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La CIA en Honduras y la desapariciòn forzada

Derechos HumanosLa CIA en Honduras y la desapariciòn forzada

24 de diciembre, 2017

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Tegucigalpa, Honduras. El informe en Búsqueda de la verdad que se nos oculta” del excomisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras, Leo Valladares, revela documentos que evidencian el  apoyo militar de Estados Unidos a fuerzas militares hondureñas en la década de los 80 y el papel de la CIA en Honduras.

El sargento retirado de las Fuerzas Armadas hondureñas, Florencio Caballero Bonilla, fue una de las fuentes primordiales de información sobre el caso Carney y otros casos de abusos a los derechos humanos.

Caballero desertó del aparato hondureño de Inteligencia Militar 3-16 en junio de 1986, y más tarde compartió información en diferentes foros, algunos públicos y otros confidenciales. Esta sección examina el testimonio de Caballero y la respuesta del Gobierno de los Estados Unidos en relación al caso Carney.

En 1987, miembros de la familia Carney hicieron contacto con Caballero para entrevistarse con él en Canadá, donde el exmilitar había buscado asilo político. Caballero dijo a la familia Carney que las órdenes de ejecutar al Padre Carney y al líder de la guerrilla PRTC, Dr. José María Reyes Mata, venían directamente del General Gustavo Alvarez Martínez. Caballero señaló que el personal de los Estados Unido s, incluyendo a un agente de la CIA conocido como «Mister Mike» estaban presentes cuando recibieron las órdenes del General Álvarez. Este testimonio contradice las declaraciones oficiales de que el personal de los Estados Unidos no estaban informados del involucramiento de Carney con el PRTC hasta que la «Operación Patuca» se desarrolló.

Caballero, que estaba asignado a Nueva Palestina, dijo que él personalmente no había visto al Padre Carney, sin embargo, declaró que había escuchado de segunda mano, que el Padre Carney había sido capturado y conducido a El Aguacate, un campamento cerca de Catacamas, departamento de Olancho, que fué manejado por la CIA para los «Contras» nicaragüenses.

Caballero sostuvo que instructores de la CIA y del Pentágono, quienes entrenaron a los contras, estaban presentes en «El Aguacate» durante la detención del Padre Carney. Él informó a la familia que Carney fue subsecuentemente torturado y luego fue lanzado «vivo desde un helicóptero» sobre la selva hondureña.

Caballero, dijo además que él había visto el diario y algunos objetos religiosos que habían pertenecido al Padre Carney. El indicó que este diario fue más tarde entregado al Capitán Chávez Hernández, quien era el segundo del comando en el Batallón 3-16, después del Mayor Alexander Hernández.

En enero de 1988, Caballero testificó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en San José, Costa Rica, en el histórico caso de la familia de Angel Manfredo Velásquez Rodríguez contra el Estado d e Honduras.

También, Caballero compartió su testimonio con el periodista James Le Moyne, quien lo citó extensamente en su artículo titulado «Testificando sobre tortura» en el The New York Times Magazine, el 5 de junio de l988. En relación al caso Carney, el artículo de LeMoyne declara:

«Florencio Caballero dijo que interrogó a un sacerdote estadounidense, Padre James Carney quien apoyó al grupo guerrillero y que fue capturado con un grupo de 96 rebeldes, quienes se habían infiltrado a Honduras des de Nicaragua, después de haberse entrenado en Cuba. Caballero señaló que el Padre Carney y casi 70 de los guerrilleros capturados fueron ejecutados.»28

¿Caballero vio e interrogó al Padre Carney o no? esta discrepancia necesita ser clarificada. El artículo de la revista proporcionó detalles acerca de lo que expresó Caballero de haber sido entrenado por la CIA:

«Yo fui llevado a Texas junto con otros 24, por seis meses entre 1979 y 1980», así me lo informó Caballero, «Ahí estuvo un Capitán del ejército estadounidense y hombres de la CIA. El instructor en Jefe de la CIA fue Mr.. Bill.»… Caballero agregó que en Texas los estadounidenses «me enseñaron la interrogación, con el fin de terminar la tortura física en Honduras. Ellos nos enseñaron a nosotros métodos psicológicos—para estudiar temores y debilidades de un prisionero. Dejarlo parado, no dejarlo dormir, mantenerlo desnudo y aislado, poner ratas y cucarachas en sus celdas, darles mala comida, servirles animales muertos, echarles agua fría encima, cambiar de temperatura. Cuando yo regresé a Honduras, estadounidenses, chilenos y argentinos me entrenaron en asaltos, bombas y explosivos, «según recuerda Caballero».

«Después me integré a una unidad de inteligencia como interrogador. Nosotros capturamos e investigamos a subversivos.» Afirmó Caballero que «ocasionalmente un agente estadounidense de la CIA visitaba a escondidas la cárcel donde él trabajó, y a él le dieron informes escritos de interrogación sobre prisioneros».

Las alegaciones sobre las actividades criminales de la CIA, hechas por Caballero, en el artículo de LeMoyne, causaron una gran agitación de investigaciones del gobierno estadounidense. El 9 de junio de 1988, el Inspector General de la CIA, ordenó una investigación sobre las declaraciones de dicho artículo. El Comité de Inteligencia del Senado llamó al Director Adjunto para Operaciones de la CIA, Richard Stolz, a una audiencia a puertas cerradas sobre la capacitación de interrogadores hondureños y manuales de entrenamiento por la CIA. Después de esta audiencia y dos sesiones más a puerta cerrada con empleados del SSCI, el 14 y 17 de junio de 1988, el Comité; acordó suspender más cuestionamientos hasta que se hubiese concluído la investigación del Inspector General. Aunque la fecha exacta es todavía secreta, durante este proceso empleados de la SSCI se entrevistaron con Caballero.

Aunque fragmentos significativos de la información están todavía tachados, parte de las transcripciones de la audiencia del Comité de Inteligencia y de la entrevista de miembros del Comité con Caballero fueron entregadas al The Baltimore Sun en marzo de 1995, en respuesta a una solicitud FOIA. Partes separadas de un memorándum al Inspector General de la CIA del 24 de agosto de 1988, sobre el tema de «Investigación de las Alegaciones del Artículo del The New York Times del Involucramiento de la CIA con Oficiales Hondureños Acusados de Abusos de Derechos Humanos», fueron entregadas en agosto de 1997.

Un memorándum desclasificado indica que por lo menos un miembro del Congreso se reunió con oficiales de la CIA, cuyos nombres no se mencionan, para ser informado sobre la posible causa de la muerte del Padre Carney. El representante William S. Broomfield fue avisado que:

«(tachado) él podía asegurar al Sr. Broomfield que la CIA no tenía nada que ver con el deceso del sacerdote».

A pesar de esas declaraciones «sinceras» al congresista, la familia de Carney no recibió ninguna respuesta oficial de parte de la CIA sobre el destino del religioso, hasta cuatro años más tarde. El 7 de abril de 1988, el entonces director de la CIA, William Webster escribió :

«Estoy satisfecho de que la CIA no estuviera involucrada en la desaparición y obvia muerte del Padre James Carney en Honduras. De la información que tengo parece que lo más probable es que el Padre Carney pereciere; en la selva hondureña de hambre y por exposición a la inclemencia del tiempo. Aunque nosotros no sabemos exactamente qué pasó con el Padre Carney, quiero asegurarle que no tenemos información o evidencia de que él fue torturado o ejecutado».

Dos meses más tarde, el 16 de junio de 1988, el Comité de Inteligencia del Senado, la autoridad que provee supervisión de las actividades de la CIA en Honduras, sostuvo audiencias a puertas cerradas sobre los manual es de interrogación usados en Honduras. La única pregunta sobre el caso Carney la dirigió William Cohen, ahora Secretario de Defensa, al Director Suplente de Operaciones de la CIA Richard Stolz:

«Senador Cohen:… Puede la CIA confirmar la forma en que murió el Padre Carney?.

Sr. Stolz: No Señor,… nosotros entendemos (pausa del interlocutor) nosotros no sabemos la respuesta a esta pregunta. Yo hablé brevemente con el embajador Negroponte el martes y otra vez ayer, y la mejor información que al parecer todos tienen es que él murió de (pausa del interlocutor), que un número de ellos fueron liberados y que estaban en la selva en alguna parte y murieron. Pero yo no sé nada más que esto… si fue asesinado por las autoridades hondureñas. Simplemente no sabemos…» 

La transcripción de la audiencia indicó que no le exigieron a Stolz aclarar sus respuestas vagas y confusas.

Un resumen de cuatro páginas, que la CIA preparó para acompañar su entrega de documentos relacionados con Carney en Marzo 1997 esboza tres posibles escenarios al respecto de su destino. La primera «versión comúnmente aceptada» es «que el Padre Carney no fue capturado sino que murió de severa desnutrición». Esta versión se basa en las interrogaciones hechas a los guerrilleros y lo que aparece en el diario de Reyes Mata.

El resumen señala que «una segunda versión es que el Padre Carney fue capturado y posteriormente ejecutado por militares hondureños, versión que no puede ser descartada, considerando informes recientes que in dican que unidades militares hondureñas capturaron y ejecutaron a un número de insurgentes». Esta versión se basa en parte del testimonio de Florencio Caballero.

La tercera versión, presentada por la CIA, es la más inmoral y preocupante y supone que Carney «fue ejecutado por militares hondureños, pero agrega, que él fue torturado y después desmembrado». La CIA asegura que esta versión es «no corroborada» y «basada en información de segunda mano de un activista izquierdista con una agenda política particular».

Lea también:  Estados Unidos y el asesinato de Guadalupe Carney

 

 

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