la Policía Nacional Juan Carlos Bonilla, Tigre Bonilla, había protegido drogas para la Mara Salvatrucha.

La testigo Andrea Santos contó que su ex pareja, Alexander Mendoza, alias El Porky, jefe de la MS-13, llamó molesto al Tigre Bonilla para reclamarle por la pérdida de una droga y le dijo que lo iba a matar. En respuesta, el jefe policial le pidió al líder de la MS-13 que se calmara y unos días después le entregó un lote de armas, según vio la testigo.

Vea: Testigos: narcos sobornaron a Carlos Zelaya por ayuda para Negro Lobo mientras Tigre Bonilla traficaba cocaína con la MS-13

Antes de que el Tigre Bonilla fuera director, Guillermo Mejía Vargas y Mauricio Hernández Pineda, primo de los Hernández Alvarado, trabajaban en la protección de cargamentos de droga que trasladaban custodiados en las patrullas policiales. Mejía Vargas y Pineda daban información de operaciones a su primo Tony Hernández, declaró Mejía Vargas con el seudónimo de Geovanny. No solo eso, Mejía Vargas se encargó de buscar a los sicarios para matar al fiscal contra el Lavado de Activos, Orlan Chavéz, reconoció en juicio.

Otro de los hombres de confianza de Pacheco Tinoco fue el general, Tulio Romero Palacios, hasta este momento nadie lo mencionó en el juicio del ex presidente en Nueva York.

Este viernes fue el noveno día de juicio y han declarado 11 testigos. Fabio Lobo testificó por dos días. En la sala 23 B habilitada para ver el juicio por un monitor, la tarde del viernes parecía como si había un partido de fútbol por televisión, los hondureños, periodistas, abogados y personas hondureñas residentes en Estados Unidos abarrotaron la sala, más de alguna vez se rieron al unísono ante las respuestas de Fabio Lobo para Raymond Colon, el defensor.

El proceso continua el próximo lunes 4 de marzo, en el salón del piso No.26 donde se ha desarrollado todo el proceso. Faltan algunos testigos de la Fiscalía y Colon anunció que también presentará testigos.

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